“Martes 13 no te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes”, recita el dicho. La mala suerte que rodea a este día es uno de los mitos más arraigados en la cultura popular. Aunque muchos no le prestan atención, a veces la superstición se impone y por las dudas se evitan tomar grandes decisiones en esta fecha.
La creencia acerca de la mala fortuna asociada al número 13 tiene raíces históricas y mitológicas que se remontan a la antigüedad y circularon de generación en generación.
¿Cuál es el origen del martes 13?
Entre las teorías que explican el origen de esta superstición se halla la narración bíblica de la Última Cena, en la que Judas Iscariote, el apóstol traidor, es asociado al número 13. Otra asociación que explica su asociación a la mala suerte surge de la mitología romana, ya que Marte, el dios de la guerra, simboliza la destrucción.
Según las costumbres romanas, Marte no solo personificaba la guerra sino también la protección del Estado y sus límites. Dada su importancia, las actividades bélicas, la agricultura y la vida comunitaria en general se encontraban bajo su influencia. Las creencias romanas sugerían que comenzar eventos significativos, como nupcias u operaciones comerciales, en días consagrados a deidades de carácter beligerante, podría atraer desdichas.
Este respeto y temor hacia la figura de Marte y su simbolismo se han vinculado en el rechazo a tomar grandes decisiones los días martes, especialmente si coincide con el día 13, número que por sí solo porta una carga de superstición en diversas culturas.
En la tradición de la Kabbalah judía, se mencionan también 13 espíritus malignos, y en el capítulo 13 del Apocalipsis, se narra la llegada del anticristo. Estas historias y simbolismos han contribuido a la formación de la superstición en torno al número 13.
Además, la interpretación de martes 13 como signo de mala suerte se ha enriquecido con matices a lo largo de la historia, entrelazándose con creencias cristianas. Un ejemplo de ello es la incorrecta asociación de este día con el asedio y caída de Constantinopla en 1453, hecho histórico ocurrido en realidad el 29 de mayo.
Otro ejemplo sería el martes 13 de junio de 1276, cuando Játiva fue ocupada por los musulmanes, según narra el poeta y periodista Marcos Rafael Blanco Belmonte. Esta tendencia hacia la consideración negativa del número y día también se refleja en la cultura anglosajona con el viernes 13, especialmente recordado por la detención de los caballeros templarios un viernes 13 de octubre de 1307.
Martes y viernes 13
La superstición en torno al martes 13 y el viernes 13 guarda raíces profundas en la historia y la cultura, alimentada por eventos históricos y creencias religiosas. El temor asociado a estas fechas ha evolucionado de manera distinta según la tradición y la geografía, arraigándose especialmente en países europeos y América.
La creencia de que el martes 13 trae desgracia está vinculada al dios Marte de la mitología romana, mientras que la aversión hacia el viernes 13 se asocia mayormente con la crucifixión de Jesucristo y la trágica persecución de los Templarios.
El temor por el viernes 13 es prevalente principalmente entre los países de Europa y en EEUU, y por extensión, en las naciones americanas debido a la influencia cultural. En contraste, la mala suerte asociada al el martes 13 es más característica de las comunidades hispanohablantes.
En las últimas décadas, el mito negativo alrededor del viernes 13 se intensificó por la popularidad del film de terror Friday the 13th, estrenado en 1980, que narraba la historia de un grupo de adolescentes que morían a manos de un asesino desconocido, Jason Voorhees, que no tardó en convertirse en un ícono del género.
¿Cuáles son los números asociados a la mala suerte?
Además del viernes o martes 13, otras supersticiones relacionadas con números y fechas connotan mala suerte en diversas culturas alrededor del mundo. En Italia, el viernes 17 es considerado de mal augurio, una creencia que se origina en la época romana. La explicación se encuentra en los números romanos XVII que, reordenando las letras, se interpreta como vixi, palabra en latín que se traduce como “viví” (”he vivido”) lo que implica estar muerto.
Por otro lado, en Japón y China, el temor se centra en el número 4, debido a que su pronunciación (shi) se asocia con la muerte, llevando a estos países a adoptar una lectura alternativa (yon) para evitar la connotación negativa.