La revolución a cara lavada de Pamela Anderson: la ex conejita Playboy deslumbró sin maquillaje en una campaña

Es imposible no pensar en Pamela Anderson y la serie Los Guardianes de la Bahía, también conocida como Baywatch. Icono indiscutido de los 90, Anderson supo ser un verdadero símbolo sexual que supo moverse como pez en el agua en tiempos muy distintos a los actuales, cuando también supo ser conejita de Playboy.

Hoy a los 56 años, la ex modelo se mantiene vigente en otro ecosistema, un lugar lejos de escándalos y más cercano a la moda, y a las campañas que apuntan a un alto target. Sin embargo, como ella misma dirá, la rebeldía sigue siendo parte de su ADN, tal vez, ahora, la revolución la hace de otro modo. “Para mí, esta experiencia es liberadora, divertida y un tanto rebelde también”, dijo hace unos meses a la revista Elle, al explicar su nueva revolución de la cada lavada.

“Decidí seguir mi propio camino y hacer lo opuesto a lo que todos están haciendo”, agregaba Anderson. Hoy es parte de la última campaña de Proenza Schouler para la primavera-verano de 2024. Allí se ve a Pamela a cara lavada, en imágenes capturadas por Davit Giorgadze.

La firma, fundada por Lazaro Hernandez y Jack McCollough, busca visibilizar la declaración de Pamela sobre la libertad de ir sin maquillaje.

La actriz ya había dejado a todos boquiabiertos el año pasado al asistir a la Semana de la Moda de París con el rostro al natural. Su nueva imagen fue muy elogiada, una cuestión cómoda para ella con esta cuestíon de liberarse de los estereotipos.

En la reciente campáña se ve a la actriz con su rostro al natural mientras posa con distintos diseños de la marca. Estas fotografías van acompañadas de comentarios elogiosos como “la mejor campaña de moda”, “reina”, “sublime”, “compraré todo lo que ella promocione” o “estoy feliz por este nuevo capítulo de su vida”.

En la gala de los Fashion Awards 2023 en Londres, Anderson también apareció al natural, llevando la bandera de que no hace falta estar horas preparándose para destacarse en un evento o posar en una alfombra roja y lucir igualmente fabulosa y elegante.

Pamela asegura una y otra vez que sigue sintiéndose bien consigo misma, sin importar las normas actuales ni las tendencias de la industria de la belleza.

De hecho, ha creado su propio estándar: la cara lavada. “Es libertad, de manera clara y simple. Y resulta un alivio”, postuló en otra nota reciente. La actriz sigue su paso y continúa deslumbrando en cualquier lugar que va, defendiendo así el mensaje cada vez más normalizado de mostrar la belleza de manera natural.

Anderson no es la primera ni la única en unirse a la tendencia. Su elección va más allá de una decisión personal; es un gesto reivindicativo y una muestra de autoaceptación en una sociedad que constantemente busca la perfección, según comentaron varios expertos que siguen de cerca el estlismo de la mujer.

En la búsqueda de naturalidad y auténtica belleza, la actriz viene elegiendo estilismos monocromáticos de gran elegancia.

Recientemente optó por un traje color crema de Stella McCartney, que consta de una chaqueta oversize y pantalones de pierna ancha, a la par de ser natural, resulta cómodo. Completó el look con una camiseta desgastada del mismo tono y unos tacones negros.

Pamela Anderson se convirtió en una de las mujeres más deseadas del planeta, quizás por la inconsciencia con la que se manejó desde que comenzó su carrera, esa que comenzó casi de casualidad.

Pocos saben que mientras se transformaba en una sex symbol global, Anderson leía libros de filosofía y psicología, escribía poemas, pintaba y se volcaba al activismo en defensa de los derechos de los animales, los refugiados y el ambiente.

Pam nació en Ladysmith, Canadá, el 1° de julio de 1967. Sus primeros años los pasó en el hogar familiar, con su madre Carol, que trabajaba de moza, su padre, Barry, que era reparador de hornos y su hermano menor Gerry.

El destino le tenía preparada una sorpresa que cambiaría su vida para siempre. Por esa época, a mediados de los 80, Pamela había ido a ver un partido de la Canadian Football League. En un momento dado del evento, las cámaras enfocaron su rostro y sus profundos ojos azules quedaron plasmados en las pantallas gigantes del estadio. La joven, que tenía puesta una remera de la marca de cerveza Labatt, fue ovacionada por el público y los organizadores le pidieron que bajara hasta la cancha. Así fue como Pamela, casi sin querer, se convirtió en modelo exclusiva de la marca.

Ese día nació su vocación. Viajó a Los Ángeles para incursionar en el mundo del modelaje, y enseguida la convocaron para hacer un desnudo para la revista Playboy. Ella no lo dudó. Corría el año 1989, Pam tenía 22 años y se había consagrado conejita del imperio de Hugh Hefner.

Entre papeles secundarios en la televisión, llegó 1991 cuando le propusieron ser una de las protagonistas de la serie Baywatch. Ella admite que el amor de su vida fue Tommy Lee, el cantante de Mötley Crue y padre de sus dos únicos hijos, Brandon Thomas Lee y Dylan Jagger Lee. Al músico lo conoció el último día de 1994 en una fiesta de fin de año.

La relación con Lee se terminó después de que lo denunciara por golpes y violencia física. Pamela tuvo varias relaciones con hombres famosos. Tiempo después, la pandemia la encontró sola y con la oportunidad de volver a enamorarse. A pesar del aislamiento, en diciembre de 2020, la estrella de Baywatch se casó con su guardaespaldas, Dan Hayhurst. Pero la historia volvería a repetirse: la relación duró menos de un año, como si tuvieran una fecha de vencimiento.

En enero de 2023, Anderson publicó su autobiografía Love, Pamela, en simultáneo con el estreno del documental de Netflix, Pamela Anderson, una historia de amor, la escritora y actriz reveló “estar muy orgullosa de este libro”.

Con la producción de su hijo, Brandon Tomas, que ahora tiene 26 años, desde su cuenta de Instagram describió lo que sintió al repasar parte de su vida. “Se siente como una especie de milagro: volver sobre los dolorosos pasos de mi juventud. Repinté en detalle escenas de mi infancia o en la mansión de Playboy. Solo la vida desordenada de una niña. Una celebración: de imperfecciones. El libro es un intento sin pulir. Sin coautor”.