¿Qué es la belleza? ¿Es solo una cuestión de apariencia? ¿Es una cuestión de actitud, de cuidado personal? Una respuesta posible es decir que se trata de una dimensión humana que nos acompaña desde el origen de la especie y que ha moldeado las distintas culturas, la historia y la forma de relacionarnos.
Por supuesto, la belleza tiene muchas caras, y no todas son igualmente visibles o valoradas. Puede ser una fuerza positiva, que da confianza, que hace sentir bien, que ayuda a superar los obstáculos. Pero también una fuerza negativa, que impone estándares, que discrimina, oprime, uniforma, excluye y hace sufrir. Puede ser una forma de cuidado, de empatía, de solidaridad y también una forma de control, de poder y violencia. Puede ser, en definitiva, una forma de libertad y de inclusión. De esto último hablaremos aquí.
El cuidado de la belleza, una práctica diaria tanto en mujeres como en hombres, genera un gran impacto socioeconómico, emplea a millones de personas en todo el mundo y Argentina no es la excepción. Una de las vías de empleo más extendidas es el maquillaje y el cuidado del cabello, una de las salidas laborales con mayores posibilidades para un amplio número de personas.
Un programa que en este sentido se lleva adelante con éxito está a cargo de la Fundación Pescar, una organización sin fines de lucro, que desde 2003 forma personas en situación de vulnerabilidad socioeconómica en Argentina, para que puedan insertarse en el mundo del trabajo y diseñar un proyecto de vida realista.
El programa Belleza por un Futuro (BxF) fue creado hace ocho años por Pescar junto a L’Oréal, que se encarga de brindar cursos de capacitación gratuitos en las profesiones de peluquería y maquillaje. El objetivo es ayudar a las mujeres que se interesan por estas profesiones a mejorar su calidad de vida a través de su inserción en el mundo laboral formal, en un mercado que representa más de 120.000 puestos de trabajo en el país. Si bien, la formación está abierta también a los hombres, el 98% de quienes participan son mujeres.
Según dijeron a Infobae voceros de L’Oréal, los cursos “son de alta calidad técnica, comprenden 400 horas en maquillaje y 500 en peluquería, dictados por profesionales asociados a las marcas” del grupo empresario de origen francés. Desde la creación de estas capacitaciones, en 2016, lleva formadas a 1.700 personas, con una tasa de graduación del 92%. Uno de los datos más destacados es que el 80% de las graduadas cuentan hoy con un empleo formal.
Lucila Trolliet, coordinadora general del programa Belleza por un Futuro de la Fundación Pescar, contó a Infobae que la mayoría de las mujeres que forman parte de las capacitaciones son madres, “lo que significa que la transformación que experimentan, no solo les afecta a ellas, sino a toda su familia”. Relató que, tanto durante la cursada como al finalizar, cuando muchas empiezan a trabajar en áreas de peluquería o maquillaje, se genera un “cambio que también repercute en la dinámica familiar, donde se observa una mayor participación de las parejas en las tareas domésticas, lo que permite a las mujeres dedicarse más a su formación profesional”. Se produce, dijo, un “ajuste familiar que impulsa a los miembros jóvenes que no estudian, ni trabajan a que, motivados por estos cambios, retomen sus estudios o encuentren empleo a través de la red de contactos del programa”.
Trolliet reveló que en los cursos ven plasmado lo que implica el “empoderamiento femenino” porque las mujeres llegan a solicitar las becas muchas veces tras enfrentar grandes adversidades, “sin un proyecto de vida personal definido y encuentran un espacio seguro para expresarse, aprender un oficio y planificar su futuro desde una perspectiva holística”, ya que “este proceso, no solo se centra en el ámbito laboral, sino también en el personal, familiar y de pareja, lo que resulta en un notable fortalecimiento”. Destacó, además, que ha observado cómo se produce un “cambio positivo en su aspecto físico y en su seguridad personal, hay una transformación que las lleva a estar más seguras y contentas consigo mismas”.
Dentro de las horas de formación, un tercio se dedican a brindar a las alumnas herramientas socioemocionales orientadas al empleo que van “desde la creación de emprendimientos y la preparación de currículums, hasta la realización de entrevistas, además de aspectos adicionales como la planificación familiar y la gestión financiera personal, todos enfocados a facilitar la inserción laboral” de las graduadas.
Trolliet dijo que el programa incluye una bolsa de empleo que permite establecer contactos con diversas empresas, incluyendo peluquerías y centros de estética, para ofrecer a los participantes accesos a oportunidades laborales. Asimismo, L’Oréal colabora con promover la contratación de las personas graduadas entre clientes y proveedores de la compañía y apoya los emprendimientos que se llevan a cabo. Para contactar con personas capacitadas por BxF se puede ingresar aquí.
En el Día Internacional de la Mujer estas son algunas de las realidades que la capacitación y la inserción laboral están logrando cambiar.
Cinco historias que representan a otras muchas
Mónica López
“Siempre desee ser peluquera pero nunca había podido estudiar porque no podía pagar cursos. Me anoté cuando mi marido perdió su trabajo y necesitábamos un ingreso en la casa. Empecé con todos mis miedos, me decía ‘soy grande, no puedo’”. Así relata su historia Mónica López, Moni, como todos la conocen.
“Hoy amo esta profesión y además gano dinero con ella” dijo, y comentó cómo inició su emprendimiento: “Invertimos en el lavacabezas, la mesita, los insumos para uñas, la camilla para pestañas. Así, de a poco, fuimos armando nuestro espacio con mi hija”. Troillet considera el caso de Moni como “paradigmático”, ya que se parece mucho a otras historias que se ven en este programa.
Su esposo, camionero de profesión, era quien trabajaba para mantener a su familia, pero un accidente lo dejó con una discapacidad que le impidió volver a su actividad. Pasados los 40 años, Moni se encontró con su marido incapacitado y tres hijos adolescentes, desesperada porque necesitaba un ingreso. Hizo de todo: Como no conseguía trabajo se anotó en cursos de diferentes oficios, pero en ninguno encontraba una inserción laboral. Quizá porque, —como dijo al iniciar este relato— siempre quiso ser peluquera, fue que halló una salida a partir de Belleza por un Futuro.
Tal como relató Troillet, el de Moni es uno de esos casos en que su ingreso a esta profesión removió muchas cosas en su estructura familiar y dio impulso a sus propios hijos para formarse en actividades afines. Hoy son dos de sus hijas las que comparten con ella el local y ofrecen servicios de belleza de pestañas y cejas, maquillaje, entre otros.
“Moni es egresada de la escuela de Florencio Varela (Provincia de Buenos Aires), en un barrio muy humilde, con todas sus compañeras muy humildes y ella siempre fue al frente diciéndoles ‘vamos chicas, nosotras podemos, vamos a salir adelante’. Es un ejemplo”, aseguró Troillet.
Mariana del Rosario Garay
Mariana es un modelo de tenacidad y su esfuerzo ya se está viendo reflejado en los primeros logros. Egresó el año pasado, pero gracias a su carácter emprendedor antes de finalizar la beca ya estaba trabajando.
Sus instructoras la definen como una joven tímida y callada, pero que supo entablar un vínculo personal estrecho con el grupo, tanto de compañeras, como con la profesora y la orientadora. Es una alumna “súper esforzada y trabajadora”, afirman quienes condujeron su curso.
Mariana vive en un sector muy humilde del partido de Florencio Varela. Durante la cursada —de modalidad híbrida— muchas veces tuvo problemas, sobre todo para cumplir con las clases virtuales, porque cada vez que llovía su casa se inundaba porque la construcción es muy precaria, y se quedaba sin electricidad e Internet.
“Por zoom la veíamos cursar siempre en el mismo rinconcito oscuro porque, según ella, era el único espacio medianamente presentable de su casa y donde ‘no se llovía’”, relatan sus instructoras.
Al ingresar a la beca, Mariana ya venía trabajando por su cuenta haciendo tratamientos capilares y barbería, tanto a domicilio como en su casa, y gracias al curso pudo sumar cada vez más servicios. Empezó a ofrecerlos bastante antes de terminar la capacitación en BxF y gracias al flujo de trabajo que fue teniendo durante el año, pudo invertir en terminar su vivienda.
Hay algo realmente relevante en su vida que habla de lo mucho que se esfuerza para superarse: Su hermana tiene antecedentes penales, por los cuales la justicia le dictó prisión domiciliaria y es controlada a través de una tobillera. Mariana es su tutora legal y también se hace cargo de sus sobrinos a quienes cuida como si fueran sus propios hijos.
Entre su trabajo como peluquera y el de su pareja, lograron ir comprando materiales y construyendo con sus propias manos su vivienda. “Unos meses antes de terminar el curso nos envió una foto donde nos mostraba cómo fue avanzando la construcción gracias a todos los trabajos que pudo ir haciendo. Actualmente sigue terminando su casa y está trabajando cada vez más en el rubro”, contó una de las responsables de BxF.
Lamentablemente no podrá concurrir a la ceremonia de graduación. Ese día tiene una audiencia por la situación judicial de su hermana y, como tutora, está obligada a concurrir.
Teresa Domecq
Teresa es madre soltera. Nació en Paraguay, donde la criaron sus abuelos maternos hasta que a los 13 años su mamá decidió traerla con ella a Buenos Aires. Ambas se instalaron en una casa en el Barrio 21-24 de Barracas. Con 14 años trabajó como niñera y empleada doméstica, lo que le permitió apenas un año después de haber llegado a la ciudad abandonar la casa de su madre. Había decidido alejarse de esa relación que identificaba como abusiva y violenta. Vivió sola alquilando una pieza en el mismo barrio y se mantuvo con sus trabajos.
Teresa comenzó el curso de maquillaje de Belleza por un Futuro con el objetivo de poder vivir de ese oficio y, mientras duró su capacitación, realizaba trabajos de costura que comercializaba en distintas ferias y de manera virtual. Sus instructores aseguran que durante el curso demostró un gran nivel de responsabilidad y la capacidad de diseñar y comprometerse con un proyecto de formación que le permita mejorar su calidad de vida. Antes de finalizar, comenzó a postularse a diversos trabajos relacionados al rubro y quedó seleccionada para trabajar como perfumista en una gran cadena de farmacias. Hoy vive con su pareja en el barrio de La Boca.
Cecilia Valdez, 27 años
Cecilia es uno de esos casos que conmueven de solo pensar el enorme esfuerzo emocional y físico que le demandó sumarse y completar el BxF. A pesar de ser muy joven ya tiene un hija de 10 años y otra de 2. Su marido ha sido el sostén económico de la casa. A pesar de no estar pasando necesidades acuciantes, decidió estudiar para mejorar la calidad de vida de la familia y dar un ejemplo a sus hijas.
Ella cuenta que también era un sueño estudiar peluquería, pero los cursos son caros y no estaba a su alcance. Cuando supo sobre la iniciativa de Pescar y L’Oréal decidió postularse. El desafío era grande porque aún continuaba amamantando a su hija más pequeña, pero estaba desempleada así que eso le daba un margen de tiempo. Durante la inscripción pensó que no había quedado seleccionada y se presentó para conseguir un trabajo.
En pocos días resultó elegida para el puesto laboral y se incorporó de inmediato, pero al segundo día de trabajo, fue convocada para el curso de peluquería. La disyuntiva fue enorme, debía elegir. Luego de hablarlo con su esposo, optó por la beca e inició la capacitación. La dinámica familiar necesitó de un exhaustivo diagrama.
Pero la vida le dio un inesperado revés, su esposo se quedó sin trabajo y se vio en la urgencia de encontrar un ingreso que le permitiera pagar el alquiler. Entró en un restaurante como camarera, al tiempo que se animaba a hacer trabajos de peluquería en su domicilio, en Lomas de Zamora, con los conocimientos que había adquirido hasta el momento. Cecilia fue una de las primeras personas en el curso en comenzar a trabajar como estilista.
Sus últimos tres o cuatro meses de cursada fueron muy arduos y de un alto costo emocional, ya que había días que se iba de la casa cuando sus nenas estaban en la escuela y regresaba cuando ya dormían, así que no podía compartir con ellas ni un momento. Sus instructores aseguran que lo dio todo y así sostuvo la cursada, porque sabía que una oportunidad así quizás no volvía a presentarse.
Con días enteros con pocas horas de sueño, con un desgaste notorio supo transformar sus ganas en conocimientos. En octubre, se recibió con una gran capacidad técnica y con la enorme satisfacción de haber cumplido una meta. Hoy sigue sosteniendo su trabajo de camarera, pero además trabaja desde su casa tomando turnos de peluquería. Asegura que ahora tiene una certeza: “Nunca más voy a estar sin trabajo porque el trabajo lo tengo en mis manos”.
Lidia Zayas, 30 años
Vive con su familia en la Villa 21-24, del barrio de Barracas, en la Ciudad de Buenos Aires. Decidió inscribirse en la beca alentada por una prima que había egresado y le aseguró que el curso “le cambió la vida”.
Lidia llegó a BxF transitando un proceso depresivo producto de la pérdida de un embarazo que primero la obligó a permanecer varios días internada y luego la dejó en un estado emocional y anímico delicado. Corría 2022 y su vida transcurría más en la cama que de pie en una niebla que le impedía encontrar algún sentido. Relata que un día dijo “basta, no me puedo quedar acá, no quiero esto para mí” y comenzó a buscar espacios de bienestar donde comenzar a construir la Lidia que sí quería ser.
Con su duelo aún a cuestas, pero sanando de a poco, llegó al curso y, más allá de ir adquiriendo los conocimientos propios de la capacitación, se convirtió en un sostén para otras de sus compañeras. Lidia cree que la palabra sana y que relatando su historia podía inspirar a otras mujeres que no estaban pasando por un buen momento.
Ya había incursionado en el mundo de la belleza, es depiladora y hace perfilado de cejas. Sus maestros en el curso de peluquería dicen que desde el primer momento demostró su capacidad de aprendizaje, voluntad y carisma. Es una excelente profesional que destaca por los peinados que realiza, afirman.
Antes de terminar la cursada ya se encontraba haciendo trabajos en su domicilio, y planificando la propuesta de un “bar de peinados para eventos”. Tiene un trabajo en la Iglesia Caacupé de su barrio, pero no llega a cobrar un salario mínimo. Por eso, además, como cuenta con un espacio separado de la casa familiar, pero dentro del mismo terreno, que pudo acondicionar, trabaja en su propio emprendimiento en el que hace depilación, trabajo de cejas y ahora peluquería. Su sueño es, algún día, tener su propio salón.