Por qué Jeff Bezos quiere crear una vacuna para reducir el metano generado por las vacas

Era febrero de 2020 y la noticia recorría el mundo: Jeff Bezos, la persona más rica del mundo en aquel entonces, donaba una parte de su fortuna personal ―10.000 millones de dólares― para luchar contra el cambio climático.

Era la primera vez que Bezos anunciaba su preocupación por el medio ambiente públicamente a través de su cuenta de Instagram, y además de su conocida obsesión por la exploración espacial con su empresa Blue Origin. Pero había un poco más.

En esa publicación también contaba que lanzaba la fundación Bezos Earth Fund, para financiar científicos, activistas, ONG y cualquier esfuerzo que ofrezca una posibilidad real de preservar y proteger el mundo natural.

Ahora, decidió dirigir su mirada y recursos hacia un nuevo horizonte: la creación de una vacuna para detener las flatulencias de las vacas. La donación de 12 millones de euros se repartió entre cuatro instituciones internacionales para avanzar con la investigación.

¿Por qué? Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el metano es responsable del 25% del aumento del calentamiento global y su concentración en la atmósfera. Y la mitad de esa emisión provienen de las flatulencias y eructos de vacas, ovejas y otros rumiantes. Es decir, representan una significativa fuente de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global.

De acuerdo un estudio de la Universidad de Duke, las emisiones de metano están aumentando rápidamente, con un ritmo sin precedentes en las últimas décadas. A su vez, los científicos a cargo de esta investigación advierten que los aumentos del metano atmosférico hasta ahora superan las tasas de crecimiento proyectadas, por lo que llaman a tomar mayores medidas con el objetivo de emisión cero.

Otro estudio de la Universidad de Curtin reveló que la cría de vacas menos flatulentas y la restauración de tierras agrícolas podrían reducir significativamente los crecientes niveles de emisiones de metano, que juegan un papel considerable en el cambio climático.

El metano es un gas muy potente y, para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, se necesita reducir las emisiones globales de este gas en un 50% para 2050. Sin embargo, hasta ahora no se han desarrollado soluciones a gran escala que permitan lograr esta meta. Por ejemplo, países como Dinamarca han impuesto impuestos a los ganaderos como medida para reducir las emisiones y financiar proyectos de reforestación y conservación de tierras.

Por eso, Bezos, en medio de su lucha por el espacio y la vida interplanetaria ―que lo tiene enemistado con Elon Musk― pone ahora el foco en esta vacuna para ayudar a salvar al planeta y, como Bill Gates, se mete de lleno en la filantropía y en el desarrollo de vacunas.

Jeff Bezos comenzó a manifestar interés en el medio ambiente y el cambio climático a partir de 2019. Ese año, anunció la creación del “Climate Pledge”, una iniciativa para reducir las emisiones de carbono y alcanzar las metas del Acuerdo de París, diez años antes de lo previsto.

El primer compromiso que asumió Bezos en aquel entonces fue hacer que Amazon sea carbono neutral para 2040. Sin embargo, según informó el medio de noticias tecnológicas The Verge, las últimas cifras que miden la huella de carbono del imperio de Bezos son de 2021 y arrojan que emitió 71,54 millones de toneladas de CO2, lo que supone un aumento del 18% desde 2019.

De acuerdo a la equivalencia que traza el medio estadounidense, esa emisión es la misma que contaminan 180 centrales eléctricas. Luego de esto, y a lo largo de los años, Amazon implementó varias estrategias para minimizar su huella ecológica, incluida la inversión en energía renovable. Y para 2025, Bezos prometió que Amazon funcionaría con un 100% de energía renovable.

“Los problemas a los que nos enfrentamos requieren que todos nos pongamos manos a la obra”, se lee en el sitio web de la fundación Bezos Earth Fund. También se lee: “La filantropía tiene un papel crucial que desempeñar a la hora de proporcionar financiación flexible y eficaz y capacidad para asumir riesgos, así como para aportar conocimientos independientes al diseño de soluciones”.

En 2021, la fundación de Bezos donó 433 millones de dólares a varias organizaciones que luchan contra el cambio climático. En 2023, hizo lo suyo con la colaboración con 45 millones de euros para contribuir a la protección de la Amazonía brasileña.

Ese mismo año, la fundación de Bezos anunció, junto a la de Leonardo DiCaprio, el proyecto “Protecting Our Planet” (”Protegiendo Nuestro Planeta”) la recaudación de 200 millones de dólares para preservar la selva amazónica, la biodiversidad y lograr la “deforestación cero”.

Ahora, Bezos, va por la vacuna contra las flatulencias de las vacas.

La vacuna, para la que Bezos aportó una suma millonaria, aún se encuentra en fase de prototipo, pensada para ser administrada solo una o dos veces a lo largo de la vida del animal, con el objetivo de inhibir la actividad de microorganismos metanogénicos en su sistema digestivo.

“Esta investigación pionera explora si es posible alcanzar un objetivo ambicioso para reducir las emisiones de metano del ganado”, dijo el doctor Andrew Steer, presidente y director ejecutivo del Bezos Earth Fund.

Y agregó: “Las vacunas han demostrado ser increíblemente eficaces en la salud mundial y, si podemos aplicar este enfoque al ganado, el potencial de reducción de las emisiones es inmenso. El Bezos Earth Fund está comprometido con proyectos de alto riesgo y alta recompensa como este”.

Para eso, la fundación se encargó de distribuir los 12 millones de euros entre distintas instituciones, en trabajo colaborativo: 9,8 millones entre el Pirbright Institute (Reino Unido) y la AgResearch (Nueva Zelanda) y 1,2 millones entre la Royal Veterinary College (RVC), (Reino Unido) y la Estación Experimental del Zaidín (EEZ), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) (España).

La Bezos Earth Fund y el Global Methane Hub ― una organización filantrópica dedicada a reducir las emisiones de metano a nivel mundial― manejan una cartera de subvenciones que buscan reducir las emisiones de metano mediante genéticas de bajo metano, alimentos mejorados y mejores prácticas de gestión ganadera. Estos enfoques pueden ser efectivos en geografías y tipos de ranchos específicos, pero una vacuna ofrece una solución universal y de fácil implementación.

“Acabamos de anunciar aportes para la vacuna contra el metano del ganado. Esto me entusiasma. Yo lo llamaría un proyecto descabellado: si funciona, podría tener repercusiones a nivel planetario. Pero creo que ese es el tipo de riesgo que debemos asumir”, dijo Andy Jarvis, director del área de alimentos del Bezos Earth Fund.

¿Por qué esta investigación es un tema crucial para el desarrollo de la vacuna? La idea que financió Bezos parte del desconocimiento existente sobre el control inmunológico que el animal ejerce sobre la población microbiana y su actividad. Entonces, si sale bien, la vacuna sería una solución escalable y rentable a nivel mundial, que puede integrarse fácilmente en los sistemas de gestión agrícola existentes.

El proyecto, definido al mejor estilo Bezos como un “lanzamiento a la luna”, se enfrenta a dos desafíos cruciales, enfocados en distintas fases del desarrollo dentro de los ámbitos inmunológico y veterinario.

El primero, liderado por el Royal Veterinary College (RVC) en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explora cómo es la colonización temprana de microbios metanógenos en el tracto digestivo de los terneros y su interacción con el sistema inmunitario. Para eso se utilizan avanzadas técnicas de multiómica, histología e inmunología. Esta fase también incluye el desarrollo de metanógenos marcados con fluorescentes para estudiar detalladamente las interacciones microbianas.

En el segundo desafío, investigadores del Pirbright Institute y AgResearch se centran en identificar y caracterizar los anticuerpos necesarios para neutralizar a los metanógenos de forma eficaz.

Esto implica aislar anticuerpos de ganado inmunizado y evaluar su eficacia en laboratorio, con el objetivo de fomentar respuestas inmunitarias de amplio espectro y diseñar prototipos de la vacuna que puedan reducir las emisiones de metano entre un 30% y un 50% sin afectar la digestión y la salud general del animal.

Al comprender las respuestas precisas de anticuerpos requeridas, podemos proporcionar un camino claro para el desarrollo de la vacuna”, dijo el profesor John Hammond, líder del grupo de inmunogenética en el Instituto Pirbright.

“Nuestro trabajo tiene como objetivo proporcionar los conocimientos básicos necesarios para desarrollar intervenciones eficaces”, señaló el doctor Dirk Werling, profesor de Inmunología Molecular en el RVC.