Llegamos a nuestro hogar después del trabajo y encontrar un momento de ocio o descanso se vuelve una misión imposible: las tareas domésitcas, los niños, los cuidados, la comida, las mascotas. Y la lista sigue, generando un cóctel explosivo para nuestro bienestar mental y la salud.
El tiempo libre, entonces, se ha convertido en un recurso cada vez más preciado y, paradójicamente, escaso para muchos. ¿Por qué, a pesar de las comodidades y avances tecnológicos, percibimos que tenemos poco tiempo libre?
Esta aparente paradoja ha despertado el interés de expertos y psicólogos sociales, quienes exploran las complejas dinámicas que influyen en nuestra percepción del tiempo y su disponibilidad. Cuáles son algunas de las razones detrás de esta sensación generalizada de falta de tiempo libre y qué podemos hacer en nuestra rutinas.
El tiempo del exceso y la velocidad
El estilo de vida moderno, donde las obligaciones laborales y personales ocupan gran parte del día, juega un papel crucial. También, la constante conexión a dispositivos móviles y plataformas digitales puede generar una sensación de estar siempre “ocupados”.
Además, la presión social por ser productivos y la dificultad para establecer límites entre el trabajo y la vida personal contribuyen a esta percepción. Sumado a esto, el manejo ineficiente del tiempo y la tendencia a sobreestimar las obligaciones frente al tiempo realmente disponible son aspectos que refuerzan la sensación de falta de tiempo libre.
Según señaló el psiquiatra, psicoanalista, escritor y académico José Abadi a Infobae,“Vivimos en el tiempo del exceso, de la velocidad, del vértigo, de un tiempo en el que no permite que los acontecimientos se vuelvan una experiencia, en aprendizaje”.
“Muchas veces no tenemos tiempo libre porque creemos que somos muy activos y, en realidad, somos agitados, y nos olvidamos que no hacer nada por un tiempo no es algo culposo y negativo, sino algo sano, como lo decían los filósos griegos”, agregó Abadi.
Y profundizó: “Sentimos que tenemos poco tiempo libre no solo porque tenemos una cantidad de ocupaciones que nos ponemos durante del día para llegar al famoso workaholic, esa adicción al trabajo, donde lo único que hacemos es estar todo el día en actividad, sino también porque estamos en constante velocidad y no nos damos un tiempo para detenernos, respirar, estar consigo mismo y para poder encontrar una calma”. Para Abadi, la calma es un factor importante, ya que “hace mucho bien y permite un reestablecimiento de un equilibrio mucho mejor”.
En esta misma línea, el reconocido conferencista, orador de TEDX, consultor, referente en futuro del trabajo y autor del libro El futuro del trabajo ya llegó, entre otros, Alejandro Melamed consideró en diálogo con Infobae, que “no es que no tenemos tiempo libre, sino que lo tenemos ocupado”.
“Estamos en el tiempo de la patología de la productividad y del cansancio, como dijo Byung Chul-Han”, sentenció Abadi. Por su parte, Melamed coincidió en la visión del filósofo coreano en que “nosotros mismos nos generamos la ocupación y siempre encontramos una buena razón para no tener tiempo libre”.
“Vivimos en un tiempo de sobrecarga”, agregó Melamed y sumó: “En el mundo laboral, la cantidad de trabajo es tal, que excede cualquier capacidad de poder satisfacerla. Por más que trabajemos las 24 horas, los 365 días del año, nunca llegaríamos a satisfacer el nivel de demanda”.
A su vez, agregó que hay un nivel de ansiedad por querer cumplir con todo y llamó a pensar que “trabajar más no significa trabajar mejor”.
La importancia del tiempo libre
El tiempo libre es considerado importante por expertos de diversas disciplinas debido a su impacto positivo en la salud física y mental, el bienestar, la creatividad y las relaciones personales. Incluso Platón, Aristóteles y los pensadores modernos ya habían pensando en el ocio.
El psicólogo húngaroestadounidense, profesor de psicología en la Universidad de Claremont, jefe del departamento de psicología en la Universidad de Chicago y padre de la teoría del flujo, Mihály Csíkszentmihályi, investigó en cómo actividades realizadas durante el tiempo libre, que inducen un estado de “flujo” o absorción completa, pueden aumentar la felicidad y la satisfacción personal.
Por su parte, Geoffrey C. Godbey, el renombrado sociólogo y principal autoridad mundial en ocio y recreación y en uno de sus emblemáticos trabajos, Time for Life: The Surprising Ways Americans Use Their Time (Tiempo para la vida: Las sorprendentes formas en que los estadounidenses utilizan su tiempo), analiza cómo los cambios en la sociedad moderna de la mano de la tecnología, la urbanización y la globalización, han transformado la manera en que las personas experimentan y utilizan su tiempo libre.
A su vez, Godbey destaca la importancia del tiempo libre como un componente esencial del bienestar humano. Así, argumenta que el tiempo libre no solo proporciona oportunidades para el descanso y la recreación, sino que también es fundamental para el desarrollo personal, la salud mental y el enriquecimiento cultural.
La tecnología, ¿aliada o enemiga?
“La tecnología genera un impacto muy grande”, señaló Melamed y señaló que las personas, mientras realizan cualquier actividad, parecen estar en cuatro o cinco lugares a la vez, chequeando redes sociales, whatsapp, mirando mails para estar en otros ambientes simultáneamente.
Entonces, “la tecnología termina siendo un elemento adicional de sobrecarga, porque es tal la exposición a ciertos dispositivos que tenemos que genera la necesidad de satisfacer a cada uno de los dispositivos, a cada red social”, dijo y continuó: “Lo que vino a facilitarnos termina siendo, en muchos casos, un elemento adicional y no menor de sobrecarga”.
¿Cuál es dispositivo que Melamed identifica como emisor de múltiples demandas? El móvil. “La tecnología juega un papel fundamental y tiene la posibilidad activa y positiva de acercarnos un montón de cosas y permitirnos acceder a comunicación que antes no las teníamos, incluso a una relación con uno mismo”, opinó Abadi.
Sin embargo apuntó sobre los aspectos alarmantes de la tecnología: aislarnos, empezar a perder la noción de la importancia de lo presencial en la relación humana, confundir ficción y realidad, cercanía y lejanía.
Cuando el trabajo define el tiempo
“El home office es una cabal demostración de la necesidad del autocontrol, porque nos ahorra tiempo de traslado, recursos y espacios, y si es bien administrado es gran ahorrador de tiempo y generador de productividad personal”, señaló Melamed, sin embargo, “muchas veces termina siendo un nuevo elemento de esclavitud que nos genera mayor tiempo de necesidad de estar conectados y responder”.
Según detalló Melamed, existen estudios que demostraron es que muchas veces las personas que trabajan de home office hacen un esfuerzo adicional para demostrar que están conectados y que no están teniendo tiempo libre. “Hay que pensar en los resultados y no la cantidad de hora que estamos conectados”, sugirió.
“La clave es la evaluación de resultados para el futuro del trabajo”, dijo e hizo referencia a que el tiempo libre abre la posibilidad a la innovación, la creatividad, la búsqueda de estímulos y relajación. “El rol fundamental tiene que ver con la empatía, la innovación y la ética y la capacidad de pensar diferente la generamos en nuestro tiempo libre”, detalló.
Leslie Perlow, profesora de la Harvard Business School, ha dedicado gran parte de su investigación a estudiar cómo las culturas corporativas impactan en el equilibrio entre la vida laboral y personal de los empleados.
Perlow identifica que muchas organizaciones promueven el “estar siempre disponibles”, intencionalmente o no, una cultura en la que se espera que los empleados estén siempre disponibles, lo cual afecta negativamente tanto su desempeño laboral como su bienestar personal.
En su libro Sleeping with Your Smartphone: How to Break the 24/7 Habit and Change the Way You Work, Perlow describe un experimento realizado con consultores de BCG, donde se instauraron “tiempos de desconexión predeterminados” que permitían a los trabajadores dedicarse a sus vidas personales sin interrupciones laborales. Este experimento demostró mejoras significativas en la satisfacción laboral y personal, así como en la eficiencia del trabajo.
Claves para una mejor gestión del tiempo
Para Abadi, la premisa principal es darse tiempo libre. ¿Cómo hacerlo? Sobreponerse a la resistencia al hábito de no tener tiempo libre y intentar vencer esa barrera. A su vez, sugiere hacer actividades ajenas a lo que uno está acostumbrado y, citando a Aristóteles, “un tiempo para no hacer nada”, que es ese ocio que permite tener los radares encendidos y captar aspectos de nuestro mundo interno y del que nos rodea.
En pocas palabras: dosificar, armonizar, descubrir actividades nuevas y tiempo para no hacer nada.
Aquí, más claves:
Priorización de tareas: es esencial identificar cuáles son las tareas más importantes y urgentes, enfocándose en ellas antes de atender aquellas que son menos prioritarias. La técnica del “Cuadrante de Eisenhower” puede ser útil para categorizar las tareas en función de su urgencia e importancia.
Establecer límites claros: delimitar el tiempo dedicado al trabajo y el tiempo libre es crucial. Esto puede incluir establecer horas específicas para comenzar y terminar el trabajo, así como momentos del día libres de dispositivos electrónicos y correo electrónico.
Técnica Pomodoro: trabajar en bloques de tiempo focalizado intercalados con breves descansos (por ejemplo, 25 minutos de trabajo seguidos de 5 minutos de descanso) puede aumentar la productividad y facilitar una mejor gestión del tiempo.
Delegación efectiva: identificar tareas que pueden ser delegadas a otras personas y hacerlo de manera efectiva puede liberar tiempo significativo que puede ser dedicado a actividades de mayor valor o al esparcimiento personal.
Uso de herramientas tecnológicas: aplicaciones y software de gestión del tiempo pueden ayudar a organizar las tareas de manera más eficiente, permitiendo un mejor seguimiento de las actividades y ayudando a evitar la sobrecarga de trabajo. Por ejemplo, establecer una cantidad de horas límite en una app, leyendo las noticias o cualquier otra actividad.
Tiempo de inactividad planificado: Incorporar actividades de ocio y relajación en la agenda como si fueran compromisos importantes asegura que se dedique tiempo al descanso y al rejuvenecimiento personal.
Aprender a decir “no”: Ser capaz de rechazar compromisos o tareas adicionales que no se alinean con las prioridades personales o profesionales es fundamental para no sobrecargarse de responsabilidades.
Revisión y adaptación constantes: Revisar periódicamente cómo se está utilizando el tiempo y estar dispuesto a hacer ajustes según sea necesario puede ayudar a mejorar continuamente la eficiencia y la satisfacción personal y profesional.