La dirección de los rizos del pelo está vinculada a determinantes genéticos

Así lo asegura un trabajo publicado en el Journal of Investigative Dermatology, que investigó las causas que subyacen a diversos rasgos de la apariencia física, como la forma del lóbulo de la oreja y la ondulación del pelo. Qué hallaron

Investigadores hallaron las variantes genéticas que influyen en la dirección de los rizos (Getty)

El primer estudio de mapeo de genes de las espirales del cabello del cuero cabelludo humano demostró que la dirección de los rizos tiene una base genética, según averiguaron investigadores chinos.

El estudio publicado en el Journal of Investigative Dermatology no sólo halló que la dirección de las espirales del cabello tiene una base genética, sino que también se ve afectada por múltiples genes. Según vieron, existen cuatro variantes genéticas asociadas que probablemente influyen en la dirección de los verticilos capilares, tal el nombre que recibe la porción de pelo que crece en forma circular alrededor de un punto determinado por la orientación de los folículos pilosos.

“Sabemos muy poco sobre por qué tenemos el aspecto que tenemos”, sostuvo Sijia Wang, investigadora principal del Instituto de Nutrición y Salud de Shanghai de la Academia China de Ciencias, quien señaló que su equipo investigó las causas que subyacen a diversos rasgos interesantes de la apariencia física, como los patrones de las huellas dactilares, el grosor de las cejas, la forma del lóbulo de la oreja y la ondulación del pelo.

Y tras asegurar que el rizo del pelo era uno de los rasgos que más les interesaban, reconoció que “la opinión predominante era que la dirección del verticilo del pelo está controlada por un único gen, con herencia mendeliana”.

Los humanos perdieron la mayor parte del vello facial, pero las cejas son una notable excepción (Getty)

“Sin embargo, nuestros resultados demuestran que la dirección del verticilo del pelo está influida por los efectos acumulativos de múltiples genes, lo que sugiere una herencia poligénica”, destacó.

El primer estudio de asociación de todo el genoma (GWAS) en espirales de cabello del cuero cabelludo humano se realizó entre 2.149 individuos chinos de la cohorte de la Encuesta Nacional de Rasgos Físicos, seguido de un estudio de replicación en 1.950 individuos chinos de la cohorte del Estudio Longitudinal de Taizhou.

Los investigadores identificaron cuatro variantes genéticas asociadas (en 7p21.3, 5q33.2, 7q33 y 14q32.13), y concluyeron que “es probable que estas variantes genéticas influyan en la dirección del verticilo del cabello al regular la polaridad celular de los folículos pilosos, y el cierre del tubo neural craneal y el crecimiento también pueden desempeñar un papel”.

Wang destacó que “si bien trabajos anteriores habían propuesto la hipótesis de asociaciones entre los patrones de espirales del cabello y el desarrollo neurológico anormal, no se observaron asociaciones genéticas significativas entre la dirección de las espirales del cabello y los fenotipos conductuales, cognitivos o neurológicos”. “Aunque todavía sabemos muy poco acerca de por qué parece que lo hacemos, estamos seguros de que la curiosidad eventualmente nos llevará a las respuestas”, agregó.

Adicionalmente, los investigadores buscaron conocer la causa que determina el grosor de las cejas (Getty)

Un trabajo anterior en el que también había participado Wang había ahondado en el estudio de la rectitud/rizado del cabello como rasgo altamente hereditario entre las poblaciones humanas. Informaron la presencia de variantes genéticas específicas europeas que influyen en el cabello lacio, pero las de los asiáticos orientales siguen siendo desconocidas.

El pelo juega un papel importante en los primates y está claramente sujeto a la selección adaptativa. Si bien los humanos perdieron la mayor parte del vello facial, las cejas son una notable excepción. El grosor de las cejas es hereditario y se cree que está sujeto a una selección sexual. Sin embargo, pocos estudios genómicos habían explorado su base genética hasta el momento.

Como se dijo, el presente trabajo realizó un escaneo de todo el genoma para el grosor de las cejas en 2.961 ciudadanos chinos han (el grupo étnico originario de China). Además, analizaron 721 uigures, una población de China caracterizada por una mezcla de Asia oriental y Europa, una cohorte de cinco países latinoamericanos (2.301 participantes) y 4.411 europeos holandeses.

Con el mismo mapeo, y las cuatro variantes genéticas vinculadas al cuero cabelludo, los investigadores buscaron una verificación experimental adicional. “Contrariamente a la especulación popular, no encontramos evidencia de que el grosor de las cejas esté sujeto a una fuerte presión selectiva”, concluyeron.

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