Los últimos días de 2021 fueron tiempos desafiantes para todos. Estaban finalizando las restricciones de circulación por la pandemia y cualquier emprendimiento corría riesgos de terminar en la nada. Aún así, con la idea de crear un espacio gastronómico único, dos socios se inspiraron en un inesperado descubrimiento: los fulones, grandes barriles de madera de lapacho utilizados en la curtiembre de cueros. Este hallazgo, no solo dio forma a la estructura de un restaurante, sino también a su estética, concepto general y marca. La premisa estuvo clara desde el comienzo: fusionar tragos de autor, vinos selectos, alimentos exquisitos y café de alta calidad en un ambiente creativo y distinto en San Isidro.
Así nació Fulón, cumpliendo con la firme decisión de combinar esas cuatro dimensiones en una experiencia culinaria integral. Para eso sus creadores materializaron las propuestas en un solo espacio y planificaron un proyecto completamente nuevo con una identidad original en un contexto poco común para este tipo de locales, ya que la zona elegida no es un área comercial de densa circulación, sino que está enclavado en las Lomas de San Isidro, un exclusivo sector de la zona norte del conurbano.
Jorge Costa, uno de los socios creadores del espacio gastronómico, contó a Infobae que con la reutilización de fulones se construyó, “no solo la estructura y los espacios, si no que a partir de ellos, se dio forma a la estética, el concepto general y la marca”.
Esos enormes barriles recuperados de una curtiembre de 1890 inspiran las formas curvas y circulares del lugar. “Reutilizamos el 100% de sus materiales, dando vida, no solo a los locales, cocina y bar, sino también a las mesas, barras, artefactos de iluminación y demás mobiliario”, describió. De esta forma, se logró una ambientación amena y cálida, con líneas y colores básicos. “Reutilizamos y resignificamos muchos materiales en la construcción de todos los espacios”, remarcó Costa.
“En la búsqueda de lograr un lugar agradable en todo sentido, fuimos armando al detalle cada estímulo, donde las premisas fueran un ambiente distinto y creativo, buena comida, buenos tragos, ricos vinos y un excelente café. Cada detalle fue pensado para crear una experiencia diferente, en un lugar de San Isidro que lo necesitaba”, explicó.
Costa dijo que el emprendimiento fue una apuesta porque, “al margen de las cuatro propuestas principales” desde el punto de vista gastronómico, “lo más desafiante fue la planificación general de un proyecto nuevo, con marca y propuesta absolutamente nuevos, con una impronta original y en una zona donde no es común ver este tipo de locales”.
“Una vez avanzada la ejecución general fuimos poniendo foco en las distintas alternativas que pretendíamos que formaran parte del proyecto, tanto por impulso propio como por las necesidades y oportunidades que encontrábamos en la zona”, destacó. Sobre una idea inicial, luego vino el camino del diseño de la marca y el concepto. “Fuimos encontrando la convergencia de las distintas propuestas que terminaron siendo una sola que da forma al proyecto”, resumió.
En el amplio espacio predomina la iluminación natural en todos sus ambientes con una presencia destacada del verde de los árboles y las plantas. Por la noche la iluminación envuelve todo el lugar de una gran calidez, lo que da mayor intimidad.
Fulón ofrece espacios tanto privados como abiertos, con la premisa de vivir distintas experiencias. Cuenta con tres terrazas que se destinan a eventos privados o al público general; un patio central donde está el bar circular con escenario arriba, un jardín en el fondo y otro algo más apartado y exclusivo. En el frente se ubican dos locales, una cafetería y una vinoteca, destinadas a catas y degustaciones o a comidas y eventos reducidos.
Costa contó que “Fulón es producto de la conjunción de experiencias de sus dos socios fundadores”, él mismo y Javier Zaldívar, junto a “un diseñador, creador de distintos espacios gastronómicos y un especialista en generación de contenido y estrategias comerciales para espacios de reconocido éxito, tanto a nivel público como privado”.