Este domingo, se celebra una fecha muy especial: el Día Internacional del Peluquero/Estilista. Para muchos, es una oportunidad de agradecer a esos profesionales que con su talento, tijeras, cepillos y secadores logran transformar nuestra imagen y, muchas veces, nuestra autoestima. Pero para mí, este día tiene un significado mucho más profundo.
No solo es una jornada de reconocimiento profesional, sino una ocasión para reflexionar sobre lo que significa verdaderamente ser un peluquero y cómo esta profesión ha moldeado mi vida desde que tengo memoria.
Nací y crecí en un entorno donde la peluquería no era simplemente un trabajo, sino una parte integral de nuestra vida cotidiana. Mi padre, un estilista italiano que llegó a Argentina hace más de 60 años con miles de sueños en el bolsillo y decidimos fundar como familia el salón y la academia Rocco Donna en mi natal Rosario, Argentina, que sería mi segundo hogar.
Desde temprana edad, estuve rodeado de la magia que ocurre cuando alguien se sienta en la silla del peluquero, esperando no solo un corte de cabello, sino una transformación, un cambio que va más allá de lo superficial. Mi madre, con una dedicación inquebrantable, administraba y trabajaba en el salón, y junto con mi hermano, quien también es estilista, absorbí todo lo que este mundo podía ofrecer.
Para mi familia, el salón de belleza no era simplemente un lugar de trabajo; era un espacio donde se creaban relaciones, donde se construía confianza, amigos, sueños y donde, se impactaban vidas. A través de mi padre aprendí que ser peluquero no es solo una cuestión de habilidad técnica.
Es un arte, una pasión, una vocación que exige paciencia, creatividad y, sobre todo, una profunda comprensión de la individualidad de cada cliente. Cada persona que se sienta en nuestra silla tiene una historia, una personalidad, un estilo único, y nuestro trabajo es realzar lo mejor de ellos, pero sobre todo escucharlos, entenderlos. El peluquero es como el terapeuta.
El Día del Peluquero es, por lo tanto, una celebración de esta dedicación. Es un momento para honrar a todos los profesionales que, como yo, ven en esta vocación mucho más que una fuente de ingresos.
Es una oportunidad para reconocer a aquellos peluqueros que se entregan con pasión y devoción a sus clientes, quienes no solo siguen tendencias, sino que las crean, quienes se esfuerzan constantemente por mejorar, aprendiendo nuevas técnicas, experimentando con productos innovadores y perfeccionando su arte.
Ser peluquero hoy en día implica mucho más que simplemente cortar el cabello. En un mundo donde la imagen es cada vez más importante, la información de las tendencias de la moda vuela, donde las personas buscan constantemente reinventarse y proyectar lo mejor de sí mismas, el rol del peluquero se ha vuelto esencial. No se trata solo de seguir las modas, sino de entender lo que cada cliente necesita para sentirse bien consigo mismo. Se trata de brindar confianza, de empoderar a través de la belleza.
En mi carrera como estilista, he tenido la fortuna de trabajar con muchas celebridades, personas cuya imagen pública es fundamental para su carrera.
Este trabajo con figuras públicas me ha permitido ver de cerca el poder que tiene un buen corte de cabello o un color bien logrado. Un cambio de look puede significar un nuevo comienzo, un relanzamiento de una carrera, o simplemente una forma de expresar una nueva etapa en la vida de alguien. Sin embargo, este poder de transformación no es exclusivo de las estrellas. Cada persona que entra a un salón de belleza tiene el potencial de experimentar esa misma renovación. Y es ahí donde radica la verdadera belleza de nuestra profesión.
Quiero aprovechar este Día del Peluquero para hacer un llamado a todos mis colegas. Recordarles la importancia de nuestra labor, no solo en términos de habilidad técnica, sino también en términos de la influencia que tenemos en la vida de nuestros clientes.
Nuestro trabajo es mucho más que un servicio; es una forma de arte que tiene un impacto directo en cómo las personas se ven a sí mismas y cómo son percibidas por los demás. Es por eso por lo que nos llaman los artistas del cabello. Es un trabajo que requiere dedicación, estudio constante y una pasión inagotable.
Hoy en día, el mundo de la peluquería está en constante evolución. Las tendencias cambian rápidamente, los productos y técnicas se vuelven cada vez más sofisticados, y la demanda de innovación es mayor que nunca.
Como peluqueros, debemos estar siempre un paso adelante, preparándonos y educándonos para ofrecer lo mejor a nuestros clientes. Pero más allá de las modas y las tendencias, lo que realmente importa es nuestra capacidad de conectar con las personas, de entender sus necesidades y de ofrecerles algo que vaya más allá de lo superficial.
En este Día del Peluquero, quiero rendir homenaje a todos aquellos que, como yo, ven en esta profesión una verdadera vocación. A esos artistas del cabello, que se levantan cada día con el deseo de aprender algo nuevo, de mejorar, de ofrecer un mejor servicio a sus clientes. A aquellos que se preocupan por cada detalle, que se toman el tiempo de escuchar y entender a quienes confían en ellos. A todos esos peluqueros que, con su trabajo, transforman no solo la apariencia de las personas, sino también su confianza y su autoestima.
El camino del peluquero no siempre es fácil. Hay días largos, clientes difíciles y desafíos que pueden parecer insuperables. Pero al final de la jornada, cuando ves la sonrisa en el rostro de alguien que sale del salón sintiéndose mejor de lo que entró, sabes que todo vale la pena. Esa es la recompensa más grande que podemos recibir como peluqueros.
Así que este domingo, celebremos nuestra profesión con orgullo. Reconozcamos el impacto que tenemos en la vida de nuestros clientes y la importancia de nuestro trabajo. Porque ser peluquero es, y siempre será, un arte que transforma vidas. Y eso es algo que merece ser celebrado.
*Leonardo Rocco es un reconocido artista del cabello de las celebridades, vocero, artista de plataforma, educador, personalidad de televisión, propietario de salones de belleza y creador de una línea de productos para el cuidado del cabello. Nacido en Argentina, con raíces italianas, ha vivido en Miami durante los últimos 21 años donde desarrolló su carrera profesional internacional. Es dueño de Rocco Donna Hair and Beauty Art, dos súper exclusivos salones de belleza, el primero ubicado en Ocean Drive y 1stStreet y el segundo en el Carillon Miami Wellness Resort en NorthBeach, además es creador de su línea de productos Rocco Donna Professional”. IG | @leonardorocco1