La edición 2024 del Festival SOIJAr, que se extendió por casi una semana, fue un viaje único. En cada una de las jornadas, los sentidos fueron recompensados por la música que generaron decenas de jóvenes provenientes de orquestas federadas de todo el país. Se trató de un evento que tuvo, incluso, como corolario indiscutido al sábado 24 de febrero, cuando Chascomús disfrutó de un cierre con un dorado atardecer y una majestuosa laguna como escenario natural. Un momento mágico en que 150 músicos rindieron un homenaje excepcional al bicentenario de la Novena Sinfonía de Beethoven.
El ambiente festivo había comenzado a vibrar el domingo 18 de febrero, cuando la ciudad se llenó de música y emoción con una fusión vibrante entre la sinfonía clásica y el rock nacional. Es que aquel día fue el puntapié inicial del festival, que estuvo a cargo de figuras emblemáticas de la música argentina como Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale, quienes, acompañados por la Filarmónica Federal SOIJAr, hicieron resonar sus clásicos ante una audiencia emocionada.
En tanto, la participación de la cantante Hilda Lizarazu agregó otro toque de magia, dejando una huella imborrable en el corazón del público. Para estos artistas la experiencia no solo fue un honor, sino también un momento profundamente conmovedor. En ese sentido, Vitale elogió la iniciativa de la Fundación SOIJAr como un “proyecto hermoso de inclusión”, mientras que Baglietto destacó su importancia como “un proyecto cultural real”.
A lo largo de la semana, el festival no se limitó a ofrecer conciertos, sino que también brindó oportunidades para la formación y el crecimiento de los jóvenes músicos participantes. Durante los primeros días, se llevaron a cabo clínicas intensivas dirigidas por destacados exponentes de la música y las orquestas argentinas, proporcionando un espacio invaluable para el aprendizaje y el intercambio de conocimientos. Pero la música no se detuvo en los ensayos y talleres; el jueves, la laguna de Chascomús volvió a cobrar vida con un homenaje a la cumbia sinfónica y a la inolvidable Gilda, donde la talentosa Rocío Quiroz se unió con entusiasmo a este cónclave.
En relación al trabajo solidario de SOIJAr y con especial énfasis en el trabajo de la Orquesta-Escuela de Chascomús, Quiroz reconoció la labor del equipo de la fundación. “Le dan oportunidades a muchas nenas, nenes y adolescentes que ustedes van a buscar a los barrios para que puedan hacer música”, aseguró emocionada desde el escenario y frente a un centenar de vecinos y turistas. La artista destacó el trabajo de la ONG para acercar la cultura a los jóvenes, facilitarles instrumentos y ofrecerles formación musical; algo que, muchas veces, se convierte en un medio de vida.
El viernes fue uno de los momentos culminantes con “Chascomús en Concierto”, donde la Orquesta-Escuela local ofreció un repertorio de clásicos sinfónicos que deleitó al público presente. Y finalmente, el sábado, la emoción alcanzó su punto más alto con el “Concierto a la Alegría”, una celebración conmemorativa de los 200 años de la Novena Sinfonía de Beethoven.
Este evento especial contó con la participación de 150 niños y jóvenes músicos de todo el país, además de un conjunto coral, a quienes se sumó la soprano Mariana Carnovali -directora artística de voces, declarada personalidad destacada en el ámbito de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires- y la mezzosoprano Alejandra Malvino -Premio Konex 2009-. Todo bajo la dirección del talentoso Ezequiel Fautario, del Teatro Argentino de La Plata.
También desplegaron su arte el maestro Facundo Sacco como preparador de voces; Santiago Martínez como tenor y Marcelo Iglesias Reynes en bajo. El encuentro musical en “la capital de las orquestas infantiles y juveniles”, como se conoce a Chascomús, fue una oportunidad única para reafirmar el poder transformador de la música y la importancia de la solidaridad en la educación y formación de los jóvenes.
El festival SOIJAr, que ha estado en marcha desde 2005, es mucho más que un simple evento musical. Es un testimonio del poder de la música para unir comunidades, transformar vidas y crear un futuro colorido para las generaciones venideras. Este cónclave artístico tiene como filosofía generar un encuentro anual de niños, adolescentes, jóvenes y líderes de todo el país que eligen la música como instrumento de crecimiento personal y comunitario; durante una semana forman parte de una clínica intensiva de excelencia de la mano de prestigiosos maestros y referentes de las principales orquestas de nuestro país.
“Desde 2010 hemos logrado la representatividad federal. Para nosotros es muy importante cultivar los programas de la Fundación SOIJAr de manera sistémica y federal”, resaltó Valeria Atela, presidenta de la fundación y directora del festival.
“Impulsamos a que cada acción que podamos hacer se irradie en todo el territorio, porque creemos profundamente en la música como un instrumento que transforma a las personas pero también a las comunidades”, completó la también fundadora y directora de la Orquesta-Escuela de Chascomús, primera experiencia nacional que aplicó la metodología Orquesta-Escuela, creada por Atela.
En última instancia, el festival no solo celebra la música, sino también la unión, la inclusión y la esperanza. Es que mientras el sol se ponía sobre la laguna de Chascomús, quedaba claro que la música había tocado los corazones de todos los presentes, dejando una melodía de inspiración y alegría que resonará mucho más allá de las fronteras de este evento.
* Fotos: Ari Aristegui