Como producto de la tierra y de gran valor agregado, el vino es percibido como una bebida natural, ya que es el resultado de la fermentación total o parcial del jugo de uva, aunque hay un producto químico que se utiliza en enología; el anhídrido sulfuroso (SO2), que sirve como agente antioxidante del vino. Pero, a mejor calidad, las dosis son casi imperceptibles. No obstante, hace tiempo algunos mercados comenzaron a exigir “vinos sin sulfitos”, algo imposible porque todos contienen de manera natural una proporción de estos derivados del azufre.
Es por ello que existen hoy los “vinos naturales”, que son aquellos a los que no se le agregan sulfitos. Obviamente, como los vinos orgánicos, deben provenir de viñedos manejados de manera orgánica, es decir en los cuales no se utilizan pesticidas ni herbicidas para curar. Algo que en la Argentina es una tendencia creciente en la mayoría de los viñedos porque, favorecidos por un entorno de clima desértico, son muy sanos naturalmente. Es decir, que, si el vino es una bebida bastante natural, el vino argentino lo es un poco más.
Hay otra categoría que parte de uvas orgánicas; los vinos biodinámicos, los cuales se elaboran respetando el calendario lunar, tanto en las labores de la viña como en bodega. Una filosofía que no implica mejor calidad, sino respetar un concepto. Es decir que el vino orgánico es muy amplio, pero no está demostrado aún que un vino orgánico sea de mejor calidad que uno elaborado con uvas provenientes de viñedos no certificados como tales.
Acá, lo más importante a tener en cuenta es la calidad. Porque si bien todos los vinos nacen en el viñedo, solo los de mejor calidad buscan reflejar el lugar, con la menor intervención posible. Y para ello es necesario que la calidad de las uvas sea la mejor. Muchos optan por manejos orgánicos, pero sin certificar, para no compartir el prestigio del lugar con el concepto.
Otros, en cambio, van a fondo, promoviendo las certificaciones como una forma de garantizar que los vinos están elaborados con uvas provenientes de viñedos en los cuales no se utilizan productos de síntesis química. Y si bien es una tendencia creciente, no deja de ser una minoría de la gran oferta del vino mundial, y la Argentina (como importante productor) no es la excepción.
Por primera vez en su historia, en 2022 el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) comenzó con la relevación de datos del ingreso de uva orgánica y mosto en el país. Y en su primer informe demuestra no sólo el crecimiento de los viñedos orgánicos, sino también la fuerte demanda en el mercado de este tipo de vino, tanto en el ámbito local como en el exterior. Esto indica que los vinos orgánicos no son una moda, sino una tendencia que crece de forma sostenida a lo largo de los años.
Por ejemplo, actualmente son 142 los establecimientos registrados con ingreso de uva orgánica en la Argentina. Y si bien los datos finales de la presente vendimia aún no están, en 2022 se cosechó un total de 706.171 quintales de uva orgánica. Mendoza recibió el 60,9% de ese total, La Rioja el 18,6% y San Juan el 17,9%. En resumen, los viñedos orgánicos argentinos corresponden al 4,4% del total cultivado en el país. En cuanto a variedades, el mayor volumen de uva orgánica ingresado a establecimientos corresponde a Malbec (30,1%), seguida por uva Cereza (14,7%).
Luego siguen tres variedades blancas: Torrontés Riojano (9,5%), Chardonnay (5,5%) y Pedro Giménez (5%). Cabe destacar que, en la Argentina, el vino es el segundo producto orgánico exportado de origen vegetal, luego del azúcar de caña. En 2021, se exportaron 11,1 millones de litros de vino orgánico, 2,4 millones de litros de mosto concentrado orgánico y 887 toneladas de pasas de uva orgánica.
Comparando estos valores con los del año anterior, las exportaciones de mosto orgánico aumentaron un 146% y las de vino orgánico un 6,4%. Y en los últimos 10 años, la exportación de vinos orgánicos aumentó un 85,6%. El mayor volumen exportado de productos vitivinícolas orgánicos se destinó a Estados Unidos, principalmente de mosto concentrado. Si se refiere a vino orgánico, el principal importador de vinos certificados argentinos es Dinamarca (21%), seguido por Suecia (19%), Reino Unido (13%) y Alemania (9%).
Para todos aquellos que gusten de adentrarse en el mundo del vino orgánico, del viernes 4 al sábado 5 de agosto se realizará la novena edición de la Feria de Vinos Orgánicos y Sustentables, un encuentro que reúne los vinos más sustentables del país, desde vinos orgánicos y biodinámicos certificados, hasta vinos naturales y con Comercio Justo.
El evento será en la Botica del Ángel, de 19 a 23 horas. Además del acceso a charlas sobre enología y sustentabilidad, la entrada incluye libre degustación de vinos y acceso total a la casa-museo creada por Eduardo Bergara Leumann, la cual rinde homenaje al arte argentino en todas sus expresiones.
1- Argento Organic Rosé 2022
Bodega Argento, Luján de Cuyo, Mendoza $1800
El joven Juan Pablo Murgia (Gerente Enológico de Grupo Avinea) es uno de los hacedores que más vinos orgánicos elabora en el país, y desde hace varios años. Aquí presenta su nuevo rosado, elaborado a base de Malbec (65%), Pinot Grigio (20%) y Syrah (15%).
Fragante y ágil, fresco y con buen volumen, de trago amable y franco, para disfrutar al inicio de una buena comida.
Puntos: 89
2- Fin Del Mundo Organic Vineyards Red Blend 2021
Bodega Del Fin del Mundo, San Patricio del Chañar, Neuquén $3500
Después de cuatro años de trabajo en el camino del cultivo orgánico (primer viñedo orgánico de 40 hectáreas certificadas por LETIS S.A en 2022), llega este Red Blend de Malbec (55%), Cabernet Sauvignon (25%) y Merlot (20%).
Con frescura y fluidez, fácil de tomar por su equilibrio, pero también con la potencia del lugar. Su carácter es de fruta algo madura y su final, persistente. Beber entre 2023 y 2024.
Puntos: 90
3- Altitud Organic Malbec 2022
Andeluna, Gualtallary, Valle de Uco $4520
Desde 2017 la bodega inició el camino de la sustentabilidad y lo refleja ampliamente en este flamante Malbec, elaborado con uvas que obtuvieron la certificación de viñedos orgánicos de ECOCERT. Es un tinto jugoso y expresivo, de paladar ágil y texturas consistentes. El enólogo Manuel González Bals logra así mostrar el entorno de la bodega de una manera más nítida. Beber entre 2023 y 2025.
Puntos: 90,5
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