Este 10 de diciembre, Javier Milei asumió como Presidente de la Nación. Para poder asumir su cargo, se debe realizar el traspaso de mando entre los mandatarios salientes y los ingresantes. Es decir que, Alberto Fernández debe entregar el mando del país al mandatario electo, mientras que Cristina Fernández de Kirchner debe hacer lo propio a Victoria Villarruel.
Durante ese momento, los gestos, expresiones faciales y posturas, aspectos esenciales de la comunicación no verbal, complementan, refuerzan y hasta contradicen el mensaje verbal, además de revelar emociones, actitudes e intenciones. En ese sentido, Infobae consultó a Santiago Chemes, licenciado en psicología, director de PNL Palermo, Trainer en PNL (programación neurolingüística) avalado por The Society of NLP, FACS Coder (Facial Action Coding System), Paul Ekman group y profesor de Psicología en Universidad de Buenos Aires; y a Daniel Zazzini, asesor y coach de equipos de comunicación y lenguaje corporal, con diplomaturas en Comunicación No Verbal y comunicación política por la Universidad Austral.
“Cristina habló rápido como queriéndose sacar el tema de encima”, aseguró Chemes durante el anuncio que se realiza previo al arribo del presidente electo. “Comenta sobre lo que va a hacer, parece bastante protocolar todo. Tiene los ojos vidriosos y cuando está hablando, a veces, se confunde en lo que dice, eso marca un poco nerviosismo y como que no quiere estar ahí. También hizo un ‘Fuck you’ antes de entrar, a veces se sale de su investidura de su vicepresidenta. Al hacer ese gesto, que quizá le contesta a alguien que dijo algo, pero no es la forma de contestar de un vicepresidente”, agregó.
Por su parte, Zazzini agregó: “Fue muy cortito lo que se vio en pantalla (de la primera intervención de Cristina), pero se alcanza a ver disgusto, sobre todo en la cadencia y el tono de la voz cuando explica el desarrollo de la jornada. Nada fuera de lo esperable, teniendo en cuenta que su partido está entregando el mando”.
“Cuando Milei saludó a Victoria Villarruel fue un saludo sentido, pero cuando Cristina lo saludó se dio vuelta y se fue. Cristina, hace todo de manera protocolar, se quiere sacar el traspaso de encima”, aseguró Chemes. “Mientras que en la firma, Cristina los mira muy poco, casi que ni lo mira a Mieli y a Villarruel tampoco, baja los ojos o mira hacia un lugar inespecífico. No los busca con la mirada, cero empatía implica eso”.
El analista indicó que al momento de ingresar al Congreso y la firma de Milei y Villarruel, Cristina aparece indicando con una sonrisa lo que tienen que hacer. “Hace una sonrisita como diciendo que no tienen experiencia. Hace una sonrisita cómplice. Es un sonreírse a sí misma, básicamente. Después Cristina se tambalea de un lado hacia otro. Eso es un signo de incomodidad, el tambalearse de un lado hacia el otro y se pone las manos en los bolsillos cuando estaba jurando Milei y cuando estaba jurando Villarruel. Son signos de incomodidad. Cuando se va Cristina saluda solo a Milei y no la saluda a la vicepresidenta Villarruel”, remarcó.
“Les va indicando todo, está bajo un protocolo básicamente, por ahí les indica un par de cosas, pero con la mirada hacia otro lado, no mirándolos a los ojos o sonriendo, con gestos adustos y fríos”, dijo Chemes y recordó: “Cristina, más allá de todo, no mostró tantos gestos de nerviosismo como si lo hizo cuando asumió Alberto Fernández y ella estaba al lado de Mauricio Macri. En ese momento, estuvo más tensa y nerviosa. Usaba muchos gestos apaciguadores, pero eso en la asunción de Fernández y tenía al lado a Macri y ella tomaba mucha más imagen de Macri”.
Asimismo, Zazzini agregó: “En el juramento, se nota la incomodidad de Cristina. Las manos en los bolsillos muestran la negatividad que está experimentando, una forma de canalizar la negatividad, los nervios y la baja autoestima es escondiendo las manos en los bolsillo. Y el balanceo mientras habla el Presidente, también es una muestra de ansiedad y de querer ‘apurar el paso’ para salir de la situación”.
“Cuando se mete las manos en los bolsillos, indica más informalidad en algo. Queda como un gesto despectivo con lo que es la entrega de un mando. No es esperable en una persona que está ejerciendo el rol de vicepresidenta”, destacó Chemes sobre el comportamiento de la ahora ex vicepresidenta. “Entre CFK Villarruel y Mieli, CFK mucho más alejada de Victoria que de Además, se tambalea de un lado hacia el otro cuando juraba Milei y Villarruel,
Mientras que al analizar el comportamiento de Alberto Fernández, Zazzini destacó: ”De Alberto se puede destacar solo el apuro por terminar la situación, no esperó a darle la mano después de entregar el mando. Apenas le tocó el brazo a Milei y salió rápido de la escena”. Y Chemes agregó: “Alberto lo saludó a Milei por el antebrazo, sonríe, con un saludo corto, lo palmea y se va. Entre Alberto y CFK no hubo sintonía tampoco, Alberto entró, le entregó el mando, lo saluda y se va”.
“A Cristina se la vio mucho más alejada de Villarruel que de Milei. Cristina lo toca en un momento a Milei, le toca el antebrazo. Hablan un poco sobre el bastón presidencial. En un momento a Milei le aparecen algunos gestos nerviosos, más que nada en la parte de la boca, que estira un poco hacia los costados. Estos gestos son involuntarios que tiene. Después, levanta mucho las cejas, como en sorpresa, o como que se sorprende de algo cuando lo saluda alguien o cuando ve a alguien”, precisó Chemes.
Por último, respecto a la aparición del presidente saliente para entregar los atributos presidenciales, Chemes rescató el comportamiento de Cristina: “Cuando justo aparece Alberto, Cristina le habla a Milei sobre el bastón presidencial. A mi entender, a mí me parece que Cristina justo saca ese tema porque apareció Alberto. Y cuando Cristina miró para el lado de Alberto, Alberto miró para el lado contrario. De nuevo, muy poca o cero sintonía entre Alberto y Cristina. Justo cuando Alberto sale para entregarle el mando a Milei, empieza a hablar Cristina con el flamante presidente. Hubo más sintonía o más feeling entre Milei y Cristina que entre Cristina y Alberto”, observó licenciado en psicología.