Después de haber emigrado en los 80 a los Estados Unidos, al argentino Diego Miralles lo emociona volver a su país en cada ocasión que puede y más, cuando tienen que dar una charla inspiradora a jóvenes universitarios vinculados a la biotecnología.
Llegó a Estados Unidos en medio de la epidemia de HIV y desde un hospital neoyorquino del Bronx debió “combatir el virus y los prejuicios”. Luego, fue ejecutivo de una multinacional como Jonhson & Jonhson, fundador del centro de laboratorios JLabs y CEO de varias compañías de biotecnología. Y hoy sigue al frente de varios emprendimientos con el objetivo de inspirar a los más jóvenes a desarrollar sus ideas y hacerlas realidad.
“El año pasado di una charla en la Universidad de San Martín, un lugar muy prometedor para los estudiantes y con muchos jóvenes increíbles y llenos de nuevas ideas. Y este año me toca en mi casa de estudios, la Universidad de Buenos Aires, donde me formé y tengo mi corazón y los mejores recuerdos”, explicó a Infobae por teléfono el médico inmunólogo radicado en California, Estados Unidos y en donde se convirtió en un referente de la medicina y la biotecnología en todo el mundo.
Miralles hizo un breve repaso de su intensa vida que abarcó mucho sacrificio, estudio y vocación para el cambio. Una palabra que le sirvió para avanzar en su vida y transformar muchas otras. “El cambio es inevitable en todo sentido. Si no alentamos los cambios, estaríamos con la rueda de piedra. La estabilidad, que le gusta al ser humano, es solo una ilusión. El cambio es parte de la estructura de cómo funciona una sociedad. El peligro es vivir en una ilusión permanente. El cambio es inherente al ser humano, pero también su mayor obstáculo”, sostuvo.
Recibido como médico inmunólogo en los 80 en la UBA, se fue en 1987 con una beca bajo el brazo a estudiar a Estados Unidos. “Como médico inmunólogo me especialicé en enfermedades infecciosas al llegar en la década de los 80 a California, EEUU. Me acuerdo que era en plena época de la epidemia de HIV, una enfermedad terrible que tenía en aquellos años un fuerte sesgo discriminatorio”, indicó Miralles.
Y agregó: “Yo digo que el HIV fue para la medicina como la NASA para el espacio, ya que supuso un fuerte desarrollo de la ciencia en pos de la salud, y específicamente en la biología molecular para resolver la crisis sanitaria de esos años. Aprendimos cómo pensar diferente y cómo desarrollar nuevas drogas, nuevos estudios clínicos, y se mejoró mucho la comunicación entre las instituciones médicas como la NIH y la sociedad. En aquellos años trabajaba mucho en el laboratorio, con pipetas, frascos y muchos implementos de experimentación”.
Ese método científico que aprendió en la Argentina lo adoptó para toda su vida. “Yo digo que la ciencia es una manera de pensar. Es como un lenguaje propio, particular. Es el lenguaje de la hipótesis y de la información para confirmarla. Y yo la aplico desde un experimento en el laboratorio hasta manejar o cocinar. Sirve para cualquier acción humana”, sostuvo.
“Y eso se debería enseñar en los colegios. De hecho, la materia en el Ciclo Básico Común (CBC), llamada Introducción al Pensamiento Científico es un buen ejemplo de esta recomendable práctica. Debemos enseñar eso, a pensar en forma científica. Y también impulsar las estadísticas. La observación hay que entenderla en la medida de las posibilidades de datos. Si no lo medís, no lo podés mejorar”, completó, en clara alusión a la necesidad de estadísticas y datos para poder desarrollar un proyecto, plan o campaña.
El también llamado “gurú argentino en biotecnología” disertará en la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA este jueves a las 11 en el encuentro “Biotecnología en entornos públicos y privados: diálogos para emprender desde la ciencia”, en una charla dedicada a los jóvenes con ideas innovadoras que buscan cambiar el mundo.
“Hay mucho talento y hay que darle la posibilidad a la sociedad de expresar y aplicar ese talento en distintos proyectos. Hay que saber cómo pensar en aplicar la ciencia, analizando primero los problemas para luego aportar soluciones. Yo digo que las ideas no valen nada. Lo que vale es lo que hacés para desarrollarlas, como en el desarrollo de un producto terapéutico, un nuevo fármaco. Y no basta con desarrollar el producto solo que te puede llevar unos 10 años. También hay que analizar cómo evoluciona el mundo, el mercado en esos próximos 10 años para entender si ese producto será exitoso en a futuro. Es una dinámica de movimiento para anticiparse al futuro ya que el riesgo en alto y el producto debe anticipar las necesidades actuales y a largo plazo”, indicó Miralles.
“En ciencia dura es más fácil predecir eso, como el hecho de construir un robot para explorar un planeta. Pero en biología no sucede lo mismo. Las respuestas pueden variar mucho cuando se habla de organismos vivos. Por eso siguiendo el anterior ejemplo, los viajes tripulados son más complejos. Y en el desarrollo de un fármaco también sucede lo mismo”.
El experto emprendedor analizó la situación de la biotecnología, su campo actual de expertise: “Yo veo a la biotecnología como un espacio que está muy golpeado en el mundo. El inversionista en este campo debe apostar al riesgo, con plazos muy largos. Se trata de un inversionista particular que no abunda. Hace algunos años, las personas tenían mucha más tolerancia al riesgo porque el dinero valía menos. Pero ahora, con las tasas de interés que suben, la gente prefiere no arriesgar y por eso invierten en bonos del Tesoro, por ejemplo, que les paga una renta segura y cero riesgo”.
“Así, muchas empresas cerraron, o se fusionaron con otras. Y todo el sector biotecnológico fue afectado en el mundo. Por eso con SF500 buscamos crear un verdadero valor. No el valor especulativo, sino productos que satisfagan una necesidad médica no satisfecha. Así, la vacuna contra el coronavirus no previene la infección. Solo la enfermedad grave. Pero desarrollar vacunas que prevengan el coronavirus sería un gran paso para la humanidad. El coronavirus llegó al mundo cuando el sistema científico estaba preparado para responder. Tuvimos mucha suerte. Si el coronavirus aparecía décadas atrás, no íbamos a tener una respuesta tan rápida y eficaz para combatirlo”, remarcó el argentino quien disertará en el evento organizado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UBA en conjunto con SF500, una empresa de creación de compañías orientada a startups de base científica que se propone incrementar la cantidad de empresas de biotecnología en el ecosistema latinoamericano.
Uno de los proyectos más exitosos desarrollado por Miralles fue JLabs en 2009, que nació como un sistema de incubadoras dentro de Jonhson & Jonhson para hacer crecer startups y jóvenes emprendedores. “Es un incubador de desarrollos biotecnológicos que albergan más de 1000 compañías en todo el mundo. Nacimos en San Diego, y nos expandimos a otras ciudades de EEUU como San Francisco y Boston. Hoy es más de lo que soñé al crearla”, relató emocionado.
“Este proyecto me enseñó que hay que seguir el método científico de aprender, reaplicar y volver a aprender para replicar nuevamente. Y así, seguir, crecer, expandirse. Prestar atención a los resultados para sacar conclusiones y volver a experimentar y mejorar. Ante una nueva idea, se llega con muchas suposiciones. Pero hay que testearlas y aplicarlas para observar los resultados. Es el famoso prueba y error. Eso genera un dinamismo mental a toda la estructura humana que se proyecta en los trabajos y desarrollos”, puntualizó el experto.
Y completó: “Con SF500 estamos creando mucho valor, con mucha gente joven que está dispuesta a tomar riesgos personales. A nivel genera veo que esa fórmula no se repite. Cuesta que los jóvenes sean apoyados en sus ideas. Hay una estructura anquilosada, con mucha gente que tiene miedo a cambiar. Pero también veo a jóvenes emprendedores en la Argentina y otros países de la región, con brillantes ideas que realmente pueden cambiar el mundo, aunque la estructura y el país no los deja y esa es la gran tragedia”.
Miralles afirmó que el mayor estímulo no es el económico a la hora de potenciar un producto o hacer crecer una empresa biotecnológica. “Es el desafío intelectual y práctico de llevar una solución que mejore la sociedad. Si buscás solo lo económico estás en el negocio equivocado. A los jóvenes hace falta darle perspectivas y experiencias de cómo funciona el mundo. Si bien hay elementos de complejidad para financiarte, para el desarrollo de propiedad intelectual, también hay oportunidades para mostrarse, obtener apoyo y crecer. Y como requiere de un capital importante, a veces la inversión privada no es suficiente y hace falta que salga de un sistema público al principio, con trabajo basado en mérito”, precisó.
La charla de Miralles se centrará en explorar las actuales perspectivas de negocio y oportunidades en el campo de la biotecnología, tanto a nivel local como global. Durante el encuentro también habrá un conversatorio con representantes de Empresas de Base Tecnológica (EBT), compañías que se caracterizan por utilizar la tecnología y la innovación como el núcleo de sus operaciones.
Estas empresas se centran en el desarrollo y aplicación de tecnologías avanzadas para crear productos, servicios o soluciones que sean disruptivos o que ofrezcan una ventaja competitiva en su mercado. Las Empresas de Base Tecnológica, incluyendo aquellas que se centran en la biotecnología, son fundamentales para la innovación y el progreso en diversos sectores. La biotecnología, en particular, desempeña un papel crucial en la mejora de la calidad de vida, la sostenibilidad y la resolución de problemas globales.
“Las empresas de base tecnológica están basadas en un conocimiento científico, basadas en ciencias duras y científicas o biológicas que son más difíciles de predecir. Ver cómo esa idea se puede transformar en un producto que logre satisfacer una necesidad, es realmente lo que vale la pena. Yo le aconsejo a los jóvenes que vivan su sueño, que no se rindan. Que lo hagan realidad. Hace falta mucho sacrificio. En este espacio estamos compitiendo con 8 billones de personas en el planeta, porque los productos hoy son globales. Hay que abrir los ojos al mundo. Buscar gente que te ayude a abrirlos”, concluyó Miralles.