El nuevo proyecto de la NASA, el telescopio espacial Nancy Grace Roman, será lanzado en mayo de 2027. Fue bautizado en honor de una astrónoma estadounidense, quien fue una de las primeras mujeres ejecutivas de la agencia espacial estadounidense.
Un grupo de astrónomos, detalló, en un paper, los beneficios de utilizar Roman para realizar un mapeo extenso y preciso de la Vía Láctea, con una profundidad y amplitud nunca antes vistas.
El resultado sería un mapeo de estrellas sin precedentes, superando en número a todas las observaciones pasadas combinadas. “Hay una gama realmente amplia de ciencia que podemos explorar con este tipo de estudio, desde la formación y evolución estelar hasta el polvo entre las estrellas y la dinámica del corazón de la galaxia”, dijo Catherine Zucker, astrofísica del Centro de Astrofísica Harvard & Smithsonian en Cambridge, Massachusetts.
Según explicó la NASA en un comunicado de prensa, la idea para realizar este estudio surgió de la posibilidad que tuvo la comunidad científica de proponer distintos tipos de estudios para determinar cuáles realizar con el nuevo telescopio. El más votado de todos fue el mapeo de la Vía Láctea. Este es uno de los tres estudios comunitarios principales que comprenden, además, el Estudio del bulbo galáctico en el dominio del tiempo, y el Estudio de alta latitud en el dominio del tiempo.
Todavía queda por definir la cantidad de área a estudiar y la cantidad de filtros que usar para mapearla. Los astrónomos van a tener que decidir un punto medio entre ambas cosas, ya que las posibilidades, si bien más amplias que nunca, no son infinitas.
“Los científicos dicen que si cubriera unos 1.000 grados cuadrados (una región del cielo tan grande como 5.000 lunas llenas) podría revelar más de 100 mil millones de objetos cósmicos (principalmente estrellas)”, dice el comunicado de la NASA. Agregaron que “los astrónomos de todo el mundo tendrán la oportunidad de utilizar Roman y proponer investigaciones de vanguardia, lo que permitirá a la comunidad astronómica utilizar todo el potencial de las capacidades de Roman para llevar a cabo una ciencia extraordinaria”.
Roberta Paladini, científica investigadora senior de Caltech/IPAC en Pasadena, California y autora principal del proyecto, explica que gracias a la capacidad de este telescopio, el censo estelar tardaría aproximadamente un mes. Mientras que con los telescopios actuales, Hubble y James Webb, el mismo proceso llevaría décadas.
La parte oculta de la galaxia
La Vía Láctea es una galaxia en espiral, con un agujero negro en el centro, el Sagitario A*. Tiene una “barra” de estrellas brillantes que la cruzan de un lado al otro y, en ambos extremos, surgen unos brazos que le dan su apariencia de espiral.
Todas estas características fueron observadas por otros observatorios, como el retirado Telescopio Espacial Spitzer de la NASA, pero con limitaciones. Debido a esto, Zucker explicó que “tenemos una visión muy incompleta de cómo se ve la otra mitad de esa Vía Láctea más allá del centro galáctico”. Pero los astrónomos tienen la certeza de que Roman va a ser capaz de captar los detalles imperceptibles por los otros telescopios.
Los datos que van a poder ser procesados por Roman incluyen el estudio de estrellas individuales, y la posterior creación de un catálogo estelar. Ya se realizaron misiones similares como Gaia de la ESA (Agencia Espacial Europea), en la que se cartografiaron aproximadamente 1.000 millones de estrellas en 3D dentro de 10.000 años luz, pero el nuevo telescopio va a poder ver hasta diez veces más lejos. “Roman podría mapear hasta 100.000 millones de estrellas a 100.000 años luz de distancia o más (extendiéndose hasta el borde más distante de nuestra galaxia y más allá)”, según informa la NASA.
¿Qué capacidades va a tener Roman?
Obtener una visión completa de la galaxia es difícil por varios motivos. Uno de ellos es su tamaño. Ocupa demasiado espacio en el cielo y está repleta de polvo cósmico que obstruye la luz de las estrellas.
El nuevo telescopio Roman, que continúa en desarrollo, podría vencer estas dificultades y lograr completar sus misiones debido a la tecnología que contiene. NASA comentó que este proyecto va a tener un impresionante arsenal de capacidades: “Un gran campo de visión, una resolución nítida y la capacidad de mirar a través del polvo lo convierten en el instrumento ideal para estudiar la Vía Láctea. Y ver estrellas en diferentes longitudes de onda de luz, óptica e infrarroja, ayudará a los astrónomos a aprender cosas como las temperaturas de las estrellas. Esa información desbloquea muchos más datos, desde la etapa evolutiva y la composición de la estrella hasta su luminosidad y tamaño”.
Esto va a ser posible, en parte, gracias a la demostración de la tecnología Coronagraph. Este coronógrafo es “un sistema de máscaras, prismas, detectores e incluso espejos autoflexibles construidos para bloquear el resplandor de las estrellas distantes y revelar los planetas en órbita a su alrededor, para demostrar que las tecnologías de imágenes directas pueden funcionar incluso mejor en el espacio que con los telescopios terrestres”. Luego, si su prueba de funcionamiento durante los primeros 18 meses de la misión de Roman es exitosa, este instrumento podrá ser entregado a toda la comunidad científica para que forme parte de futuros proyectos.
Con este telescopio espacial se van a poder descubrir regiones recónditas de la galaxia, como también obtener datos más precisos que nunca sobre los sistemas estelares.