Volvió todo lo que se pensaba olvidado. ¿Cuántos padres hay en este momento compartiendo un libro de la mítica colección Elige tu propia aventura con sus hijos? También hay jóvenes buscando vinilos para escuchar en sus tocadiscos nuevos y grupos musicales que se vuelven a reunir.
Otras personas vuelven a los clásicos del cine como Volver al futuro y Karate Kid; otros siguen visitando los arcades, y las marcas deportivas vuelven a los diseños de camisetas de fútbol de décadas pasadas o a modelos de zapatillas retro. Esta tendencia de la vuelta al pasado, a las estéticas y objetos vintage se convirtieron en puntos de encuentro entre generaciones.
Desde los reboots de series clásicas hasta la estética de los años 80 y 90 que domina en la moda actual, la nostalgia se presenta como un fenómeno que ofrece un escape, un consuelo y una vuelta a los lugares donde se vivió la felicidad. Pero la pregunta es: ¿por qué volvemos?
Según el psicoanalista, médico y doctor en psicología de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Gabriel Lombardi, el regreso al pasado puede ser visto como un escape frente a un presente que no ofrece garantías de estabilidad o satisfacción. En diálogo con Infobae. Lombardi definió que “la nostalgia es el dolor del retorno, que existe desde la antigüedad. Se trata del anhelo por retornar al hogar”.
Y agregó: “La necesidad de retorno es algo humano, demasiado humano”. La doctora Krystine Batcho, profesora de psicología del LeMoyne College, en Nueva York, investigadora de la nostalgia desde los 90 y creadora del Inventario de la Nostalgia, que evalúa la propensión a la nostalgia, dijo:
“Consumir medios nostálgicos de todo tipo nos da una forma de pensar sobre quiénes somos y nos ayuda a dar sentido a nuestro propósito en la vida”.
“La nostalgia es una forma de afrontar problemas como el aislamiento social, la desconexión o la soledad”, agregó Batcho y continuó: “Los momentos de adversidad pueden desencadenar la nostalgia porque recordar quiénes fuimos nos ayuda con la continuidad de nuestra identidad”.
Leonardo Murolo, doctor en Comunicación y profesor de la Universidad de Quilmes profundizó sobre la relación entre generaciones. “Interpela a personas que lo vivieron, como un regreso a tiempos donde sus problemas eran otros, y en general, cuando se ven en perspectiva se minimizan”, señaló en diálogo con Infobae.
¿Y por qué las nuevas generaciones recurren a otras épocas? “Los más jóvenes lo hacen por curiosidad, ya que conocen música, series, modas de esa época por sus padres o por figuras de esa época que siguen estando vigente”, dijo Murolo.
Por su parte, Ignacio Del Pizzo, magíster en Comunicación Digital Audiovisual y profesor de la Universidad Nacional de Quilmes, señaló a Infobae que la nostalgia es cíclica y constitutiva de las industrias culturales.
“En la contemporaneidad asistimos a una nostalgia que tiene la particularidad de jóvenes rememorando o añorando épocas no vividas”, explicó Del Pizzo y apuntó a una tendencia en la que las generaciones más jóvenes rescatan elementos de un pasado que no experimentaron directamente.
El informe anual de tendencias globales de Spotify reveló en 2022 que la generación Z siente especial predilección por la década de los ochenta y que ve en los recuerdos de la cultura pop una forma de aliviar su estrés.
“Se enfrentan al cambio climático, al desorden económico y a la amenaza de una Tercera Guerra Mundial. Y se ha demostrado que la nostalgia da una sensación de alivio en medio de la incertidumbre. Sin embargo, mientras que los milenials sienten nostalgia por las épocas anteriores que vivieron, la generación Z se aferra a casi cualquier época que les ofrezca un respiro de las dificultades del presente”, concluyó el estudio.
Sobre esta cuestión, Del Pizzo profundizó con una característica particular de la época y remarcó una cuestión interesante: “Es la primera vez que somos nostálgicos de una de un momento histórico que se proponía como el futuro para quienes nacimos antes de los 2000. Es decir, una de las novedades de la nostalgia contemporánea es que añora un pasado que se proponía como futuro”.
Según Murolo y Del Pizzo, también autores del libro Cultura Pop. Resignificaciones y celebraciones de la industria cultural en el siglo XXI (Prometeo), lo vintage vuelve a tomar fuerza y se convierte en el concepto central para entender modas, consumos y aspiraciones.
“Los medios familiares de nuestro pasado nos reconfortan emocionalmente, pero también satisfacen una necesidad cognitiva: fomentan la creencia de que las cosas irán mejor porque ya han ido bien antes”, afirmó Batcho en su libro Media and Nostalgia.
Ziyan Yang, profesora del Instituto de Psicología de la Academia China de las Ciencias, explicó que sentir nostalgia produce una sensación de calidez, afecto y pertenencia, lo que lleva a las personas experimenten un viaje mental al pasado y busquen revivir esos sentimientos. Yang señaló la nostalgia se activa fácilmente con películas y música, y que estas experiencias pueden ofrecer consuelo en momentos difíciles, ya sea a nivel personal o global.
¿No son esos los mundos que trae de vuelta Stranger Things? ¿Y el capítulo de Black Mirror que ganó dos premios Emmy? Explorar en los recuerdos muestra cómo el pasado se transforma en presente.
La psicología de la nostalgia
La nostalgia demostró ser un potente motivador para la participación en rituales, según una reciente investigación publicada en el Personality and Social Psychology Bulletin. Estos rituales, que varían desde meditaciones diarias hasta cenas familiares anuales, desempeñan un rol crucial en nuestras vidas psicológicas y sociales.
Hay más: la nostalgia incrementa la frecuencia de participación en estos rituales y contribuye significativamente a que las personas perciban sus vidas como más significativas.
El estudio explora cómo la nostalgia puede impulsar la transmisión y conservación de tradiciones a lo largo de las generaciones, y se enfoca en el impacto individual de esta emoción en la participación en rituales.
Según Tonglin Jiang, profesor adjunto titular en la Universidad de Pekín y autor principal del estudio, “la nostalgia anima a las personas a participar en rituales, que son prácticas comunes para marcar momentos de la vida y consagrar recuerdos preciados”.
En otra investigación, los científicos se preguntan si pueden los buenos recuerdos del pasado infundir felicidad, e indagan en cómo la nostalgia mejora el bienestar subjetivo al aumentar la gratitud. ¿Cuáles fueron los hallazgos? Según el estudio, la nostalgia mejora el bienestar subjetivo al potenciar el bienestar emocional. Para llegar a esta conclusión, el equipo científico analizó su efecto en el afecto positivo y negativo, así como en la satisfacción con la vida.
La investigación, basada en dos experimentos con adultos jóvenes, encontró que el impacto en el bienestar de los participantes expuestos a recuerdos nostálgicos, ya sea a través de un procedimiento de recuerdo guiado o de un video del pasado, depende de su valencia, la cual está influida por el tipo de evento que la provoca.
Sin embargo, en otra investigación, el investigador principal, David Newman, advirtió que los efectos positivos de la nostalgia pueden estar condicionados por la manera en que se evocan los recuerdos y definen a la nostalgia como una “emoción mixta”. En esta misma línea, un nuevo estudio de 2023, el mismo investigador vuelve sobre el tema.
¿Los resultados? Dos estudios de diarios con 151 participantes y más de 1,300 informes diarios revelaron que la nostalgia no es inherentemente positiva o negativa; su impacto en el bienestar depende de su valencia, la cual está influida por el tipo de evento que la provoca.
Este carácter ambivalente de la nostalgia lo retomó Batcho, en un podcast de la American Psychological Association (APA), donde definió a la nostalgia como una experiencia paradójica: dulce por los recuerdos agradables que evoca, pero amarga por la conciencia de la irrecuperabilidad del pasado.
La nostalgia, dijo la experta, es “una experiencia emocional que unifica”, que a las personas a integrar su pasado con su presente y futuro, lo que refuerza la continuidad de la identidad personal.
Esta conexión, explicó Batcho, es esencial en una era donde la fugacidad y la inmediatez dominan las interacciones y los recuerdos se vuelven efímeros, como se observa en las redes sociales, donde los fragmentos del pasado se convierten en tendencias virales de corta duración.
El rol de las redes sociales
Las redes sociales, el mundo digital e Internet son una caja de resonancia de estas tendencias retro. Sobre esto, Murolo señaló que “las redes sociales juegan un rol central” en esta resignificación, donde fragmentos de canciones, telenovelas y modas se transforman en contenidos breves como memes o TikToks, que mantienen viva una conexión con el pasado en un formato accesible y compartido.
No obstante, la nostalgia no está exenta de riesgos. Como advirtió Batcho, puede llevar a idealizar o distorsionar la memoria, y presenta un pasado que nunca fue tan perfecto como se recuerda.
Esto puede generar una desconexión con el presente y una falta de compromiso con el futuro.
“En estos tiempos de digitalización del saber, la experiencia es una dimensión bastante perdida”, dijo Lombardi y sumó que “la vida digital, nuestra second life, disocia los cuerpos de la presencia, del nombre, del tiempo, del lugar, de las raíces que dan consistencia a lo que se llamaba la sabiduría local, temporalmente radicada, que da una sensación de pertenencia, de procedencia, de identidad.
Lombardi concluyó que “las redes sociales, que no son verdaderos lazos sociales, han desconfigurado bastante esos parámetros” y agregó: “Las versiones retro de las generaciones más jóvenes son, precisamente, versiones. Versiones inventadas en un mundo donde la reproducción tecnológica digitaliza todo, lo aumenta, lo mejora, al mismo tiempo que destruye y transforma experiencias de otros tiempos”.
Esta resignificación no se limita a una mera reproducción; más bien, involucra una adaptación que permite a los jóvenes apropiarse de estos símbolos y adaptarlos a sus propios contextos.
Un ejemplo que aportó Del Pizzo para comprender este fenómeno en la música es la presencia de artistas contemporáneos como Dillom, quien, en sus conciertos, incorpora covers de bandas icónicas como los Ramones, reinterpretando su legado desde una óptica moderna.
Según Ignacio Pizzo, esto representa “una redefinición de la nostalgia, también como postura en relación a la crítica hacia las nuevas formas de hacer música”.
“Las versiones retro de las generaciones más jóvenes son, precisamente, versiones. Versiones inventadas en un mundo donde la reproducción tecnológica digitaliza todo, lo aumenta, lo mejora, al mismo tiempo que destruye y transforma experiencias de otros tiempos”, apuntó Lombardi.
A través de la música, la moda y los medios digitales, generaciones separadas por décadas encuentran un terreno común en la añoranza de elementos culturales que, si bien tuvieron su origen en tiempos específicos, han sido resignificados en el presente.
Según explicaron los expertos consultados por Infobae, el consumo nostálgico no es homogéneo y varía según el grupo demográfico y la cultura.
Mientras que los millennials y la Generación Z se sienten atraídos por los elementos vintage y retro, buscan autenticidad y conexiones con el pasado en un contexto digitalizado, las generaciones mayores tienden a buscar en la nostalgia un reflejo de sus propias vivencias y un ancla frente a los cambios rápidos y, a veces, desconcertantes del mundo actual.