Durante los últimos 30 años, la felicidad ha dejado de ser un concepto difuso, cultivada y pensada por filósofos desde la Antigua Grecia, con Sócrates, Platón y Aristóteles; China con Confucio, y el budismo, entre otros, para ser un tema de interés de estudio para la ciencia.
La felicidad, entonces, es esencial en la vida del ser humano y es por ello que existe un día conmemorativo. Las Naciones Unidas declaró oficialmente el 20 de marzo como el Día Internacional de la Felicidad. Esta fecha fue elegida para reconocer la importancia de la felicidad y el bienestar como objetivos universales en la vida de las personas en todo el mundo.
¿Qué hacer en nuestra vida diaria para acercarnos a la felicidad? ¿Podemos cambiar algo? Hay formas cada vez más probadas científicamente de aumetar el bienestar emocional, con variadas técnicas para ayudar a la gente a ser más optimista, a vivir más y mejor. Aquí, qué recomiendan los especialistas.
1. Las relaciones personales, un factor clave
Martin Seligman, considerado como el padre de la psicología positiva, tiene una vasta trayectoria investigando sobre la felicidad. Seligman fue director del Departamento de Psicología de la Universidad de Pensilvania, presidente de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), y autor de reconocidos libros en la materia. ¿Cuáles son sus recomendaciones?
Según explicó en la Cumbre de la Felicidad en Miami, en 2022, las principales claves que identifica son desarrollar habilidades para aprender a lidiar con el fracaso, apreciar las cosas buenas de la vida y cultivar las relaciones humanas.
Para Angélica Mabel Burga Tequén, decana del Consejo Directivo Regional I de Lima y Callao del Colegio de Psicólogos del Perú, las conexiones sociales son fundamentales para la felicidad. “Dentro de los cinco hábitos para la felicidad, hay que tomar en consideración la parte social y sobre todo los amigos, aquellas personas que nos llevan a los momentos gratos, que nos hacen recordar situaciones agradables y que realmente nos hablan en positivo”, dijo a Infobae.
Las relaciones cercanas, más que el dinero o la fama, son las que mantienen felices a las personas durante toda su vida, reveló un estudio de la Universidad de Harvard, bajo el liderazgo del psiquiatra del Hospital General de Massachusetts y profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard, Robert Waldinger, en lo que se considera uno de los estudios más antiguos del mundo sobre la vida adulta y la felicidad humana.
En esta línea, Waldinger apuntó que la calidad de nuestras relaciones interpersonales son proporcionales a nuestra salud mental y física. De acuerdo con el estudio, las personas que mantenían contacto con familiares, amigos o pareja de manera “cálida” (es decir en una esfera de confianza, reciprocidad y tolerancia) también se mantuvieron más saludables y felices a medida que envejecían.
“Cuidar tu cuerpo es importante, pero cuidar tus relaciones también es una forma de autocuidado. Esa, creo, es la revelación”, supo decir Waldinger en una entrevista.
2. Placeres cotidianos propios
Buscar el propósito o el proyecto personal también es un poderoso promotor de la felicidad. Identificar las pasiones, valores y metas personales, y trabajar hacia su realización, puede proporcionar una sensación de dirección y satisfacción que contribuye a una vida más plena y feliz.
“Algunos hábitos que pueden coadyuvar a la cuestión de la felicidad son todos aquellos que apuntan a promover sensaciones de plenitud. Es decir, todas las actividades que promuevan dicha sensación, van a estas asociadas a un gran sentimiento de bienestar. O sea, a un sentimiento de ser uno mismo”, señala a Infobae Daniel Antar, licenciado en Psicología, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina y autor del libro Acerca de la felicidad. Del placer al bienestar.
“Esto tiene una gran relevancia en un mundo que nos exige cotidianamente importantes niveles de disociación, ya sea en las demandas laborales, familiares, intelectuales, etc., donde muchas veces perdemos este contacto con nosotros mismos”, continuó Antar. Hacer actividades que disfrutamos y nos hacen sentir auténticos aumenta los niveles de felicidad y bienestar emocional.
“Hoy sabemos –por los grandes avances de la neurobiología- que esa es la base de la meditación. Si pudiéramos desplegar el aquí y ahora, absorvidos en la tarea, cuando salimos a caminar, practicamos natación, regamos nuestro jardín, estaríamos meditando y jugando al mismo tiempo, esa actividad por más trivial que nos parezca significa que estamos sintiéndonos y reconociéndonos”, sostuvo.
Por su parte, Burga Tequén hace referencia a la música. Algunos estudios demuestran que la música afecta al cerebro de manera positiva, aportando felicidad. “Un hábito que debemos tener es escuchar música desde el momento en que nos despertamos. Una música contagiosa, alegre, con una letra que debemos aprender porque nos va a generar movimiento el cantar y sonreír”, apuntó la especialista.
3. Buen descanso y cuidado del cuerpo
Un reciente metaanálisis coordinado por Cara Palmer, investigadora de la Universidad Estatal de Montana, arrojó luz sobre cómo la calidad del sueño afecta directamente el estado emocional de los individuos.
Este estudio, publicado en la revista Psychological Bulletin, reúne los resultados de 154 investigaciones realizadas a lo largo de los últimos 50 años, con un universo de 5.715 participantes provenientes tanto de Europa como de EEUU. En el estudio se evidencia una correlación negativa entre los tres tipos de interrupción del sueño que analizaron y la manifestación de emociones positivas, tales como la felicidad, la alegría y la satisfacción.
En este sentido, Burga Tequén apuntó que “dormir es importantísimo como hábito para la felicidad porque son momentos para guardar pensamientos, las memorias a largo plazo y nos reactiva nuestras defensas y la conservación de la salud”.
El ejercicio regular, una alimentación balanceada y el descanso adecuado son fundamentales para el bienestar físico y mental. Distintos expertos en salud mental y bienestar destacan la importancia de cuidar nuestro cuerpo para promover la felicidad.
4. Ejercitar la gratitud
Tomarse el tiempo para apreciar las cosas buenas de la vida y expresar gratitud por ellas puede tener un impacto significativo en la felicidad. Mantener un diario de gratitud, donde se anoten las cosas por las que se está agradecido cada día, puede ayudar a cultivar este hábito.
La práctica de la gratitud y su efecto sobre la neuroquímica del cerebro ha sido objeto de estudios recientes que demuestran cómo este gesto puede provocar una liberación de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, conocidos por mejorar el ánimo.
Un estudio específico, publicado en el International Journal of Workplace Health Management, se centró en el personal de enfermería, revelando que aquellos que practican la gratitud de manera regular experimentaron una disminución en los niveles de fatiga, menos incidencias de enfermedades y un incremento en la satisfacción laboral.
Por otro lado, en un estudio publicado a fines de 2023 , se concluyó que hay una correlación positiva sustancial entre gratitud en la satisfacción con la vida o la felicidad. También se identificaron varios mediadores potenciales, incluido el significado de la vida, el apoyo social y la autoestima.
5. Enfrentar los fracasos y cultivar la resiliencia
La práctica de la resiliencia es fundamental para alcanzar la felicidad y el bienestar emocional. La resiliencia se refiere a la capacidad de recuperarse y adaptarse frente a la adversidad, el estrés y los desafíos de la vida. Construir la resiliencia implica desarrollar habilidades y estrategias que nos permitan enfrentar las dificultades con una actitud positiva y constructiva.
El reconocido periodista y escritor Andrés Oppenheimer pasó los últimos años investigando qué tenían los países del mundo más felices para serlo. Por ejemplo, en su último libro ¡Cómo salir del pozo! contó sobre su experiencia en las escuelas públicas de RoshHaAyin, una ciudad ubicada a una hora de Tel Aviv.
Oppenheimer detalló que las enseñanzas a los niños para ser más optimistas y felices vienen entrelazadas con las materias curriculares. Sumado a que los maestros reciben cursos de educación positiva y algunas clases comienzan con meditación, los niños tienen contacto con las historias de fracasos e historias inspiradoras de personas con gran optimismo para convencerlos de que la felicidad es el resultado de numerosos fracasos. Así, conocer las historias de personajes célebres hace pensar en la importancia de la tolerancia al fracaso para la felicidad.
El manejo del estrés, la adaptación a los desafíos y las circunstacias, la superación de obstáculos permite desarrollar habilidades de afrontamiento positivo, mantener una actitud optimista y buscar soluciones creativas nos ayuda a enfrentar los desafíos de la vida con fortaleza y determinación, promoviendo así una vida más plena y satisfactoria.