Durante dos días, Buenos Aires se convirtió en el epicentro de dos shows que fusionaron la música con el compromiso social y benéfico.
El encuentro anual solidario de la Filarmónica Federal del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Argentina (SOIJAr), conocida por su enfoque inclusivo y su capacidad para unir a comunidades a través del arte, fue el hilo conductor de estas dos jornadas dedicadas a la música, la educación y la solidaridad.
Anoche, el Ciclo de Grandes Conciertos, coordinado por Juan Carlos Figueiras, tuvo como telón de fondo la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y un escenario que dejó de lado los debates legales para abrirle los brazos a la música.
Con espectadores que reunían no solo profesores y alumnos, sino también abogados y amantes de la música, este evento que tuvo como protagonista a la Filarmónica Federal SOIJAr, se presentó bajo la dirección del maestro argentino Guillermo Scarabino, destacándose por su formación compuesta por más de 100 jóvenes músicos de entre 11 y 25 años, todos ellos parte del Plan Argentino de Multiplicadores (PAM) de la Fundación SOIJAr.
A medida que la música empezó a fluir, se sucedieron piezas emblemáticas e interpretaciones notables como el Concierto para Violín N.º 1 en Sol menor, Op. 26 de Max Bruch, dirigido por el Maestro Guillermo Scarabino y con el becario Vicente Rodríguez como solista, así como la Marcha Eslava, Op. 31, de Piotr Ilich Tchaikovsky.
En tanto, el miércoles, la Filarmónica Federal de SOIJAr brilló, en el Teatro Coliseo, junto a tres artistas invitados que son emblema de la música argentina: Juan Carlos Baglietto, Lito Vitale y Hilda Lizarazu.
Desde 2005 la Fundación SOIJAr brinda formación musical y pedagógica como instrumento de educación ciudadana y promoción humana a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, educadores y agrupaciones musicales.
Más de 3.500 niñas, niños y jóvenes son parte de los programas que lleva a cabo la entidad, que alcanza a 19 provincias del país.
La Filarmónica Federal SOIJAr está integrada por jóvenes del Plan Argentino de Multiplicadores (PAM) de la Fundación SOIJAr, una propuesta de capacitación abierta para alumnos formados en las orquestas infantiles y juveniles del país, con el fin de potenciar los saberes alcanzados y vincularlos con la perspectiva metodológica Orquesta-Escuela para su desarrollo integral.
En cada una de las interpretaciones, que tuvieron diversos escenarios, el talento de los jóvenes músicos y su capacidad para transmitir y renovar las emociones a través de obras clásicas se convirtió en una constante que, además, había comenzado 24 horas antes.
El Concierto Solidario del miércoles, organizado por la Fundación SOIJAr, fue una nueva muestra del poder del arte para generar cambios sociales.
Con la participación estelar de la Filarmónica Federal del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Argentina (SOIJAr), dirigida por Valeria Atela, presidenta de la Fundación SOIJAr, el concierto se centró en recaudar fondos para diversas causas sociales, especialmente aquellas dirigidas a mejorar la vida de jóvenes en situación de riesgo.
La noche comenzó de manera poderosa con la interpretación de Juan Carlos Baglietto de “Canción de Alicia en el país” y “Dios y el diablo en el taller”. Su actuación, cargada de sentimiento, logró cautivar al público desde los primeros acordes, creando una atmósfera íntima y emotiva.
El reconocido cantante se destacó por su capacidad para conectar personalmente con los asistentes, algo evidente en la atmósfera general de la velada.
Uno de los momentos más memorables llegó cuando Soraya Emilse Domínguez y Emilia Manzón, de la Orquesta-Escuela de Voces de la Universidad Nacional de Mar del Plata, interpretaron “Crimen” de Gustavo Cerati.
La delicada, pero intensa interpretación de este tema dejó a todos sin aliento, en un sentido homenaje al legado del célebre músico. La hermana del cantante, Laura Cerati, se mostró emocionada entre el público del show.
Además, las cantantes Soraya Domínguez y Emilia Manzo, también se unieron para interpretar Los hermanos de Atahualpa Yupanqui y Todo cambia de Man Ray.
Nuevamente y, como ocurre en cada una de las presentaciones de estos jóvenes talentos, la música se convirtió en un vehículo para la solidaridad, pero también para el bienestar de toda la comunidad.