Quién no ha dicho alguna vez, “¡qué rico perfume!”. O bien, al sentir un aroma, ha recordado un momento, una persona o una situación que, posiblemente, haya evocado un recuerdo con una profunda emoción. Es que el olfato, íntimamente relacionado con la propia supervivencia, tiene un rol esencial en la vida diaria humana. Y aquello que en la antigüedad solo se basó en la percepción de posibles peligros, en la modernidad dice mucho más sobre cada individuo.
Olor, aroma y fragancia son palabras que parecen sinónimos. Sin embargo, cuando los percibimos son mucho más. Es que los perfumes, que originalmente se relacionaban con aspectos religiosos, hoy se convirtieron en un rasgo distintivo de cada una de las personas que viven (o vivieron) en este mundo. Para conocer sobre este universo sensitivo, Infobae dialogó con Josué “Bebe” Quesada, uno de los maestros perfumistas más reconocidos de la Argentina y el mundo. Un “nariz”, como se los conoce a estos expertos.
El sentido del olfato y la historia del perfume
Hoy, el perfume se convirtió en un rasgo más de las personas. Sin embargo, su historia se remonta a la Edad de Piedra, aunque no como lo conocemos en la actualidad. En ese momento, cuando se trataba de pequeñas poblaciones distribuidas por el planeta, la quema de resinas, inciensos y maderas aromáticas estaba destinada a ritos religiosos. Era un tributo a los dioses que, además, impregnaba la piel de los presentes. Porque, como señaló Quesada, “el perfume es el lenguaje de la piel y a través de los perfumes emitimos mensajes”.
Ahora, la historia del perfume como se lo conoce en la actualidad comenzó hace 3500 años atrás en la Mesopotamia. “Perfume, viene del latín ‘per fumum’, que significa a través del humo. Inicialmente la perfumería, antes que trabajar sobre las vanidades, era más propia de ceremonias religiosas o políticas porque intentaba halagar a los dioses”, señaló Quesada.
Pero, ¿cómo se llegó de ese origen religioso a este más “ornamental”? Una forma de resumirlo puede relacionarse con las sustancias usadas por la humanidad para los perfumes, siendo que los primeros “alquimistas” del aroma usaban hierbas y plantas aromáticas y posteriormente aceites. “Aunque no ha perdurado mucha documentación al respecto, se sabe que en Mesopotamia había una perfumería elaborada para uso ritual y personal. Según una tablilla cuneiforme encontrada en Mesopotamia (hacia el año 1200 a.C.), los primeros perfumistas de la historia de los que existe constancia serían mujeres”, destaca la Academia del Perfume española.
Sin embargo, fue durante la civilización griega, en Europa, que el perfume se convirtió en un aspecto preciado y elaborado. Mientras que con los romanos ganó gran importancia no solo ante los dioses, sino también en las clases altas y en la Edad Media comenzó a vincularse con el cuidado personal. “Racionalmente, no existe una necesidad de por qué usamos perfumes. Lo usamos por una necesidad emocional, porque queremos sentirnos bien, halagar, y sentirnos más seguros. Es un complemento indispensable que nos acompaña en nuestra vida”, resaltó el experto.
“Los perfumes dejan huellas en el otro. No solo en una relación amorosa o sexual, sino también de las personas que ya no están en este mundo, ellas solo dejan sus perfumes, que permanecen como almas inanimadas esperando ser rescatadas por la memoria del olvido. Por ejemplo, cuando te toca desarmar la casa de una abuela que ya no está, abrís el placard y su perfume aparece. El perfume te dice quién viene o quién estuvo y nos cuenta situaciones”, detalló el experto.
En ese sentido, recientemente, Quesada fue protagonista del lanzamiento, junto a Mica Tinelli y su marca Ginebra, del perfume METANOIA. “Ella sabe mucho de perfumes, es una sibarita. Conoce, recuerda y compra perfumes y es una de las personas que más consume perfumes. Y quería tener un perfume que tenga un valor que la distinga, que sea distinto”, resaltó.
“Lo llamó METANOIA, que significa transformación espiritual en griego. Con ese nombre, todo lo que teníamos que hacer tenía que contar con una fuerte personalidad y se logró. Y estoy seguro de que, cuando alguien lo use, te vas a dar cuenta”, aseguró el experto. Es que esta fragancia fue “especialmente pensada para mujeres versátiles, audaces y sobre todo, libres” y se destaca por su esencia frutal y dulce, preparado a base de rosas para la sensualidad, jazmines para el ímpetu, muguet para la dulzura y melocotón para el deseado toque tropical. Los tintes verdes los da la lima y la bergamota, mientras que el ámbar de la madera emana seguridad.
Además, a 30 años del lanzamiento del Angel original, Mugler lanzó “Angel Elixir”, una fragancia que “allana el camino hacia una nueva y contemporánea feminidad aumentada”, según indicaron en un comunicado reciente. Se trata de “un contraste de notas amaderadas profundas y adictivas envueltas en infusión de vainilla, con exclusivas notas lácteas y florales especiadas subyacentes”.
“Quisimos expresar una intensa adicción llena de contrastes, igual que la mujer Ángel: seductora, fascinante y valiente”, afirmaron Anne Flipo y Domitille Michalon-Bertier, perfumistas de Angel Elixir. Al tiempo que destacaron que esta fragancia “combina flores blancas, las opulentas notas de la esencia de ylang-ylang y la pureza del absoluto de azahar, con exclusivo sándalo y jazmín codestilados. Y revela, además, una exclusiva combinación exquisita y amaderada, que se yuxtapone a la radical impronta floral, revelando un inquietante contraste: el corazón de sándalo de Nueva Caledonia ofrece una nota amaderada cremosa y única”.
Es que los “narices”, que en el caso de Quesada que comenzó su camino cuando tenía 20 años, hoy cuentan con “más de 10 mil materias primas aromáticas”. “Y cuando mezclamos, la suma de dos de estas materias primas genera una nueva”, siendo que “un perfume tiene entre 25 y 30, como mínimo, de materias primas aromáticas”, por lo que las chances de obtener un nuevo perfume son infinitas.
El perfume y el cerebro
Lo cierto es que la relación entre aroma y recuerdos que generan estas notas de las que habla Quesada, se vincula con cómo el cerebro procesa los olores, según el Carolina Brain Center, en Estados Unidos. “Nuestro sentido del olfato consiste en la detección y percepción de sustancias químicas que flotan en el aire”, las cuales entran en la nariz y se disuelven en una membrana llamada epitelio olfativo, a unos 7 cm de las fosas nasales, en las células ciliadas. En los humanos hay unos 40 millones de receptores olfativos que generan actividad eléctrica que brinda señales al cerebro “asociadas al sistema límbico, implicado en el comportamiento emocional y la memoria”, explican.
El sistema límbico se encuentra a ambos lados del cerebro y está formado distintas estructuras, una de ellas es el hipocampo, señalan desde la entidad norteamericana. “Desempeña un papel importante en la función de la memoria, ya que forma nuevos recuerdos a partir de la memoria a corto plazo y los convierte en recuerdos a largo plazo. Y es una parte vital de la llamada memoria episódica”, que son tanto acontecimientos que suceden a lo largo del tiempo o cosas que te han ocurrido personalmente en momentos concretos.
Se trata de la memoria que “da el contexto para otros tipos de conocimientos, como los datos de la escuela o las citas de películas; está conectada con la información visual y las emociones y sentimientos que se entretejen en las experiencias de la vida diaria”. Y en palabras de Quesada, el secreto del perfume es que, justamente, “trabaja sobre la parte límbica del cerebro, sobre la memoria y las emociones, y puede hacernos reír o llorar con solo oler un aroma”.
“El olfato tiene la capacidad de hacernos reír o llorar con solo recordar. Oler algo que nos hace evocar un momento importante de nuestras vidas. El olor de una chaqueta de cuero me puede recordar, por ejemplo, cuando a mi abuelo jugaba de chico conmigo”, explicó el perfumista dueño del laboratorio Saint Julien. Al tiempo que resaltó que, además, brinda otros aspectos importantes, más relacionados con la salud mental: “Nos hace sentir bien y nos pone en un estado de ánimo positivo porque nos encanta que la otra persona perciba nuestro perfume”.
El perfume: la ciencia del lenguaje de la piel que deja huella
Lo cierto es que, además de conocer cuál es el impacto del olor en el cerebro, existe mucha más ciencia en torno al perfume y los alquimistas de las fragancias, como Quesada, que hacen uso de estos saberes en pos de un sentido que genera huellas en los humanos.
“La temperatura corporal ayuda a la difusión, así como el frío encierra la expresión aromática, la temperatura corporal ayuda a la difusión, por eso la frase ‘este perfume va a dejar huellas en tu cama’. Y por eso es importante que, si bien hay que perfumarse todo el cuerpo, se recomienda usarlo en las partes donde la piel es más fina y la temperatura es mayor porque hace que tengas mayor expresión aromática”, indicó el experto.
Aunque, si se busca ser más específico, Quesada destacó: “Atrás de las orejas, en las muñecas, entre los senos, atrás de las piernas en la flexión, en la flexión de los brazos. Pero es en todo el cuerpo, en todo lo que te haga disfrutar, primero a vos antes que nadie. No te prives por solo poner unas gotitas atrás de las orejas”.
Es que, con la evolución de las materias primas asociadas a esta sustancia fragante y las pautas de consumo, se modificó el principal atributo del perfume y pasó de la fijación a la difusión. Es por eso que ya quedó en el pasado la idea de solo usar perfume durante la mañana y esperar que la fragancia esté presente todo el día.
“Cambiaron los paradigmas, antes la fijación era virtud, pero ahora lo es la difusión. Cambió la pauta de consumo, antiguamente te ponías el perfume en tu casa, te ibas a trabajar y buscabas que hasta la noche permaneciera, pero hoy es difícil que no lleves en la cartera el perfume y que no lo uses dos o tres veces al día”, señaló Quesada.
También, el cambio del paradigma vino con el uso de nuevas materias primas. “Antes de que empezara la preocupación por el derecho a la vida del mundo animal, la perfumería usaba fijadores del mundo animal. Pero de la mano de la nueva conciencia, que surgió hace unos 20 años, empezamos a trabajar con otras y se impulsó más la difusión”, relató.
“La perfumería dejó de usar materias primas de origen animal e incorporó todo lo que aromáticamente pudiera ayudar a crear perfumes, porque es más importante la preocupación y la conciencia del derecho a la vida del mundo animal. No tiene nada que ver lo vegano, lo que hicimos fue dejar de usar todas las materias primas animales porque se mataban para sacar de alguna glándula o la piel. Hace unos 20 años, la sociedad en la que participamos entendió, como tampoco se testean productos en animales. La conciencia y la necesidad de una convivencia más respetuosa con animales está instalada”, destacó.
Incluso, en este cambio, también “empezó el uso de las notas gourmet, que tiene un carácter y expresión, y acordes con notas especiadas o maderosas, café, caramelo, y las especias también: jengibre, menta, pimienta, que se usan mucho. Los sándalos, el vetiver, el musk, el ámbar, y el pachulí que está presente en muchos perfumes, porque le da una fijación en piel y ayuda a aquel que no reparó que el cambio de paradigmas alteró lo que eran las virtudes históricas por virtudes nuevas”, explicó Quesada.
“Hoy trabajamos mucho en la calidad de las notas de salida, en las notas de cuerpo, y que tenga acordes florales. Incluso, en cómo armonizar esas notas de salida, frescas y de mayor expresión, con las de corazón. Las florales, como son la rosa, el jazmín, la violeta, las peonías, las fresias, y las notas de corazón y flores, pachulí, musk, ámbar, sándalo, que son un poco los protagonistas de muchos de los perfumes”, explicó Quesada.
El mundo de los “narices”, en la voz de Quesada
Lo cierto es que los “narices” cuentan con “más de 10 mil materias primas aromáticas. Es por eso que, según aclaró, ya no todo queda en su fino sentido del olfato. “Salvo una nota muy distintiva y definida, que es la protagonista, son tantos los acordes que se crean que es mentira que se pueda distinguir fácilmente. Se pueden algunas, pero no todas, tiene que destacar. Lo que nos es más fácil es ubicar en qué familia aromática está, porque hay un árbol genealógico, como son las notas florales, tabaco, Chipre y después las mezclas, por eso hay familias que te permiten identificar el perfume”, resaltó.
“Cuando alguien nos pide crear algo, tiene en mente el continente y el contenido. El continente es la marca, el packaging y el color, por ejemplo. Estuve en Sicilia, Italia, y durante una semana olí los cítricos de allí, cuando volví a la Argentina pensé en crear un perfume de lima siciliana, yo recree el color del mar con las frutas amarillas y el perfume es un cítrico muy lima. El continente y contenido están 100% en armonía. Entonces, cuando soñas un perfume viene por una inspiración y lo ordenás de la misma manera que lo hacés en otros aspectos de la vida, considerando todos los detalles”.
Esta industria, brinda al mercado 600 perfumes por año. Con perfumes “comerciales”, pero también de autor, el sentido del olfato está de fiesta en la modernidad. “La perfumería de autor, que es para sibaritas, te permite crear y jugar mucho más con las materias primas y con el carácter e identidad que le das a los perfumes. Están hechos para ser diferentes”, explicó.
“Con muchas más materias primas y con la tecnología, el campo creativo es inmenso e inagotable y la búsqueda de las personas por tener un perfume nuevo o mezclar los perfumes, también. Hoy, compran dos y los mezclan, para tener algo único. Es fantástico porque el uso tiene un contenido tan emocional y es de las cosas gratificantes que podemos disfrutar con tranquilidad, porque es muy privado y no se hace ostentación. Te hace bien y es tu cómplice, para emitir mensajes y para generar recuerdos”, resaltó.
Y es en este tono que resaltó que el uso del perfume “es muy acorde a la ocasión. Es de buen gusto”. “No te preocupes en usar uno, porque las personas más que un perfume. Somos momentos, ocasiones y situaciones, es disfrutar de que cada ocasión tenga un perfume y no ser ‘monofloral’”, agregó. “Somos un universo y el perfume es bienestar, placer y emoción”, concluyó.