El Día Internacional de la Mujer es una jornada que nos interpela sobre el rol femenino a nivel mundial y también regional. En América Latina, las mujeres enfrentan desafíos que no escapan a las desigualdades globales.
En ese marco, la inversión con perspectiva de género es una estrategia clave para fomentar la inclusión, el crecimiento social y económico de las mujeres a nivel regional. Brindar un fuerte respaldo a compañías y emprendimientos fundados o gestionados por mujeres -que implementan políticas para fomentar la igualdad de género en el ámbito laboral- es el primer paso para achicar la brecha de oportunidades en la región.
Desde hace más de tres décadas, la organización social Pro Mujer es un agente catalizador de la igualdad de género en América Latina, convirtiéndose en un modelo a seguir a través del apoyo financiero a mujeres emprendedoras.
Una usina de pensamiento para potenciar a las mujeres
Pro Mujer es una organización social que brinda capacitaciones gratuitas y herramientas financieras para que mujeres vulnerables puedan construir su futuro y el de su comunidad. En 33 años impactó en la vida de más de 2.5 millones de personas, a través de otorgar USD 4.4 millones en microcréditos.
Para sorpresa de muchos, la participación de las mujeres en puestos de liderazgo en América Latina supera el promedio global, con un 37% frente al 32,4% mundial, según datos de Bloomberg. Sin embargo, existen realidades muy dispares a lo largo y ancho del continente.
La igualdad de oportunidades económicas para las mujeres aún no se ha alcanzado. Un reciente informe del Foro Económico Mundial indicó que la brecha de género en la participación en el mercado laboral es de 65.2% y esto impacta con más fuerza en las mujeres en situación de vulnerabilidad.
La clave del éxito de la ONG Pro Mujer es abordar los problemas de las mujeres con un enfoque holístico, que va desde brindar servicios de financiamiento, capacitación hasta atención en salud, porque para que una mujer progrese, debe estar sana y tener las herramientas necesarias para desplegar todo su potencial.
“Estamos generando un impacto real y a largo plazo. Seguiremos profundizando el camino que iniciamos para darles libertad económica a las mujeres, impulsarlas a que alcancen su máximo potencial y desarrollar las economías locales”, señaló a Infobae la CEO de Pro Mujer Carmen Correa, quien se mostró orgullosa del trayecto recorrido hasta ahora por la organización.
Los profesionales de la organización trabajan asisten a las mujeres de bajos recursos en América Latina para entender sus realidades, sus necesidades y los obstáculos que enfrentan. A partir de ese trabajo que aporta datos reales y cotidianos de las mujeres en cada pueblo o ciudad, Pro Mujer diseña programas concretos para ayudarlas a salir adelante.
Uno de estos programas, Emprende Pro Mujer, es un ejemplo con más de 38.500 graduadas en toda la región. La plataforma web de educación ofrece contenido para cada etapa del desarrollo de un emprendimiento con módulos destinados a mejorar las habilidades de liderazgo, gestión, desarrollo personal, finanzas y ventas de las emprendedoras.
“Propusimos crear una app, pero todas dijeron que no la bajarían porque no tenían espacio de almacenamiento en sus teléfonos. Tuvimos que hacer contenidos distintos para algunos países, como en México, donde tradujimos el contenido a las lenguas indígenas maya y tseltal”, explicó Ana Romanelli, directora del área de educación de Pro Mujer y agregó: “Nos dimos cuenta también que los contenidos tenían que ser divertidos, dinámicos y tener perspectiva de género si queríamos generar un impacto verdadero.”
“Cuando las mujeres tienen oportunidades y entornos propicios, pueden tener un gran impacto en las personas que las rodean. A raíz de Emprende, el 84% de las emprendedoras adoptaron al menos 3 de 4 prácticas empresariales fundamentales, como tener un plan de negocio por escrito, presupuesto de gastos, registro de ventas y canales digitales de mercadeo de productos.”, afirmó Correa.