Este miércoles 13 de marzo, se celebró en todo el mundo el Día Internacional del Riesling, una variedad muy popular en sus zonas originarias. La primera referencia escrita de esta bebida maravillosa data del 13 de marzo de 1435; es por ello que desde 2009 se estableció esta fecha para celebrar su día.
Proveniente de la zona del Rin en Alemania y Alsacia, su existencia está documentada por primera vez en el inventario de bienes de los condes de Katzenelnbogen, un pequeño principado a orillas del Rin, quienes poseían seis barriles de “riesslingen” adquiridos a un viticultor de Russelsheim. Más tarde en 1552, el herborista Hieronymus Bock en su compendio de botánica en latín, hace referencia a la variedad.
Su nombre proviene de la palabra alemana “rüssling”, que significa “pálido”, y tiene más que ver con el color del racimo que con el brillo de los vinos logrados. Cultivada en Alemania durante cientos de años, se la considera una de las variedades más antiguas y nobles.
No se trata de una uva blanca más, sino la responsable de uno de los mejores blancos del mundo. Y así como nadie discute el reinado de la Chardonnay, tampoco se puede dejar de reconocer que la Riesling es una de las “princesas”.
Como vino, el Riesling no se parece a ningún otro vino blanco, tiene personalidad propia, con una alta acidez y una sensación en boca crujiente y refrescante, debido principalmente al clima frío. Es por ello que ofrece una amplia variedad de estilos, desde vinos secos y tensos hasta vinos dulces y concentrados, ideales para postres. Además, por ser una uva muy transparente, permite que la influencia del terruño y las técnicas de elaboración sean evidentes en la copa.
Da vinos equilibrados, de aromas expresivos, sin llegar a ser un vino aromático, como pueden ser el Gewurztraminer o el Torrontés. Sin dudas, su clave de éxito es la acidez integrada y natural que no solo le aporta frescura, sino que le asegura una gran longevidad en botella, cuando el vino está pensado para la guarda.
A su vez, esta característica (mayor acidez) es lo que permite que sea protagonista de algunos de los vinos dulces más prestigiosas del mundo, porque la acidez equilibra el dulzor y aporta longevidad al vino.
En la región del Rin en Alemania, es la uva más cultivada con casi el 21% de su superficie de viñedos, lo que equivale a 22.000 hectáreas aproximadamente. No obstante, esto refleja un leve retroceso, ya que según Wines Of Germany, hace cinco años la superficie en Alemania representaba el 40% del total.
Pero hay más Riesling más allá de Alemania, porque en Francia, específicamente en la región de Alsacia, también es una de las cepas más destacadas, con casi 3500 hectáreas. También Austria, Italia y en diferentes zonas del centro de Europa hay varios viñedos de Riesling, siempre en zonas de clima fresco, que se destacan.
Fuera del Viejo Continente también se encuentra, pero en muy pequeñas proporciones, como en Australia, Sudáfrica, Estados Unidos, Chile y en la Argentina, donde hay menos de 100 hectáreas plantadas. Y si bien, esta superficie equivale al 0,21% de las variedades blancas cultivadas en el país, y a un 0,04% del total de uvas, aproximadamente, en algunas zonas va ganando (poco a poco) más protagonismo. Por ejemplo, en Mendoza donde hay más de 50 hectáreas, en la Costa Atlántica donde se afianza, en Chubut donde viene creciendo y hasta en Misiones, donde se están haciendo pruebas con Riesling.
Y si bien se podría decir que todavía son pocos los Riesling nacionales, ya sean varietales o blends, todos están muy bien logrados y cautivan con su particular expresión. Para disfrutarlo en plenitud, lo mejor es servirlo en la mesa acompañando platos picantes y especiados como los típicos de la cocina Thai, cerdo en diversas preparaciones, carnes blancas grilladas (pollo y pescado), quesos suaves y delicados, frutos secos y vegetales asados.
El objetivo del día internacional del Riesling no solo es celebrarla sino también difundir su popularidad y versatilidad, ya que tiene la estructura suficiente para acompañar diversos platos, pero también la frescura ideal para ser el primer vino de la noche, más allá de sus reconocidas complejidades y su capacidad de guarda.
Humberto Canale Old Vineyard Riesling 2022
90,5 Puntos - Humberto Canale, Río Negro, Alto Valle de Río Negro $11.100
De la plantación más antigua de Riesling (Finca La Morita, 1937, en General Roca, Alto Valle de Río Negro) de la Patagonia, provienen las uvas para este vino blanco que siempre se hace notar. Porque es dueño de un carácter propio, entre hierbas y frutas blancas maduras, con una acidez sostenida y buen cuerpo. De final fresco y persistente. Beber entre 2024 y 2026.
Trapiche Costa & Pampa Riesling 2020
91 Puntos - Bodega Trapiche Costa & Pampa, Chapadmalal, Bs As $17.050
Merodeando la semana del Riesling se puede hacer un esfuerzo y buscarlo porque es uno de los blancos más prestigiosos del mundo. Aquí, el enólogo Ezequiel Ortego logró un vino expresivo y con buena tipicidad más allá de su carácter austero. Con cuerpo y buen volumen, y un nervio consistente que refresca bien el paladar. Elaborado con uvas del viñedo en un campo de Chapadmalal (Mar del Plata), a pocos kilómetros del mar. Esta combinación de un suelo generoso con clima oceánico, influye en este blanco de carácter propio.
Luigi Bosca Riesling 2022
91 Puntos - Luigi Bosca, Mendoza, Las Compuertas $25.800
A partir de viñedos propios de casi 70 años, cuidados personalmente desde hace décadas por el Ing. Alberto Arizu, nace este blanco que siempre fue mucho más allá de la originalidad que propone su varietal. De aromas intensos y típicos, con dejos de combustión y frutas ácidas de pepita. De paladar fresco y amplio, también franco y mordiente fino, con una persistencia en la que dominan las notas de crianza y evolución típicas de la variedad y que hablan de una cosecha cálida. Beber entre 2014 y 2026.