Décadas antes del surgimiento de los teléfonos inteligentes con cámaras fotográficas, la crítica cultural Susan Sontag observó: “No estaría mal hablar de personas que tienen la compulsión de fotografiar: convertir la experiencia misma en una forma de ver”. De hecho, registrar en imágenes la propia vida se ha convertido en una actividad cotidiana.
Una nueva investigación publicada recientemente en Social Psychological and Personality Science (SAGE) sugirió que las personas usan la fotografía en primera persona, tomando una foto de la escena desde su propia perspectiva cuando quieren documentar una experiencia física, pero optan por fotos en tercera persona, mostrándose a sí mismos en la escena (como selfies), para captar el significado más profundo de los acontecimientos.
Investigaciones anteriores se han centrado en cómo el fotógrafo quiere presentarse ante los demás. La investigación actual, también considera a los sujetos que se toman fotos para mirar hacia atrás.
No solo encontramos que la mayoría de las personas toman ambos tipos de fotos en diferentes situaciones, sino que también difieren según las situaciones en cuanto a si su objetivo al tomar una foto es capturar la experiencia física del momento o el significado más amplio del momento en su vida.
Verme o verlo
En seis estudios en los que participaron más de 2.100 participantes, los investigadores descubrieron que es más probable que las personas tomen fotos en tercera persona cuando su objetivo es capturar el significado, y que recuerdan más el significado cuando miran sus propias fotos en tercera persona, en comparación con primera persona. Los investigadores también descubrieron que les tienden a gustar más sus retratos cuando la perspectiva coincide con su objetivo para cuadrar la imagen.
“Tomar y publicar fotografías es parte de la vida cotidiana de muchas personas. Si bien a veces se burlan de la práctica, las fotos personales tienen el potencial de ayudar a los sujetos a reconectarse con sus experiencias pasadas y construir sus propias narrativas”, siguió Niese. El mismo especialista advirtió contra la inferencia de que las fotos tomadas desde una perspectiva son mejores que otras. La investigación demuestra que la perspectiva más efectiva depende del objetivo de la persona en el momento, ya sea capturar una experiencia física o el significado más profundo de un evento. A medida que las personas se vuelven más conscientes de sus objetivos al tomar fotografías y el papel de la perspectiva, pueden hacerse más hábiles para conservar recuerdos en los que puedan reflexionar más adelante.
“Las prácticas de toma de fotografías tienen el potencial de servir a un motivo humano más fundamental para desarrollar y comprender nuestro sentido de identidad, tanto en términos de las experiencias en nuestra vida como en su significado más amplio. Podríamos esperar que las personas hayan desarrollado una conciencia de que existen distintas cualidades de los momentos de la vida que podrían elegir para capturar en fotografías, así como estrategias intuitivas para hacerlo.
Sin embargo, relativamente poco trabajo ha investigado empíricamente las diferentes motivaciones que tienen las personas para tomar fotos, cómo esto da forma a las decisiones inherentes que toman sobre las fotos que toman y las consecuencias. La investigación actual proporciona una visión inicial de estas preguntas”, concluyó.
*Zachary Niese es el autor principal del estudio. Es doctor en Psicología Social, de la Universidad de Eberhard Karls Tübingen, en Alemania. De la investigación también participaron Lisa K. Libby y Richard P Eibach.
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