Qué es el “mapeo de conflictos” y por qué puede ser vital para que una relación de pareja perdure

Existen tres razones por las que se suele discutir según los expertos: el poder, la confianza o los valores. Una manera de superar estos problemas es identificar la causa subyacente y con esa información lograr una reconciliación sólida y duradera

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Las discusiones recurrentes en las parejas suelen deberse a problemas no resueltos que reaparecen constantemente (Getty)
Las discusiones recurrentes en las parejas suelen deberse a problemas no resueltos que reaparecen constantemente (Getty)

Las peleas de pareja nunca tienen un solo culpable. En el centro de cada discusión, dicen los expertos, se encuentran necesidades, vulnerabilidades y prejuicios que las originan una y otra vez.

Según describió en su blog Esther Perel, psicoterapeuta y autora de bestsellers, el conflicto es intrínseco a todas las relaciones: “De la misma manera que estamos compuestos de átomos arremolinados (cargas positivas y negativas que se atraen y repelen), dos personas son fuerzas que orbitan entre sí, acercándose y alejándose, tratando de encontrar una manera de coexistir y tomar forma en el mundo”, expresó.

Rosalía Alvarez, psicoanalista especialista en pareja, miembro didacta de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Asociación Psicoanalítica Internacional, expresó a Infobae que es muy difícil comprender por qué discute una pareja: “El conflicto de una pelea de pareja es una causa dinámica de interconexión entre los dos y donde lo que uno hace influye sobre el otro y viceversa, lo que nosotros llamamos una colusión. Y el poder, la confianza y el valor que se le dan al otro forman parte de esa dinámica de pelea”.

Y completó: “Yo tengo mucha experiencia en terapias de pareja psicoanalíticas, y las peleas son, entre otras, por diferencias con respecto a los hijos, a lo religioso, a lo político, al manejo del dinero o a la falta de valoración de uno hacia el otro”.

Los problemas no resueltos en las relaciones pueden llevar a un ciclo de vulnerabilidad, donde las parejas quedan atrapadas en la insatisfacción y la dependencia (Imagen ilustrativa Infobae)
Los problemas no resueltos en las relaciones pueden llevar a un ciclo de vulnerabilidad, donde las parejas quedan atrapadas en la insatisfacción y la dependencia (Imagen ilustrativa Infobae)

Por su parte, Diana Kirszman, doctora en Psicología, miembro fundadora de la Fundación Aiglé, coordinadora de la Carrera de Especialización en Psicoterapia Familiar y representante para Latinoamérica del Instituto Ackerman de Terapia Familiar, señaló a Infobae: “Si yo pienso en las últimas diez o doce parejas que recibí en consulta puedo hacer un mapeo de las situaciones por las cuales se enfrentan y podríamos resumirlas en tres: una tiene que ver con la cuestión del poder y dentro este tema hay dos aspectos sumamente importantes que atraviesan todo el ciclo vital de una pareja como también de una familia, que son el dinero y el sexo”, afirmó.

Y agregó la experta: “Otro aspecto muy importante se relaciona con la confianza o la falta de ella en donde también se involucran cuestiones vinculadas con los celos, la infidelidad, etc. Finalmente, hay un tercer tema que involucra a su vez muchos, que son los valores, cuando hay diferencias sobre qué es lo importante, cómo educar a los hijos, etc.”

Repitiendo las peleas

Las expertas aseguran que otro punto a reflexionar es ¿por qué se suele discutir siempre por el mismo problema? Con frecuencia, dicen, escuchan a personas expresar su frustración por tener siempre la misma discusión. Por ejemplo, pueden enfrentarse repetidamente por quién realiza las tareas del hogar o cómo se priorizan las necesidades de una persona sobre las de la otra.

El mapeo de conflictos puede ser un recurso válido para descubrir cuál es la verdadera razón detrás de las discusiones recurrentes
El mapeo de conflictos puede ser un recurso válido para descubrir cuál es la verdadera razón detrás de las discusiones recurrentes

Kirszman explicó que esto tiene que ver, básicamente con situaciones que no han sido resueltas y “aparecen, reaparecen y vuelven a aparecer desde cualquier perspectiva y situación, que tienen poco que ver con lo que fue el motivo de trauma, pero que reactiva el problema. Esto ocurre cuando se trata de situaciones que han sido especialmente difíciles de procesar, que aparentemente se perdonaron. El perdón es sanador, pero cuando realmente se logra, es todo un proceso”.

Por su parte, Perel reflexionó en su blog que el ciclo de conexión, desconexión y reconexión existe en toda relación. “Todos conocemos ese momento de desconcierto profundamente perturbador que lleva una pelea al límite. Es cuando nos preguntamos por enésima vez ‘¿cómo es posible que esté haciendo esto otra vez cuando sabe cuánto me molesta?’ ¿Qué pasaría si hiciéramos una pausa, respiraramos e intentáramos trabajar juntos para identificar lo que realmente está pasando?”

Para Álvarez las razones por las cuales una pareja puede llegar a pelearse sistemáticamente por lo mismo son muy diversas. “En general en la etapa de enamoramiento de una pareja suele existir una ilusión respecto al otro y al vínculo. De ese momento se pasa a otra etapa del amor, donde obviamente si hubo una ilusión hay una desilusión, porque el otro aparece desnudo como es, no como me lo imaginé. En la etapa del enamoramiento el otro es como me lo imagino, me completa, es la media naranja famosa. Pero ir descubriendo que nunca el otro me va a completar porque somos seres castrados, porque la completud no existe, es complejo. Puedo amar al otro porque me cubre, me responde y comparto con él un montón de cosas pero, obviamente, no me va a completar”.

Muchas veces los desencuentros en la intimidad evidencian insatisfacciones y demandas sin respuesta (Imagen Ilustrativa Infobae)
Muchas veces los desencuentros en la intimidad evidencian insatisfacciones y demandas sin respuesta (Imagen Ilustrativa Infobae)

Y advirtió: “Si yo no acepto esa incompletud y no admito que el otro es otra persona, no la que yo quisiera que sea, no la que le interesa que los platos estén lavados, estoy tomando un camino muy complicado. Muchas personas no aceptan que el otro es otro porque somos muy narcisistas, porque estamos muy centrados en las ilusiones y en nosotros mismos”.

Las expertas recomendaron que estas complejidades se pueden analizar de forma temprana para evitar que los problemas se vuelvan una amenazante bola de nieve que ponga en jaque a la pareja.

Esther Perel comentó en su blog que con frecuencia la gente tiene miedo de manifestarse: “A menudo escucho acerca de situaciones en las que una persona, incapaz de expresar sus quejas, ha dejado que una pequeña grieta en una relación se convierta en una red de fracturas. La otra persona, inevitablemente, parece no ser consciente del impacto de su comportamiento. Ambos quedan desconcertados ante cómo un malentendido o desacuerdo se convirtió en una ruptura”.

Y concluyó: “La presencia de disputas no significa que la relación no sea buena o que no valga la pena. A menudo es una alarma. Tu relación necesita atención. A veces la mejor pelea que puedes tener es la pelea del uno por el otro”, manifestó Perel.

En el centro de cada discusión, dicen los expertos, se encuentran necesidades, vulnerabilidades y prejuicios (Getty)
En el centro de cada discusión, dicen los expertos, se encuentran necesidades, vulnerabilidades y prejuicios (Getty)

Por otra parte, Kirszman destacó que es importante que las situaciones problemáticas, puedan resolverse sin demasiada dilación. “Cuanto más tiempo se pasa sin resolverlas más se acrecientan y en ese punto se produce lo que diversos autores llaman el ciclo de vulnerabilidad, en donde el problema va escalando y creciendo sin resolverse. Esto puede pasar a convertirse en lo que se llaman parejas ‘crónicamente desdichadas’, que no pueden lograr una separación adecuada y que cada uno pueda por su lado tener una vida mejor. Aquí, a su vez, se articulan otros temas que tienen que ver con la dependencia afectiva patológica, o sea, la dificultad de no poder estar sin el otro aunque, se esté mal”, expresó la experta.

Cómo discutir de forma saludable

Identificar qué dimensión oculta está provocando que las peleas en las relaciones se intensifiquen permite salir del peligro, dicen los expertos. “Hay múltiples técnicas, recursos e instrumentos para ayudar a las parejas para que mejoren la situación en la que se encuentran, o sea, que puedan modificar ese modo de comunicarse a través de los gritos, del enojo, de la ira, etc.”, dijo Kirszman.

Y continuó: “Por supuesto, esto necesita que primero la pareja acuerde, porque hay que hacer un trabajo y espontáneamente esto no sucede. Existen diferentes ejercicios de varios estudiosos, como los de Esther Perel o Peter Franklin, que describen diferentes maneras de detener esas escaladas. Por ejemplo, Franklin habla de las parejas que están al borde del abismo y cómo distinguir cuando algo está totalmente quebrado que no se puede ya reparar de otras, que pueden sanearse. Es importante tener en cuenta que cualquier situación es válida en una pareja en tanto y en cuanto haya acuerdo”.

Las peleas de pareja son dinámicas y complejas y están influenciadas por la interacción mutua y las percepciones de cada integrante de la relación (Imagen Ilustrativa Infobae)
Las peleas de pareja son dinámicas y complejas y están influenciadas por la interacción mutua y las percepciones de cada integrante de la relación (Imagen Ilustrativa Infobae)

“Por supuesto, se trata de que sea un acuerdo consistente y que no sea solo por dar el gusto el otro, porque eso tiene muy corta vida. Esto tiene que ver con cualquier situación: desde dónde vivir; cómo se organiza la distribución de las tareas; si es una pareja es abierta, etc.”, describió Kirszman.

Por su parte, Álvarez comentó: “Cuando estamos en tratamientos psicoanalíticos de pareja nos involucramos con las historias familiares y de cada uno. En esos casos descubrimos cuántas cosas se repiten en estas nuevas relaciones que vienen desde el pasado histórico. Muchas veces, también, dificultades serias o no tan serias, de desencuentros en la intimidad, también se evidencian en peleas intermitentes por insatisfacciones, que son demandas encubiertas de acercamientos diferentes. Si no sacan realmente el carozo de este fruto a la luz, se reprimirán, se cuidarán de no tener un mal momento. Pero la causa de qué está pasando está subyacente. Hay muchas relaciones también que son muy competitivas, envidiosas, celosas, rivales, que compiten entre sí, a ver quién gana la pulseada”.

Y agregó un consejo final: “Recomiendo tener un encuentro semanal de cafecito o caminata a solas de diálogo, más si hay hijos. Falla mucho la comunicación, el intercambio; no son un problema los desacuerdos pero sí lo son la falta de diálogo”.

Mapeo de conflictos

En el fragor de una discusión puede ser difícil descubrir por qué se está peleando realmente, razón por la cual Perel recomendó en una nota en Wellandgood.com mapear el conflicto en retrospectiva y observar una pelea reciente en la cual no se encontró una solución, o que surge con frecuencia, por ejemplo, la discusión sobre quién deja los platos sin lavar. Luego, hacerse las siguientes preguntas (y la pareja también) para dividir el problema y comprender por qué se desarrolló de la manera en que lo hizo:

La comunicación regular y efectiva, con encuentros semanales de conversación, es crucial para mantener una relación saludable (Imagen ilustrativa Infobae)
La comunicación regular y efectiva, con encuentros semanales de conversación, es crucial para mantener una relación saludable (Imagen ilustrativa Infobae)

- ¿Qué estaba haciendo cada persona antes de que comenzara la pelea? Por ejemplo, ¿estaba trabajando en una tarea estresante o teniendo un momento de tranquilidad que fue interrumpido por la pelea?

- ¿Cómo empezó realmente la pelea? ¿Qué se dijo o se hizo para iniciar la tensión?

- ¿Qué estrategias de lucha se emplearon? Algunas tácticas comunes incluyen antagonizar, burlarse, minimizar y menospreciar.

- ¿Cómo respondió la pareja a las estrategias usadas?

- ¿Cuál fue la dinámica de la pelea? Perel la divide en tres “danzas de la lucha”:

Luchar/Huir: Un compañero ataca y el otro no responde o sale de la habitación.

Pelea/Pelea: Dos personas se atacan entre sí.

Huida/Vuelo: Dos personas abandonan la situación y se tratan de silencio.

- ¿Cómo se enfrentaron durante la pelea? ¿Hubo un punto de inflexión en la pelea en el que se volvió más cruel, agresiva o hiriente? ¿Qué precipitó eso?

Reconocer y abordar las necesidades y deseos subyacentes detrás de los conflictos puede ayudar a resolverlos de manera más efectiva y duradera (Imagen ilustrativa Infobae)
Reconocer y abordar las necesidades y deseos subyacentes detrás de los conflictos puede ayudar a resolverlos de manera más efectiva y duradera (Imagen ilustrativa Infobae)

- ¿Cuál fue la razón subyacente de la pelea? En este punto del mapeo del conflicto, se puede revisar las respuestas dadas para evaluar si el poder, la confianza o el valor fueron las razones que llevaron a la discusión.

El mapeo de conflictos ofrece información que lograr una reconciliación. En general, dijo la experta, cuando una persona le pregunta a su pareja por qué no lavó los platos, probablemente no le preocupen tanto los platos sino la sensación de que no puede confiar en un encargo a su pareja. Si la otra parte se enoja, es posible que no sea porque no esté dispuesta a lavar los platos, sino porque siente que no se reconocen sus habituales contribuciones a las tareas del hogar.

En este caso, comprender las motivaciones de cada uno de los miembros de la pareja abre la puerta a la resolución de problemas. “Te estás alejando de las críticas y acercándote a los deseos subyacentes, y esa es una conversación completamente diferente”, afirmó Perel.

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