El papel del bartender es una mezcla de arte y de paciencia. La precisión con la que mide y combina los ingredientes, así como la creatividad que emplea para pensar nuevos sabores, recuerdan al trabajo de un artista.
Pero este rubro no se limita a la preparación de un trago, ya que estos profesionales también deben ser expertos en detectar la atmósfera de cada entorno y en generar experiencias y repercusiones positivas en el público.
“Pese al estrés y a las largas horas sin dormir, lo más gratificante es que vengan los novios o el cumpleañero y me diga ‘gracias’”, introduce el bartender Francisco Gandione sobre su labor detrás de las barras. Se trata de un testimonio de primera mano para comprender y dimensionar los pormenores de esta profesión.
“Trabajo en el tema hace aproximadamente 12 años. Tengo un servicio de barras para eventos”, sigue en diálogo con Infobae. Hasta aquí, una descripción de su profesión y un repaso de lo reconfortante que resulta generar sensaciones positivas en el público, con los cócteles y los toques de autor como bandera.
No obstante, Gandione debió superar desafíos que lo llevaron a cambiar el rumbo momentáneamente y, luego, a reconvertirse. “Tuve un pico de éxito grande en los primeros 5 ó 6 años y, con la cuarentena, todo se desplomó”, revela.
Y recuerda: “Tuve que reinventarme haciendo chocolates para darle de comer a mi hijo. Cuando resurgieron los eventos masivos, el contexto fue distinto: había que empezar de cero de nuevo”.
Gandione, de 38 años, trabajó durante más de una década en un organismo público. Sin embargo, con la idea de tener un ingreso extra, se adentró en el mundo de la coctelería. Esta actividad secundaria pronto se convirtió en una verdadera pasión.
La llegada de su hijo marcó un punto de inflexión en su vida. Francisco deseaba pasar más tiempo con su familia, por lo que decidió abandonar su trabajo anterior y dedicarse exclusivamente a la coctelería. A partir de 2012, su emprendimiento comenzó a prosperar notablemente.
Gandione desplegó su creatividad en diversos casamientos y eventos importantes, incluyendo la fiesta de final de grabación de “Focus”, la película protagonizada por Will Smith que se filmó en Argentina.
La pandemia de COVID-19 supuso un duro golpe para el proyecto, y lo obligó a buscar nuevas formas de sustento. En ese contexto, se reinventó elaborando chocolates con formas de Star Wars, lo que le permitió mantenerse y proveer para su familia durante esos tiempos difíciles.
“Hoy en día, con el negocio más estable, mi próximo desafío es llevar el producto a Miami. Para que se den una idea, un servicio en esa ciudad de Estados Unidos puede oscilar entre los 20 mil y los 50 mil dólares. Allá, lo que la gente busca es una experiencia: el show, que revoleen cocteleras y que prendan fuegos”, cuenta Gandione.
Al tiempo que amplía: “Acá, lo que se busca es un servicio de barra de lujo, pero convencional. No importa la cantidad de tragos de autor que ofrezcamos en nuestra carta, la gente siempre se termina volcando a los clásicos como el fernet y el gin tonic”.
Uno de los pilares y de las satisfacciones que resalta Gandione a la hora de describir su trabajo es estar “presentes en los momentos más felices de las personas, ya sea un casamiento, en un cumple de 15 o en un evento corporativo”.
Así, con cada movimiento detrás de la barra, este profesional asegura que las personas no solo disfruten de un cóctel, sino también de una experiencia memorable que querrán repetir en cualquier lugar del planeta, con Miami como próximo objetivo.