Seguramente estas elecciones de las PASO serán recordadas no solo por la sorpresa que dio el candidato Javier Milei, sino también por el nivel de ansiedad e incertidumbre que se vivió debido a la demora en los resultados. Los rostros de los candidatos lo reflejaron.
Los datos iniciales del recuento provisional validaron, a las 23 horas, los rumores que comenzaron a surgir tras el cierre de las mesas de votación: Javier Milei, el líder del partido La Libertad Avanza, emergió como el candidato presidencial con la mayor cantidad de votos, obteniendo el 32,57%. Estas cifras concluyentes conmocionaron al ámbito político y presagian un cambio drástico en el panorama electoral para las elecciones de octubre.
Para ese momento, casi todos los candidatos ya habían hablado. Sin embargo, en medio de los discursos, salió a la luz una gran cantidad de información, una materia prima de análisis para los expertos, que no surge de las palabras, sino de algo mucho más poderoso cuando la emoción y el estrés dominan: los gestos.
El lenguaje no verbal es una forma de comunicación que no utiliza palabras habladas o escritas. En lugar de eso, se basa en una variedad de señales y símbolos que pueden interpretarse sin necesidad de lenguaje verbal.
Se trata de un tipo de comunicación complejo y multifacético que abarca aproximadamente el 55% de la comunicación humana y que, cuando se descodifica, puede proporcionar una gran cantidad de información poderosa, disruptiva y a menudo no deseada para los propios protagonistas.
La política es un terreno que ofrece mucho para explorar en cuanto a este tipo de comunicación. De hecho, se sabe que los candidatos suelen ser entrenados para medir lo que comunican con los gestos.
Las PASO dejaron un tendal de información que fue analizada a Infobae por Marcelo Sola, experto en comunicación no verbal y Director de Hcc Integral; el abogado Franco Pisso, docente universitario de Oratoria Jurídica y certificado en comunicación no verbal por la Universidad Austral y en “Micro Expressions” (micro expresiones) y “Subtle Expressions” (expresiones sutiles) por Paul Ekman Group y José María Rodríguez Saráchaga, especialista en Oratoria y Comunicación Política.
Ya lo decía Pisso en el comienzo de esta larga jornada, en una nota con Infobae “en el escenario político, las palabras pueden ser poderosas, pero hay otro lenguaje en juego que habla más fuerte que las declaraciones verbales: la comunicación no verbal”.
A través de una compleja combinación de gestos, expresiones faciales, postura, tono de voz y otros signos, las personas pueden transmitir una gran cantidad de información sin decir una sola palabra. A continuación, se presentan 4 momentos que dominaron el final de un día histórico.
1. El grito de Milei
Javier Milei salió a escena como se sabía que lo iba a hacer: con un grito. Y lo hizo repitiendo la frase con la que viene haciendo campaña: “¡Viva la libertad, carajo!”.
“Milei amagó a hacer un discurso moderado y volvió a lo de siempre: los gritos, la casta y los insultos”, dijo Saráchaga.
Para Sola, Milei estuvo seguro en su discurso, “marcando aplomo en el lenguaje verbal, congruente en el relato, feliz agradeciendo a la hermana, a sus hijos de 4 patas, sabiendo utilizar el tono de la voz cuando le hace falta”.
Y siguió: “Se mostró muy confiado y cauteloso, observando todo y transmitiendo tranquilidad a sus seguidores y votantes, tanto en sus expresiones como en sus miradas que acompañaron su comunicación verbal. Al saludar a la candidata Carolina Píparo, su abrazo fue sincero. No se notó tenso ni nervioso en todo su discurso. Hubo congruencia entre el lenguaje, la emoción y el cuerpo. El abrazo final con su compañera de fórmula también fue sentido y genuino”.
Franco Pisso dijo sobre Milei: “Se le vio repitiendo un discurso ya conocido por todos en varias ocasiones, repitiendo datos y la fórmula que ya sabe que funciona para su gente. Creo que esto es algo muy propio de él, esa repetición, algo que también la gente comenzó a valorar. A diferencia de algunos otros candidatos que quizás iban modificando su discurso, creo que Milei, al repetir siempre lo mismo, ha obtenido estos resultados, y es lógico que no tiene por qué cambiar si eso es lo que le da resultados”.
Y sumó: “Las mismas inflexiones, los mismos saludos de viva la libertad y el mismo cierre también. Tuvo un gran problema en ese discurso que tuvo que ver con los lentes, que le quitaron el contacto visual que tenía con la cámara. Encima, los tuvo torcidos. Entonces también generó un poquitito de distancia, pero la verdad que fue un discurso que desde mi perspectiva profundiza el mensaje suyo”.
2. Emoción y cansancio extremo
Martín Lousteau, precandidato a jefe porteño de JxC, salió al escenario del búnker minutos antes de las 23 para comunicar la victoria en la Ciudad de Buenos Aires. Y lo hizo felicitando a Jorge Macri. “Lousteau sigue hablando como si fuera un candidato en campaña, en lugar de reconocer la derrota. Está destrozado”, expresó Saráchaga.
Luego habló sobre Jorge Macri, uno de los ganadores de la noche. Lo hizo con un rasgo particular que llevaron adelante varios candidatos: no cambiar su outfit del mediodía. “Me siento muy orgulloso de seguir esta tradición en la Ciudad de Buenos Aires. (...) Todavía no hemos ganado nada, hemos dado el primer paso en el sentido correcto”, dijo precavido, en relación a su victoria en la Ciudad.
“Jorge se muestra más hidalgo en la victoria que Lousteau en la derrota. Se lo vio contento y feliz. Mantener la misma ropa todo el día es una cábala para ellos”, sostuvo Saráchaga con respecto a la campera militar que lució el primo del ex presidente.
Marcelo Sola indicó que a Lousteau se lo vio seguro, decidido y confiado en su discurso. “Se lo notó, eso sí, cansado. Su paralenguaje fue prolijo tanto en el tono, la velocidad y el ritmo de su voz. Habló pausado cuidando lo que decía o cómo lo decía”, dijo el experto.
“A Jorge Macri se lo vio más tenso que a Lousteau, muy exacto en su acto discursivo, pausado a la hora de comunicarse. Se lo vio congruente entre el lenguaje verbal y el lenguaje corporal, muy emocionado al agradecer a su familia. Muy comprometido y cauto en su relato. Se lo notó además espontáneo en lo que quiso transmitir”, agregó Sola.
3. Sonrisas en medio de resultados esperados (y no tanto)
“¡Se siente, se siente, Patricia Presidente!”, cantaban los militantes de Juntos por el Cambio cuando salió a escena Patricia Bullrich. “Poca felicidad en ella, estaba más contenta a la mañana. La vi más seria y preocupada que feliz”, dijo Saráchaga.
“En el escenario se la vio segura a Bullrich, confiada en su discurso, contenta y comprometida en su relato, congruente en su acto discursivo. Tuvo gestos con sus manos que acompañan su tono y velocidad al hablar. Su postura corporal en el escenario fue de una persona segura y confiada de lo que vino a expresar”, dijo Sola.
“De todas formas contrastó con la mirada más seria de Larreta, quien entró -nada es casual- con fuerte música para levantar el momento al ritmo de ‘No me arrepiento de este amor’”, sumó el experto.
Con respecto a Bullrich, Pisso sostuvo: “Cuando ella ingresó y tomó la palabra, habló básicamente cómo lo venía haciendo, con una seriedad bastante interesante. Me llamó poderosamente la atención que tenía teleprompters, o sea que al comienzo no quería olvidarse de nadie. Ella no suele hablar con teleprompters, pero en este caso los tenía, simplemente lo fue viendo de vez en cuando”.
Pisso sostuvo que su discurso estuvo medido y pautado, “un recurso que, a mí particularmente, no me apetece en lo más mínimo, pero sé que a muchos políticos les sirve en estos momentos de demasiada ansiedad”.
4. De la sonrisa a la seriedad
Con respecto a la llegada de Larreta, Pisso indicó: “Me parece interesante marcar que cuando llega Larreta, ella (por Patricia Bullrich) adopta una postura más bien como si fuese de equipo y con esta actitud controladora de la situación. Ella da la palabra al público, da el micrófono, es la protagonista ya asumiendo ese rol protagónico. Y también hace que el público, que las personas que estaban ahí en el búnker, frenen cuando le empezaban a cantar Patricia Presidenta, como una cuestión también de respeto”.
Para Pisso, Larreta no estuvo tan serio, sino con “esa sonrisa impostada que se lo ve siempre. No se lo ve cambiar en ese sentido. Me pareció bastante interesante el mensaje desde el punto de vista de la imagen pública que se dio desde el búnker. Normalmente, en Juntos por el Cambio, tienen esa cuestión medio festiva con música, baile y ahora creo que comprendieron que la gente estaba buscando algo un poco más serio. Porque estamos viviendo un momento más serio”.
En las cifras que marcaron la elección, Larreta quedó por debajo de Bullrich. “A Horacio se lo vio detonado, muy atacado. No esperaba perder y menos por tanto. Su rostro sabe que fue una mala elección. Morales se nota que lo pilotea mejor porque, al menos, sabe que ganó en Jujuy”, dijo Saráchaga.
Un momento especial fue cuando apareció Mauricio Macri y le arrebató el micrófono a Larreta. “Se ve un enojo en Larreta con Macri por cómo reaccionó”, dijo Saráchaga.
“Larreta, al empezar a hablar, ya quiso ponerse delante del resto y no a la misma línea, marcando su posición, serio, distante, no se mostró feliz por la compañera de Juntos Bullrich, el tomar por los hombros a Bullrich como queriendo dominar la situación, en el saludo con Macri poca empatía en el abrazo”, sumó Sola.
Con respecto a Mauricio Macri, completó: “Se mostró seguro, tranquilo en su diálogo, a la hora de hablar, mano en la cintura, marcando su liderazgo. Se le notó la diferencia con Larreta, en el saludo, en la mirada, en la distancia”.
Más gestos que dejaron las PASO
En relación a Juan Grabois, Saráchaga no ahorró en críticas: “Velorio a cielo abierto lo de Unión por la Patria. Lo de Grabois fue un poco patético así de enloquecido, gritando y saludando a Cristina. No entendió el resultado de la elección. Los primeros en las elecciones son de derecha y él habló de revolución proletaria. No leyó el resultado”.
Victoria Villarruel, salió a reclamar al Gobierno por la demora de los resultados a las 22 horas. Fue una de las primeras candidatas en aparecer cuando aún no había resultados oficiales. Sin dudas, su rostro no tuvo nada que ver con el que vendría luego. Fue tal vez uno de los momentos de más tensión de la noche.
“Estuvo sobria, serena, tranquila. No habló de sus números, simplemente denunció al Estado Nacional por guardar datos, cosas que era más que notable. Muy segura”, dijo Saráchaga.
Juan Schiaretti, precandidato a presidente de Hacemos nuestro país, salió a las 22:10 a mencionar la victoria en Córdoba de Milei.
“Marcó y reconoció a Milei como ganador en Córdoba. Se lo notó tranquilo, seguro y contento. Muy cuidadoso y marcando el tono, la velocidad y el ritmo de la voz. Reiteró en varias oportunidades a Milei como ganador. Randazzo a su lado, serio y acompañando”, cerró Sola.
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