Luciana Pinchiero, la artista que desafía el modo de representar la belleza: “Greta Garbo no es tan distinta a una Venus romana”

La artista rosarina que vive en Nueva York se destaca con “Bad Posture”, una muestra donde mediante esculturas y collages plantea interrogantes acerca de los roles tradicionales de la mujer

“Utilizo los cánones de belleza clásicos y neoclásicos porque son los más instaurados. Esas esculturas que representan diosas y alegorías son las referentes de la cultura popular de aquel momento", dijo a Infobae

Ella hizo todo el trabajo.

La observé tomando nota, organizando sus ideas, entregando respuestas ordenadas, atinadas: hasta me regaló las frases que podría colocar en un título. Decidí, como respuesta a su afán de hacer mi trabajo, robarme su medio. Esto será, entonces, un collage. Pero, ¿acaso no lo es cualquier entrevista?

Luciana Pinchiero vive en Nueva York y viene de Rosario, Argentina. Es artista visual. Se mueve dentro del círculo del arte queer, un término que sirve para englobar identidades sexuales y de género que no se identifican con lo tradicional, y su obra versa sobre la belleza, sobre los cuerpos, sobre el poder.

Combina, reúne, mezcla, enfrenta recortes, imágenes, historias con el objetivo de generar fricción en nuestros modos de representar a la mujer. “Hago collage en papel y collage en el espacio –no lo llamo escultura–. El medio que elijo es político porque usa narrativas ajenas, en este caso visuales, para crear narrativas nuevas y propias. Eso es en sí mismo queer porque transforma una realidad dada para brindar una perspectiva diferente y lo que es en sí queer, es en sí político”.

"Los cuerpos son políticos, los espacios compartidos son políticos, la belleza es política, hay una negociación entre la obra y la audiencia, hay un intercambio, y todo eso es un acto político", sostuvo a Infobae Pinchiero

Todas las palabras que enuncia son de alto voltaje. Armo un mapa conceptual en un papel y subrayo varias veces, escribo en mayúscula: PODER, POLÍTICA, BELLEZA, HISTORIA, OTREDAD, I-CO-NO-CLAS-TA PUNK. Habla de Bad Posture, la muestra que presentó en la galería Praxis, en Manhattan, en febrero.

“Tiene que ver con la postura que uno toma sin cuestionar. En el caso de los cuerpos femeninos es cómo se ha dictado su forma y su comportamiento a lo largo del tiempo”, dice Pinchiero.

Desde Buenos Aires, veo en las fotografías de la exposición una yuxtaposición de esculturas romanas achatadas y siluetas de modelos de color.

“Utilizo los cánones de belleza clásicos y neoclásicos porque son los más instaurados. Esas esculturas que representan diosas y alegorías son las referentes de la cultura popular de aquel momento. Me interesa cómo se construyen esos ideales de belleza que se exponen a nivel masivo para ser adorados: Greta Garbo no es tan distinta a una Venus romana. Ambas marcan cómo tenés que comportarte y cómo te tenés que ver”, agrega.

Bad Posture, es la muestra que presentó la artista en la galería Praxis, en Manhattan

Sobre la pared, al fondo, un collage en el que una mujer desnuda trepa cómicamente un monumento y, a su lado, el mismo contraste de escultura y cuerpo, arte y vida. El gesto de unir, de resignificar, de vandalizar ideológicamente una imagen se manifiesta como la operativa intrínseca del que habla desde las orillas de la tradición.

“Si sos queer, formás parte de la comunidad y estás haciendo arte, va a ser arte queer. Es muy difícil que lo que hagas no esté atravesado por eso. Algunas personas son más o menos intencionales como también hay artistas que no están necesariamente trabajando de un modo político pero si algo es público, es político. Los cuerpos son políticos, los espacios compartidos son políticos, la belleza es política, hay una negociación entre la obra y la audiencia, hay un intercambio, y todo eso es un acto político. Hay artistas que lo hacen más visible y otros que no tanto. En mi caso, no puedo evitarlo”, cuenta.

Le muestro la hoja de apuntes a través de la cámara de la computadora. Escribí en negro y celeste sobre papel blanco: la paleta predominante de su obra. No lo había notado. Comenzamos a mezclar la conversación con asuntos de actualidad y debates estrictamente filosóficos.

Presumo que se volvieron a invertir nuestros roles: terminé mi collage y ella terminó su entrevista.