En septiembre de 1972, Elon Musk apenas tenía un año y tres meses, lloraba continuamente, comía mucho y dormía poco. Sus estados de ánimo cambiaban con rapidez, aunque era un bebé realmente dulce, según Maye Musk, su madre. Pronto la vida de ese niño, que hoy es una de las personas más influyentes del mundo, cambiaría.
Ese año, Elon dejó de ser hijo único para recibir a su hermano Kimbal Musk, un compañero inesperado y fundamental para el creador de SpaceX y Neuralink. Nacido en Pretoria, Sudáfrica, Kimbal heredó la misma personalidad innovadora de su hermano, pero en otro ámbito: la cocina y la alimentación sustentable.
Con su nacimiento, Elon experimentó una de las relaciones más profundas y cruciales. Y Kimbal se convirtió en una suerte de escudo protector o guardián del bienestar de su hermano.
Ambos ―junto a su hermana menor, Tosca― fueron protagonistas de la violencia que se respiraba y padecía en la casa durante su infancia, también de las numerosas experiencias traumáticas y duras que atravesaron. Pero siempre juntos.
“Yo no quería dejar a mi hermano solo con él. Mi padre logró que mi hermano fuese a vivir con él haciéndole sentir culpable y luego hizo otro tanto conmigo”, supo decir Kimbal en la biografía del escritor Walter Isaacson, Elon Musk.
Pero Kimbal no solo comparte lazos de sangre con Elon, sino también un historial de iniciativas comerciales desde una edad sorprendentemente temprana, como Zip2, X.com, PayPal, Tesla y SpaceX. Desde los campos de supervivencia en la infancia a crear empresas millonarias, la vida de los Musk estuvo marcada por proyectos ambiciosos, que reflejaban ya en ese entonces su carácter emprendedor.
Sin embargo, la vida del hermano menor del magnate tecnológico dio un vuelco en 2010, cuando tuvo un grave accidente esquiando ―se quebró el cuello, sufrió una parálisis y se sometió a una cirugía para reparar su médula espinal― que lo hizo acercarse a la espiritualidad y otras experiencias místicas: dijo que escuchó “la voz de Dios” y afirmó que experimentó con ayahuasca.
Ese giro lo llevó, incluso, a distanciarse de su hermano Elon en 2018 tras discusiones y uno de los “mayores infiernos” de Elon con Tesla. Pero en 2020 volvieron a acercarse para afrontar juntos la recuperación del COVID que tuvieron en simultáneo.
Con un perfil más reservado que su hermano y el “favorito” de su padre, Errol, Kimbal es uno de los máximos referentes foodie de Estados Unidos, que promueve el comercio local y productos orgánicos, que promete revolucionar la comida a través de la tecnología.
“La comida es una de las últimas fronteras que la tecnología todavía no ha abordado”, supo decir Kimbal en Food Tank Summit, en 2017. Con estas ideas, sumado a las acciones en todas las empresas de su hermano, logró amasar una fortuna es superior a los 700 millones de dólares, según Forbes. La innovación parece estar en los genes.
La infancia de aventuras
La relación de Kimbal con su hermano Elon desde pequeños fue de suma importancia. Ambos compartían una curiosidad insaciable y una capacidad extrema para adentrarse en aventuras.
En un viaje que hicieron Elon, Kimbal y Tosca junto a su padre a Hong Kong, el hermano menor recuerda en la biografía de su hermano que vagaban por las calles solos, mientras su padre hacía negocios. ¿Qué más hacían? Veían películas de samuráis y dibujos animados en la tele del hotel. También entraban en las tiendas de electrónica, donde podían jugar a videojuegos gratis.
Cuando se mudaron de Sudáfrica a Canadá para vivir con su padre, la relación entre primos también marcó a los hermanos Musk y proponían ideas emprendedoras. Una Pascua, prepararon huevos de chocolate, los envolvieron en papel de aluminio y los vendieron de puerta en puerta. Kimbal ideó un ingenioso plan: en lugar de venderlos más baratos que los huevos de Pascua de la tienda, incrementaron su precio.
Con diez y once años, los hermanos veían negocios. “Los hacíamos por 50 centavos y cobrábamos US$10, y todos nos preguntaban: ‘¿Por qué cobran tanto por estos huevitos tan chicos?’ –le dijo al sitio de negocios CNBC news–. Y yo respondía: ‘Bueno, estás apoyando a un pequeño capitalista. Y la verdad es que si no me lo compras a mi, probablemente no compres ninguno, y yo sé que tu puedes pagar US$10′″.
Elon era un niño competitivo y llegó a pelearse con su hermano a los puñetazos. Tanto discutían que terminaban en el piso. “La manera de ganar era ser el primero en soltar un puñetazo o en dar una patada en las pelotas al otro. Eso ponía fin a las peleas”, recuerda Kimbal.
La primera empresa la fundaron juntos y también con el apoyo de su madre, que les dio el capital inicial: US$10.000. Era 1995, Elon tenía 24 años y Kimbal 23, y Zip2 iba a instalarse como una de las pioneras del éxito de las puntocom.
Era una guía turística online que proveía contenidos a las incipientes versiones online de The New York Times y el Chicago Tribune. La vendieron cuatro años más tarde a Compaq en US$307 millones. Kimbal invirtió parte de sus ganancias en startups como X.com (posteriormente PayPal), adicionalmente a sus inversiones en Tesla y SpaceX.
Kimbal desarrolló un temprano interés por la cocina y la alimentación, influenciado por los trabajos de su madre en el campo de la nutrición. Desde sus primeros años, el hermano menor de Elon fue testigo de la pasión de Maye por su trabajo como dietista y modelo.
Esta combinación de ciencia, salud y emprendimiento en su hogar fue un caldo de cultivo para el desarrollo de las áreas que más tarde Kimbal elegiría para su vida profesional.
Una vez que Kimbal se mudó a Nueva York, se unió al Instituto Culinario Francés para seguir su pasión por la comida. Más tarde lanzó The Kitchen, que ahora es uno de los mejores restaurantes de Estados Unidos.
Kimbal es padre de tres hijos, a quienes comparte con Jen Lewin, de quien se divorció en 2018. Hay otro punto de conexión entre los hermanos Musk: los dos pasan dificultades que tienen que ver con su relación con la figura paterna y con cómo ser ellos mismos figuras paternas para sus hijos.
Kimbal se volvió a casar ese mismo año con Christiana Wyly. A la pareja la mueve la misma pasión: cambiar el mundo a través de la comida.
Alimentación sustentable y huertas urbanas verticales
La filosofía de Kimbal sobre la alimentación sustentable y un sistema alimentario más justo se refleja en todo lo que hace. Y hay otro punto de contacto con su hermano mayor: emprenden una profunda búsqueda por mejorar el mundo. La labor de Kimbal a favor de un mundo más verde y saludable es bastante significativa.
Según cuenta Maye Musk, su madre, en un posteo de la red social de su hijo mayor: “Kimbal empezó a cocinar para nosotros cuando tenía 12 años. Le encanta cocinar. Por suerte para nosotros”. Pero fue recién después de la separación empresarial de su hermano que dio rienda suelta a su verdadera pasión: la cocina.
“Cuando era niño, cocinaba en casa, y cuando cocinaba, todos se sentaban y comían, y esa era la forma en que me conectaba con mi familia”, declaró Kimbal en 2015 a The Guardian y agregó: “Solía organizar fiestas de cocina en la universidad. Todos venían; a veces simplemente harías macarrones con queso, pero si lo haces mejor que los demás, puedes lograr que la gente venga a ti”.
Desde su separación profesional con Elon Musk, tras la venta de PayPal a Ebay por 1500 millones de USD en acciones, Kimbal se dedicó al sector gastronómico y a la sostenibilidad ambiental. Para eso, se mudó a Nueva York, estudió gastronomía en el Instituto Culinario Francés de Nueva York y fundó The Kitchen Restaurant Group, una cadena de restaurantes con sedes en Boulder, Denver y Chicago.
El primer restaurante fue The Kitchen, un bar elegante y “top”, que inició el boom de las mesas comunitarias y la “comida real”. Luego se expandió y creó Next Door American Eatery, un restaurante enfocado en la eficiencia energética y el apoyo a los productores locales. Incluso publicó un libro.
También creó SquareRoots, una empresa que apuesta por los huertos urbanos verticales con la que pretende, según explica en su sitio web, crear “sabores reales” como una solución a los retos medioambientales y de sostenibilidad que enfrenta la producción de alimentos convencional. “Si lo hacemos bien, significará que habrá comida para todos”, declaró en 2017 en una convención de alimentación.
“Tenemos abundante comida. Necesitamos comida real que nos alimente de verdad, y eso requiere enormes cambios en cómo usamos la tierra. Nosotros estamos usando enfoques tecnológicos muy interesantes”, supo decir en una convención.
Las granjas verticales del hermano menor del creador de SpaceX son incubadoras que utilizan tecnologías avanzadas, incluyendo iluminación LED y sistemas de control ambiental, para optimizar el crecimiento de las plantas en un espacio reducido. ¿Cómo es su sistema? Se utiliza contenedores con agua reciclada y agricultura hidropónica (cultivar plantas en disoluciones minerales, en lugar de suelo agrícola) para producir alimentos locales.
Este modelo no solo permite una agricultura más ecológica y sostenible, sino que también responde a la creciente demanda de productos alimenticios producidos de manera responsable. Al mismo tiempo, la empresa brinda envases reutilizables, un signo más de compromiso con la reducción de residuos.
También fundó Big Green, una ONG enfocada en la educación sobre alimentación saludable en escuelas. “Llevamos miles de años aplicando la tecnología a la agricultura. Pero es ahora cuando tecnología moderna está funcionando para crear comida real”, expresó a través de Twitter.
“Hacer negocios puede ser brutal, pero lo gratificante es desarrollar algo que el mundo valore”, dijo en la conferencia Food for Tomorrow en 2017.
Su experiencia con ayahuasca
A diferencia de su hermano Elon, quien expresó en distintas ocasiones su escepticismo hacia la religión, Kimbal relata haber experimentado un cambio radical en su visión del mundo y su propósito después de un grave accidente y el consumo de ayahuasca.
Cuando Kimbal tenía 37 años tuvo un accidente de esquí. Pero no cualquier accidente: se había roto el cuello y sufrió una parálisis por varios días. “Antes de ese accidente, era mucho más un técnico de línea dura”, dijo en una entrevista con Dave Asprey.
Este evento crítico, junto con una cirugía exitosa para reparar su médula espinal, marcó el inicio de su transformación personal hacia una vida más orientada hacia el alma y el espíritu. “No soy una persona religiosa. No estoy suscrito a ninguna religión, pero sentí la voz de Dios. Sentí una profunda resonancia en mí”, dijo el hermano menor de los Musk.
Tras la cirugía, Kimbal recuerda: “Fue en ese momento donde dije: ‘Dios, si me curo, realmente me dedicaré a la alimentación de una manera que haría del planeta un lugar mejor’”, dijo, y agregó que la experiencia lo hizo más “orientado al alma y al espíritu”. Y así fue. Él creía en la curación de la mente mediante el empleo de alucinógenos naturales legales.
Según recuerda, esa misma voz de Dios la escuchó cuando participó por primera vez del ritual de la ayahuasca, que consiste en beber tés alucinógenos bajo la dirección de un chamán. Allí sintió que iba a morir. ”En la ceremonia de ayahuasca se pasa por la muerte del ego. Toda la mochila que llevas, muere. Después, eres un ser humano distinto”, explica Kimbal en la biografía.
También quiso convencer a Elon de que ir juntos a una ceremonia espiritual con ayahuasca en 2020. ¿Por qué? Kimbal decía que podría ayudarle a domar sus demonios. Elon dijo que no. “Tengo sentimientos que están sepultados bajo un montón de capas de cemento, no estoy listo para abrir todo eso”, recuerda en la biografía. Lo único que quería era compartir tiempo con Kimbal.
“Fue una experiencia poderosa para mí, pero no necesariamente la necesité esa segunda vez. Ya la tuve, y es el encuentro de almas y espíritus que ahora aplico a la comida que cocino para mi familia”, asegura.
Se habían peleado en 2018 y fue Elon quien llamó a Kimbal en 2020, porque se habían contagiado casi al mismo tiempo de COVID. Ambos pasaron el aislamiento juntos, entre videojuegos y maratones de la serie Cobra Kai.
“Fue como si fuéramos dos niños otra vez. Fue muy bonito, el mejor momento. No pensábamos que pudiéramos volver a tener una semana así en nuestra vida”, rememora Kimbal sobre ese momento.