El concepto de ciudadanía tiene tantos años como la Antigua Grecia. Por entonces, los ciudadnos eran un selecto grupo que ostentaba ciertas prerrogativas y ventajas, pero también debía asumir una serie de obligaciones y exigencias que los distinguía del resto de las personas.
Las bases de esa noción continúan vigentes, pero con el uso masivo de Internet, en el siglo XXI, se le sumó la idea de “ciudadanía digital”. La generación de los centennials —ya todos nativos digitales— creció formando parte de esa flamante comunidad ciudadana, lo sepan o no.
Tal como ocurre con el milenario concepto básico, la ciudadanía digital engloba una serie de derechos y obligaciones que son más abarcativos aún que dar un uso responsable a la tecnología. Es una forma de participar, crear y compartir información y contenidos en los medios digitales, con criterio, ética y compromiso social. Implican un conjunto de derechos y responsabilidades que toda las personas tienen en el entorno digital. Porque, como ya dijimos en capítulos anteriores de #ModoSeguro, todo lo que publicamos y buscamos es nuestra huella que construye un camino en Internet.
Las diferencias entre los dos tipos de ciudadanía son sustanciales. El más antiguo se basaba en la pertenencia a un país o territorio, pero el espacio digital no tiene fronteras. Entonces, ¿qué derechos tenemos en la web? ¿son iguales a los que tenemos fuera de ella?, ¿qué normas de conducta debemos seguir cuando estamos conectados? ¿cómo convivimos todos en este espacio?, ¿debemos construir reglas?, ¿va en contra de la filosofía de internet intentar generar normas de convivencia?
Según se describe en la Guía de sensibilización sobre convivencia digital elaborada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la ciudadanía digital “es un concepto que está en permanente construcción. Refiere principalmente a nuestras actitudes en los espacios digitales, y al mismo tiempo a nuestros derechos y obligaciones”.
“La ciudadanía digital es un conjunto de competencias que faculta a los ciudadanos a acceder, recuperar, comprender, evaluar y utilizar, para crear, así como compartir, información y contenidos de los medios en todos los formatos, utilizando diversas herramientas, de manera crítica, ética y eficaz con el fin de participar y comprometerse en actividades personales, profesionales y sociales”, detalló.
El espacio online ya no es un ámbito superficial y aislado de nuestra realidad cotidiana, como lo era al principio, sino que lo digital se integró a nuestra vida e influyó en casi todas las actividades que hacemos cada día: desde el trabajo, el estudio, el ocio, la investigación, las relaciones sociales, el aprendizaje, los juegos, los conflictos, el amor, los viajes y muchos más.
La conexión digital ya no depende de horarios o dispositivos determinados, sino que es tan constante y omnipresente que es difícil separar lo online de lo offline y nuestros espacios se vuelven híbridos. Por eso, tenemos que revisar y ampliar los conceptos tradicionales, como el de ciudadanía.
Aún cuando no lo sepamos ya existen formas de convivir en la red por lo que es indispensable conocer y comprender los derechos y obligaciones de todos como usuarios.
Google sintetiza de forma categórica el concepto más básico que ayudará a actuar correctamente en el mundo digital. No se trata ni más ni menos que del viejo apotegma “tratar a todos como queremos que nos traten”. Esto “tendrá un impacto positivo y desalentará el hostigamiento” digital, subrayaron a Infobae voceros de esa compañía.
En la guía Sé genial en internet, Google enumera algunas pautas de ciudadanía digital simples y que podrían modificar muchas acciones dañinas que se ven en la web.
- Usá el potencial de Internet para transmitir una actitud positiva
- Para detener la divulgación de mensajes perjudiciales, falsos o discursos de odio, no los compartas
- Respetá las diferencias de las otras personas
-Bloqueá en línea las conductas crueles o inapropiadas
- Hacé un esfuerzo por apoyar a quienes sufren hostigamiento
- Motivá a otras personas a hablar en contra del hostigamiento en línea y a denunciarlo
Cada persona debe ser capaz de identificar tanto las oportunidades como los riesgos en el ámbito digital. Por eso, el organismo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) propone que, “para avanzar en la búsqueda de una ciudadanía digital, es necesario fomentar que las personas-usuarios de tecnologías digitales sean sujetos críticos, proactivos y conscientes de las oportunidades y riesgos que existen en las TIC (tecnologías de la información y la comunicación)”.
Lisa M. Jones y Kimberly Mitchell, investigadoras en el Centro de Investigación de Crímenes contra los Niños de la Universidad de New Hampshire, Estados Unidos, advirtieron que “la destreza tecnológica ya no remite al uso diestro de los dispositivos, sino que demanda un desempeño óptimo en el entorno digital en términos de participación, respeto, intercambio, colaboración y convivencia con otros”.
En conclusión, cada uno debe asumir y estimular conductas online responsables y participación ciudadana en prácticas cívicas en la red.
¿Si ciertas actitudes no se adoptarían cara a cara, por qué se lo haría en Internet?
La guía de UNICEF —difundida junto con el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires— advirtió también que “uno de los puntos más importantes para pensar la ciudadanía digital es comprender que nuestras actitudes online hablan de nosotros. Los valores con que contamos valen tanto para espacios digitales como analógicos”
“Observamos muchas veces cierta laxitud respecto de los comportamientos digitales de adultos y niños. Internet crea un espacio donde suelen verse comportamientos o actitudes que no se verían en la vida ‘real’”, señaló el organismo de la ONU.
Y en este sentido recordó que muchas veces las personas sienten que lo que dicen o hacen en Internet “es menos grave o dañino” que en forma personal y en este sentido hay algunos factores que lo fomenta:
- El anonimato
- La ausencia física del otro y por ende, la desconexión con sus sentimientos y expresiones
- La asincronicidad de las charlas o intercambios, donde se pueden confundir diálogos con monólogos intercalados
- La soledad desde la cual se escribe o postea
Todo esto hace que las acciones online se midan erróneamente con una vara ética distinta que las offline. En este punto, tal como mencionó Google, UNICEF llamó a “recurrir a la empatía para comprender las consecuencias de nuestros actos. Ponerse en el lugar del otro es indispensable para entender cuándo lastimamos y agredimos, y cómo lo hacemos”.
En ese sentido, llamó a “pensar los paralelismos con nuestras actitudes cara a cara, y analizar las interacciones online:
—¿Diría esto si tuviese a la persona en frente?
—¿Mostraría esta foto en la escuela?
—¿Usaría estas palabras para responder en una discusión cara a cara?
“Estos simples ejercicios son clave para trasladar nuestros valores a la web y comprender que somos una misma identidad: la offline y la online”, señaló el organismo.
Los derechos de los ciudadanos digitales
Internet no tiene Estado ni frontera, ni un gobierno que haga valer los derechos de la personas. Entonces ¿cuál es la forma de defender los derechos de los ciudadanos en la web? Si bien, como se dijo más arriba, la ciudadanía digital es un concepto aún en formación, para reconocer los derechos de todos se puede comenzar por las convenciones internacionales sobre derechos humanos que tienen vigencia en todos los ámbitos, incluida la web. En este sentido es conveniente considerar la Resolución de las Naciones Unidas que llama “la protección de los derechos humanos en internet”.
De esta forma, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU reconoce que los mismos derechos que las personas tienen en el mundo offline deben ser protegidos en internet. Algunos derechos están garantizados por las convenciones, como la de los derechos del Niño, que se ve reflejada en el decálogo que UNICEF elaboró para actuar online.
— Derecho al acceso a la información y la tecnología, sin discriminación por motivo de sexo, edad, recursos económicos, nacionalidad, etnia, lugar de residencia, etc. En especial este derecho al acceso se aplicará a los niños y niñas discapacitados.
— Derecho a la libre expresión y asociación. A buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo por medio de la Red. Estos derechos solo podrán ser restringidos para garantizar la protección de los niños y niñas de informaciones y materiales perjudiciales para su bienestar, desarrollo e integridad; y para garantizar el cumplimiento de las leyes, la seguridad, los derechos y la reputación de otras personas.
— Derecho de los niños y niñas a ser consultados y a dar su opinión cuando se apliquen leyes o normas a internet que los afecten, como restricciones de contenidos, lucha contra los abusos, limitaciones de acceso, etcétera.
— Derecho a la protección contra la explotación, el comercio ilegal, los abusos y la violencia de todo tipo que se produzcan utilizando internet. Los niños y niñas tendrán el derecho de utilizar internet para protegerse de esos abusos, para dar a conocer y defender sus derechos.
— Derecho al desarrollo personal y a la educación, y a todas las oportunidades que las nuevas tecnologías como internet puedan aportar para mejorar su formación.
— Derecho a la intimidad de las comunicaciones por medios electrónicos.
— Derecho a no proporcionar datos personales por la Red, a preservar su identidad y su imagen de posibles usos ilícitos.
— Derecho al esparcimiento, al ocio, a la diversión y al juego, también mediante internet y otras nuevas tecnologías.
— Derecho a que los juegos y las propuestas de ocio en internet no contengan violencia gratuita, ni mensajes racistas, sexistas o denigrantes y respeten los derechos y la imagen de los niños y niñas y otras personas.
— Los padres y madres tendrán el derecho y la responsabilidad de orientar, educar y acordar con sus hijos e hijas un uso responsable de internet: establecer tiempos de utilización, páginas que no se deben visitar o información que no deben proporcionar para protegerlos de mensajes y situaciones peligrosas, etcétera.
— Derecho a beneficiarse y a utilizar en su favor las nuevas tecnologías para avanzar hacia un mundo más saludable, más pacífico, más solidario, más justo y más respetuoso con el medio ambiente, en el que se respeten los derechos de todos los niños y niñas.
Siempre se debe recordar que, igual que en la vida real, los delitos cometidos en internet siguen siendo delitos, y las víctimas siguen siendo víctimas. Los sujetos en internet, también son sujetos de derecho.
Las leyes argentinas sobre Internet
En argentina existe una serie de leyes sobre determinados temas específicos que suceden en Internet, estas son:
— Ley 26.388 llamada de Delitos Informáticos: Sancionada en 2008, modificó el Código Penal. Agregó los delitos de distribución y tenencia de pornografía infantil por cualquier medio, interceptar comunicaciones y sistemas informáticos, el acceso no autorizado a un sistema informático, la publicación de correspondencia o comunicaciones electrónicas privadas; y el acceso a bancos de datos personales, entre otros.
— Ley 26.904: Incorporó el artículo 131 al Código Penal con la figura de grooming o ciberacoso sexual, que pena con prisión de 6 meses a 4 años a quien, a través de las TIC, contacte a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad física del niño o adolescente.
— Ley 25.326 de protección de datos personales, junto con el artículo 43 de la Constitución Nacional (habeas data), protege la información personal de cualquier tipo referida a personas físicas o de existencia ideal incluyendo la protección de la privacidad e intimidad en internet.
Las recomendaciones de Google para ser buenos ciudadanos digitales
El gigante de recursos de internet dio una serie de pautas para orientar en el uso respetuoso de la web para sacarle provecho y no perjudicar a nadie.
— Compartir con cuidado: Las buenas (y malas) noticias viajan rápido en línea y, si no se toman algunas precauciones, los niños podrían encontrarse en situaciones complicadas con consecuencias duraderas. ¿Cuál es la solución? Saber qué compartir con conocidos y desconocidos.
— Comunicar con responsabilidad: Fomentar la importancia de tener cuidado al compartir información tratando las comunicaciones en línea como si fueran una conversación cara a cara. Así, si no está bien decirlo en persona, tampoco estará bien publicarlo. Crear lineamientos sobre qué tipos de comunicación son adecuados y cuáles no. No divulgar datos personales sobre familiares y amigos.
— Ser amables en Internet: Internet es una poderosa herramienta que puede usarse para comunicar cosas positivas, pero también negativas. Como se dijo antes, la regla es tratar a los demás como deseamos que nos traten, esto desalentará el hostigamiento.
— Para los niños: si tienen dudas deben preguntar: Ante situaciones discutibles, niños y adolescentes deben sentirse cómodos para hablar al respecto con un adulto de confianza. Por su parte, los adultos pueden promover este comportamiento al fomentar una comunicación abierta en casa y en las aulas.
El proyecto audiovisual #Modo Seguro fue creado por Infobae, Google, Unicef y Clubes TED-Ed, junto a un grupo diverso e inclusivo de jóvenes protagonistas de la llamada Gen Z. La misión del proyecto es brindar contenidos audiovisuales educativos de calidad que aporten herramientas digitales para los adolescentes y sus familias para un uso y acceso seguros en las distintas plataformas, además de promover un pensamiento crítico y capacidad de discernimiento ante lo que ofrece la nube. Los participantes, todos de la generación centennial, tienen entre 14 y 17 años y son egresados y egresadas de los estimulantes Clubes TED-Ed.
Seguir leyendo