Toti, un chimpancé de 32 años, ha pasado toda su vida en cautividad. Nacido el 29 de agosto de 1990 en el zoológico de Jorge Cutini en Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires, fue apartado de su madre poco tiempo después y trasladado a otro lugar en Florencio Varela. En 2008, fue llevado al zoológico de Córdoba y desde 2013, ha estado en el zoológico privado Bubalcó, ubicado cerca de Allen, en Río Negro.
Durante casi una década, diversas organizaciones de protección animal han solicitado a la justicia que Toti sea trasladado a un santuario de chimpancés para mejorar su calidad de vida, permitiéndole vivir en comunidad con otros chimpancés, tal como se hizo con Sandra, una orangutana. A lo largo de los años, la situación de Toti ha sido conocida mundialmente.
La historia cobró aún más relevancia pública a partir de una solicitud hecha en la plataforma Change.org, donde ya juntó más de 138.000 firmas. La difusión tuvo tanto alcance, que una resolución judicial ordenó que deje las condiciones en las que vive, pero aún no se efectivizó.
Al respecto, y a través de un comunicado, el zoológico Bubalcó, dio su posición sobre este chimpancé.
“La campaña que algunas organizaciones realizan en torno a la liberación del simio, parte de una evidente falsedad. No se busca su liberación sino su traslado a otro centro, supuestamente de mejores condiciones, donde se lo mantendría en cautividad. Ese centro no es otro que Sorocaba en Brasil, un hermético auto proclamado santuario que tiene más de cincuenta chimpancés. Su propietario es un microbiólogo propietario de una cadena de farmacias y laboratorios”, expresó Julio Rajneri, presidente de Bubalcó.
“Prácticamente la unanimidad de los especialistas coincide en que es imposible poner en libertad a un chimpancé criado en cautividad. No sabría cómo buscar su alimento, y si intentara incorporarse a un grupo sería inmediatamente atacado por el macho Alfa. Su contacto con el hombre lo haría presa fácil de los cazadores furtivos. Y por último ningún país donde sobreviven permite la “repatriación” de un congénere por el riesgo de que sean portadores de gérmenes provenientes de su contacto con los humanos”, indicó Rajneri.
“La acción judicial iniciada por una organización con sede en Corrientes -su asesor es director ejecutivo de Sorocaba- fue un recurso de hábeas Corpus, transformado después en amparo. Nuestra defensa consistió en sostener que esa vía sumaria no es apta para dilucidar un tema de alta complejidad y que la misma acción, con los mismos protagonistas y el mismo objetivo había sido rechazado por el Superior Tribunal cinco años antes (cosa juzgada). El mismo tribunal ahora no solamente modificó su propia jurisprudencia, sino que denegó el recurso extraordinario interpuesto obligando a recurrir en queja ante la Corte”, siguió el presidente de Bubalcó.
Rajneri expresó además que, “entidades de dudosa representatividad, sostienen que el estado de Toti es deplorable. Eso no se puede deducir de ninguna constancia en sede judicial. Por el contrario la propia perito aludida reconoce el buen estado de salud en que se encuentra. Las instalaciones son inmejorables y comparables a cualquiera de las que se ofrecen como alternativa. Consisten en un domo exterior de unos trescientos metros cuadrados en planta y unos 8 metros de altura con un árbol centenario adentro y dos ámbitos cerrados, uno destinado a dormitorio y otro como living a un costo total equivalente a una casa media destinada a albergar personas”.
En el texto, Rajneri continuó: “Es cierto que las temperaturas en invierno alcanzan varios grados bajo cero. También ocurre en París, Londres, Chicago, el Bronx etc. todos con zoos que albergan chimpancés. Uno de los lugares más reconocidos, el Monkey Words adonde fueron enviados los chimpancés del zoo de Buenos Aires se encuentra en Devon, a una latitud equivalente a Río Gallegos en el hemisferio sur. Lo que se omite es que las instalaciones de Bubalcó tienen aire acondicionado lo que permite mantener una temperatura constante, en invierno como en verano, entre 23 y 25 grados de temperatura”
En relación a la cuestión referida al destino de los animales salvajes, sostuvo que “es muy compleja y de difícil solución. Es indiscutible que su futuro es incierto y que en el caso de los primates es francamente desolador. La invasión de los cultivos de palma ha reducido el hábitat de los orangutanes a tales extremos que los expertos estiman que en 30 años no quedará un solo ejemplar en libertad. Los pocos gorilas sobrevivientes, incluidos los que habitan los santuarios en África, están siendo diezmados por el ébola. Los chimpancés se han extinguido en la mitad de los países en donde habitaban”.
En todos los casos, dijo Rajneri, “se trata de problemas de los animales en la naturaleza, no en los zoológicos. Hay quienes sostienen que estos deben ser suprimidos. Hay quienes creen que es el último refugio que permitirá conservar especies en riesgo de extinción. Es envidiable el grado de certeza que exhiben algunos militantes de causas presuntamente populares, que por cierto no comparten quienes afrontan los interrogantes con mayor rigor científico”.
Y cerró: “Pedir a la justicia que los resuelva incluso en un juicio ordinario parece una carga excesiva, mucho más si se trata de un juicio sumario, donde están restringidas al mínimo las garantías de defensa. Pero al menos cabe esperar que la legalidad del procedimiento no ceda ante los reclamos de quienes en nombre del bienestar animal, creen que puede saltarse sobre el orden constitucional y los procedimientos legales”.
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