La dimensión no verbal de la comunicación desempeña un papel significativo en el ámbito del discurso político, ya que ejerce un impacto profundo en la manera en que la ciudadanía percibe a sus líderes.
El lenguaje no verbal o corporal es aquello que excede lo hablado, se extiende a la forma en que se manifiestan las personas y a su presentación personal. Las señales transmitidas a través de gestos y el tono de voz pueden tanto complementar como desafiar o respaldar las palabras pronunciadas.
Ansiedad, alegría, decepción, incomodidad, tristeza. El momento de la elección y de los discursos de cierre de la jornada en los búnkeres, fueron una oportunidad para observar esas expresiones que transmitieron una información valiosa sobre las intenciones y las emociones de los dirigentes, así como sobre su credibilidad y su confianza.
El protagonista esta noche, por supuesto, fue el ganador de la elección, Javier Milei, de La Libertad Avanza, pero también las miradas estuvieron puestas en su entorno y en quien compitió hasta el final de este largo año electoral, Sergio Massa, de Unión por la Patria.
La rapidez del escrutinio y la tendencia irreversible hicieron que a solo dos horas del cierre de la elección, Massa saliera al escenario de su sede del barrio de Chacarita, para admitir la derrota. En otro sector de la Ciudad de Buenos Aires, el búnker de Milei, en el Hotel Libertador, era todo euforia. Se la vio a la vicepresidenta electa, Victoria Villarruel, ingresando con una sonrisa que nunca se borró de su cara, a pesar de verse apretada por una multitud. Ya adentro, el excandidato a jefe de Gobierno porteño Ramiro Marra se divertía imitando a un rockstar y se lanzaba en palomita desde una tarima para ser atajado por varias personas en el salón principal. Rápidamente mutó a un gesto serio que contrastó con el entorno de alegría. El joven dirigente libertario porteño repartió abrazos a sus conocidos, mientras se mostraba esquivo con los medios.
Ya subidos al escenario los principales dirigentes de La Libertad Avanza y también del PRO, vino la arenga “peluca presidente” a la espera del ganador. De inmediato, en un gesto poco habitual, tomó brevemente la palabra Karina Milei, hermana y jefa de campaña, quien lo presentó y bajó del atril para abrazarse largamente con su hermano.
Tres expertos en comunicación no verbal dieron detalles a Infobae de lo que mostró Milei y también el candidato que sufrió la derrota. ¿Qué secretos revelaron la gestualidad y las expresiones paraverbales sobre sus emociones y sus pensamientos?
Marcelo Sola, especialista en Comunicación no Verbal, Coach Ontológico Profesional, con más de 15 años de experiencia y Director de Hcc Integral, vio a un Milei “distendido, feliz”. “Parece que sí” respondió en el comienzo, apenas escuchó los cánticos de “peluca presidente”. Si bien leyó el discurso “se lo vio serio y muy decidido, confiado, tranquilo. Fue congruente en lo verbal y en lo corporal”, dijo.
En cuanto a lo paraverbal, Sola expresó que Milei, cuando quiso dejar algo en claro, “elevó el tono de la voz, como cuando dijo al gobierno ‘háganse cargo de su mandato hasta el 10 de diciembre’, con una entonación fuerte, efusiva, segura. Marcó la diferencia en su paralenguaje respecto de cuando estaba leyendo que lo hizo siempre en el mismo tono y, cuando quería dejar en claro algo”, elevaba la voz.
Cuando no leyó y se dirigió a la gente “también se lo vio sincero, tranquilo” y cerró con su latiguillo: “Viva la libertad, carajo”. En resumen, “no estuvo el Javier Milei que en otras oportunidades hemos visto con otro tono de voz y otra efusividad, este fue congruente en todo momento, se mostró como todo un ganador, como diciendo ‘sabiendo que gané, estoy más tranquilo, más distendido y congruente con todo mi relato y todo mi paralenguaje’”, expresó el especialista.
Infobae también consultó a Santiago Chemes, Licenciado en Psicología, director de PNL Palermo, Trainer en PNL (programación neurolingüística) avalado por The Society of NLP, FACS Coder (Facial Action Coding System), Paul Ekman group y profesor de Psicología en Universidad de Buenos Aires. Este especialista observó que “antes de que Milei se presentara, cuando ya era inminente su llegada para hablar desde el atril, ya había sonrisas en la audiencia. Había abrazos entre los presentes, que probablemente eran allegados, en su mayoría. También había personas que saltaban. Todos estos gestos son signos de entusiasmo, son movimientos que desafían la gravedad y marcan el estado emocional de las personas”.
Chemes agregó a su descripción que “la calidez de los abrazos fueron significativos, había alegría y sonrisas. Luego, cuando subió la hermana de Milei al atril para dar su discurso, ella inclinó la cabeza. Esto es una forma de establecer empatía con los oyentes. Es algo que a menudo se utiliza en la oratoria para conectarse mejor con el público. Después, cuando Milei saludó a su hermana, la abrazó dos veces en el escenario. El segundo abrazo fue más significativo y duró un poco más que el primero”, detalló.
Sola, por otra parte, observó el comportamiento gestual de la pareja de Milei, la actriz Fátima Florez, a quien se la vio en el círculo más íntimo del ya presidente electo. “Muy distendida, pero también muy gestual. Se la vio tranquila”, dijo, aunque advirtió que “ella es actriz y tiene herramientas que la ayudan a distenderse”.
Karina Milei, como ya se mencionó, ocupó esta noche un lugar bajo los reflectores, cuando lo habitual es que se ubique en un segundo plano, en los momentos en que su hermano aparece públicamente. Sola destacó la emoción de la mujer al presentar al presidente electo. “Se le quiebra la voz” y al descender del atril ambos al abrazarse y “dejan a la vista el amor que se tienen. A ella se la vio muy efusiva, muy emocional”.
Por su parte, Chemes dijo que Milei comenzó a leer su discurso “de manera pausada, no se observaron tantas sonrisas como antes, durante la espera. Esperaba que él estuviera más eufórico, pero su tono fue más controlado. Cuando deseaba enfatizar algo en su discurso, bajaba las cejas y mantenía una mirada fija. Esta es una forma de comunicar que está hablando en serio”. Por momentos, habló entre dientes, cuando una persona habla entre dientes, puede indicar que está molesta, enojada o frustrada, según lo que cuenta en el discurso”.
Luego, hubo partes de la alocución en las que “enfatizó con matices en su voz: elevó el tono. Tuvo un tono más grave cuando quiso resaltar ciertas partes del discurso y aumentaba el volumen”. Finalmente, al bajar del escenario “hizo gestos con el dedo pulgar señalando positividad. Saludó relajado, más informal, diferente que en el momento de subir al escenario, que se mostró más estructurado y controlado de lo que suele ser”..
Por su parte, Daniel Zazzini, asesor y coach de equipos de comunicación y lenguaje corporal, con diplomaturas en Comunicación No Verbal y comunicación política por la Universidad Austral, destacó de la primera aparición de Milei como presidente electo que, “a diferencia de lo que fueron los debates y apariciones públicas durante la campaña, se lo vio muy tranquilo. El escenario tuvo una puesta en escena al estilo norteamericano y su apariencia y movimientos respondieron al carácter institucional dejando de lado la imagen disruptiva que tuvo durante la campaña”.
Este experto destacó la “moderación en el tono de voz y en los gestos faciales, que esta vez se vieron naturales. No tuvo trabas o titubeos en la dicción, como en los debates; seguramente porque este discurso tuvo un ensayo y una preparación”, opinó.
Zazzini destacó “2 señales de estrés en la boca de Milei, uno previo al inicio del discurso, otro durante los agradecimientos. Si bien leyó el discurso, lo que quita conexión con la audiencia, levantó y sostuvo la mirada al público, para enfatizar en algunos pasajes del discurso con la mirada y con la voz”.
“No podemos saber si es fruto de entrenamiento o de la descompresión post elección, pero el cambio de tono no se percibió forzado, teniendo en cuenta el contraste con lo que fue su imagen, su apariencia y su tono durante la campaña
Previamente a la aparición estelar de Milei como presidente electo, Massa hizo su cierre de la etapa electoral para reconocer su derrota, con un tono y en medio de un clima que, por lógica, fue lo contrario del espacio que encabezó el ganador. Sola dijo que el candidato de Unión por la Patria estuvo “muy nervioso”. Apareció “desencajado, como si quisiera decir algo verbalmente y corporalmente decía lo contrario, como quien no está muy conforme con lo que está diciendo. Por un momento se le quebró la voz”.
El experto notó que “le faltó hacer foco en las personas. Él cuando habla siempre mira a alguien en particular, pero esta vez se lo vio bastante difuso en su mirada, en su forma de expresarse corporalmente”. En cuanto a su tono de voz, su paralenguaje, “se lo notó triste, quebrado, desilusionado. Su lenguaje corporal fue congruente con esto en lo verbal y no verbal. Estaba triste con el tono de la voz, estaba triste con la velocidad, el ritmo de la voz, estaba triste a nivel corporal, la mirada baja, con un lenguaje corporal cerrado”.
Zazzini dijo que Massa, al admitir la derrota, ingresó al escenario con un discurso escrito, algo que “contrastó” con su enfoque anterior en la campaña, cuando evitaba esta práctica. La elección de leer un discurso puede interpretarse como una muestra de “baja autoconfianza y una desconexión” con la audiencia, ya que leer a menudo aleja al orador de su público.
Massa “abandonó la imagen de candidato duro e institucional que fue una constante en él restándole autoridad. Subió al escenario acompañado, a diferencia de la primera vuelta, cuando había subido como líder indiscutido”. Zazzini consideró que “no mostró el orden y el control de otros momentos, estuvo desequilibrado en el orden de sus acompañantes que se mostraban todos con posturas de cierre, con interpretación negativa por el contexto”.
Ya antes de iniciar el discurso mostró “estrés” cuando comprimía la boca, se mojaba los labios y tocaba el micrófono. “Cuando estamos en ese tipo de situaciones tendemos a canalizar nuestras emociones tocando partes de nuestro cuerpo, accesorios u objetos cercanos, como en este caso”, detalló. En cuanto a lo paraverbal, Zazzini observó que su “tono de voz, si bien intentó mantener el tono zen que lo acompañó durante la campaña, tuvo algunos momentos mínimos de quiebre y titubeo, esas también son señales de inseguridad y estrés ante la situación que estaba atravesando”.
Chemes destacó la impresión gestáltica que percibió en la comunicación no verbal de Massa durante su discurso en el búnker. Consideró que la audiencia y el propio orador mostraron gestos y movimientos que sugieren un estado de ánimo bajo y falta de entusiasmo. Señaló que Massa no logró generar gestos de entusiasmo entre su público, comparándolo con la solemnidad de un velorio, donde todos permanecen en silencio y sin movimientos. “Levantó la boca con el mentón y los labios que descienden un poco. Esto sucede cuando la persona no está de acuerdo con lo que está ocurriendo, como un signo de tristeza”.
Respecto del entorno en el búnker de Massa “nadie agitó las banderas, que estaban colgando hacia abajo. En cambio si al mismo tiempo se observaba el búnker de Milei, al menos afuera, comenzaban a ondear banderas de color amarillo. Estos son movimientos que desafían la gravedad e indican un estado emocional positivo”.