“¿Quiere ver de cerca la famosa y hermosa región de Salta en Argentina? Bueno, Iruya lo es”. Así comienza a describir Iruya el prestigioso medio de viajes Condé Nast Traveler, en su nota con la lista de 50 pueblos más hermosos del mundo.
Y continúa: “Solo se puede acceder a este pequeño pueblo a través de un viaje en autobús muy polvoriento de cuatro horas desde la región vecina de Jujuy; pero una vez que llegue, tendrá vistas despejadas del río Iruya abajo, cóndores volando arriba y la asombrosa meseta andina en cada esquina”.
Es que Iruya es un pueblo “colgado en la montaña”, tal como se lo suele describir para dar idea de su fascinante ubicación en la puna salteña.
Situado a 2.780 metros de altura sobre el nivel del mar y con una población de 1.523 habitantes, se caracteriza por sus calles empinadas, una gran iglesia que es un objeto más que apreciado por la lente de los fotógrafos, y un estilo de vida tranquilo y amigable.
La selección, que no se elaboró en forma de ránking, destacó a los pequeños destinos turísticos que cuentan con “lugareños amables, hoteles boutique y un encanto antiguo”. E incluyó paradisíacos sitios, tales como Biei, en Japón; Moulay Idriss Zerhoun, en Marruecos; Albarracín, España; Siwa, en Egipto y Sa Pa, Vietnam, por nombrar algunos.
Cuáles son los atractivos de Iruya
La mejor época del año para visitarla es entre marzo y junio y de agosto a diciembre. Es preferible evitar la época de mayores lluvias —de diciembre a marzo— porque puede haber inundaciones que impidan el paso de los automóviles, debido a los desbordes de los ríos Iruya y Milnahuasi, que suelen provocar aludes. En esos meses el pueblo queda aislado.
Los puntos de interés más visitados por los turistas en Iruya son: Mirador el Cóndor, Miradora de la Cruz, el Río Iruya, la iglesia Nuestra Señora del Rosario y San Roque, Awawa Casa de la Cultura, la pasarela peatonal y la plaza Santa Rosa Guevara y también el casco histórico que posee una interesante arquitectura colonial.
Sus calles son empedradas, empinadas y angostas; y las casas son de adobe, paja y piedra. Está dentro de la biosfera de Las Yungas declarada como lugar histórico nacional en 1995 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2002.
Está a una distancia de 320 kilómetros de la capital salteña, y el pueblo con el que tiene más conexión es Humahuaca, en Jujuy, a unos 70 kilómetros. Sale un micro a diario hacia allí, y se tarda cuatro horas para llegar.
“La zona montañosa del norte salteño tiene una característica especial, las laderas este tiene abundante vegetación y caudalosos ríos, y las laderas oeste son áridas y secas”, describieron desde el ministerio de turismo salteño en su página oficial. En ese sentido, aseguraron que entre las atracciones se encuentran: el circuito de los Caminos del Inca (un recorrido que permite conocer las costumbres ancestrales, las formas de vida, el pasado precolombino, entre otros aspectos) y el circuito de los Cóndores (una zona a la que se puede acceder mediante vehículos y permiten admirar a estos ejemplares típicos de la zona, a casi 4.800 msnm).
En Iruya todo queda lejos y es por eso que muy pocas veces al año sus habitantes salen del pueblo. Para llegar a la capital salteña, por mencionar un ejemplo, se necesitan por lo menos siete horas, y es necesario abandonar esta provincia para cruzar a través de Jujuy, por la ruta 9, atravesando la Quebrada de Humahuaca.
La gastronomía de Iruya, como en toda esta zona, se caracteriza por el uso de ingredientes ancestrales y típicos de la región como quinoa, habas y variedad de papas andinas (oca, tuni, churqueña, colorada, runa, entre otras); además se pueden saborear platos como guiso de papas verdes, guiso de quinoa y pastel de quinoa. El lugar es uno de los más elegidos por los turistas nacionales e internacionales que visitan el norte de la Argentina.
Entre las fiestas patronales que caracterizan este pueblo, según señalan desde la página de Turismo de la provincia de Salta, se encuentran:
Danza de “Los cachis”, estos son hombres integrantes de una especie de ballet sagrado que realizan la danza frente a la Iglesia en honor a la Virgen. “Los personajes están integrados por dos caballeros, un toro, un negro y tres parejas de distintas edades que encarnan al conjunto del pueblo, al ritmo de erkes (o cornetas), cajas, flautillas y cascabeles que completan el atuendo de algunos bailarines”, describen.
En honor a la Virgen del Rosario: la más importante del pueblo, con ornamentaciones que decoran las calles y el repique de campanas, junto al Ángelus, esta festividad se extiende durante todo el día y cuenta con bautismos, novena y misa, finaliza con fuegos artificiales.
En honor a San Roque: otro patrono de Iruya, se realiza una misa tras una procesión por las calles del pueblo. Luego de finalizar la procesión, frente a la Iglesia los “cachis” divierten a los presentes con sus ocurrencias y luego danzan adorando las imágenes. A continuación, se realiza una danza característica.
Celebración de la Pachamama y San Ramón: “Los primeros días de agosto es la tradicional fiesta de la ofrenda a la Pachamama, que consta en darle comida y bebida, como ofrendas, a la tierra. Para finales de este mes se lleva a cabo la festividad de San Ramón en Las Higueras, caserío cercano a Iruya”, describen.
Qué otros pueblos de Latinoamérica fueron elegidos
En Latino América, además del pueblo argentino, figuran:
Baños, en Ecuador: con 14.653 habitantes, este pueblo está ubicado “situado a la sombra de un volcán activo y rodeado de cascadas, densos bosques y la cuenca del Amazonas”, según relatan desde la publicación. Además, cuenta con “el columpio del fin del mundo”, atracción que lo posicionó como una localidad “instagrameable”.
Bocas del Toro, en Panamá: este destino idílico le ofrece al viajero una experiencia única en la selva tropical, que además le permite adentrarse en la cultura de los pueblos indígenas de la zona, como los Ngäbe y los Teribes, un rosario de islas casi deshabitadas con playas vírgenes, un laboratorio natural para el estudio evolutivo y el cambio climático. Además, las nueve islas, que contienen una población de 7.366 habitantes, fueron declaradas Patrimonio de la UNESCO este sitio promete atraer a los viajeros en busca de la naturaleza, las olas perfectas y el paisajes espaciosos lejos de las multitudes.
Colonia del Sacramento, en Uruguay: solo 50 kilómetros en barco separan a Buenos Aires de esta joya apacible del litoral fluvial uruguayo, cuyo Barrio Histórico es Patrimonio de la Humanidad desde 1995. Con una población de 26.231, este pueblo fue fundado por los portugueses en el siglo XVII y cuenta con calles empedradas, autos antiguos y un centro histórico revestido con paredes de piedra y techos de tejas.
Guatapé, en Colombia: ubicada a aproximadamente 75 kilómetros de la ciudad de Medellín, esta localidad ofrece actividades como senderismo, ciclomontañismo, cabalgatas, o hacer deportes náuticos en el embalse. Con una población de 6.469 habitantes, este pueblo andino también “es famoso por sus calles con colores del arcoíris e impresionantes vistas desde un inselberg adyacente, El Peñol”. Es que esta “montaña-isla” cuenta con “una emblemática roca con un ascenso de 659 escalones hasta la cima”, describen en la publicación.
Ráquira, en Colombia: ubicado a una media hora al sur de Villa de Leyva, este pueblo es conocido como la “capital de la cerámica de Colombia”. Con 13.588 habitantes, esta localidad tiene que se ramifican desde la plaza central y “están pintadas en tonos brillantes de naranja, rosa y amarillo, y grupos de estatuas de arcilla y murales llenan los vacíos artísticos”, advierte desde la publicación. “Además de conocer las artesanías del municipio, que fácilmente se encuentran en una colorida calle dedicada las mismas, puede aprovechar para visitar el ‘Monasterio de La Candelaria’, la ‘Iglesia de Ráquira’, y el ‘Puente de las Ánimas’”, destacaron desde Infobae.
Paraty, en Brasil: esta popular ciudad colonial del sudeste brasileño se encuentra a unas cuatro horas de Río de Janeiro y São Paulo. Conocida por su arquitectura colonial, este destino turístico es muy demandado por visitantes locales y extranjeros. Con 43.680 habitantes, esta localidad cuenta con calles empedradas y edificios coloniales con toques de color como principales protagonista. Además, cuenta con “más de 200 playas dentro de sus fronteras, lo que la convierte en el lugar ideal para probar los diversos paisajes por los que Brasil es tan famoso”, afirman desde la publicación.
Sayulita, en México: la Playa Sayulita es uno de los destinos preferidos tanto para los turistas mexicanos como de diversas partes del mundo. Con 2.300 habitantes, este pueblo es reconocidos por su belleza natural, una plaza colorida, boutiques independientes, puestos de comida que venden mariscos y playas tranquilas.
Tepoztlán, en México: muchos de los viajeros que llegan a esta localidad de 14.130 habitantes aseguran que se trata de un “pueblo mágico” que se encuentra en el estado de Morelos. Se ubica en las faldas del Parque Nacional El Tepozteco y está a una distancia de viaje de un día desde la Ciudad de México. “El pueblo de montaña está lleno de sitios bellamente diseñados, que incluyen Dilao, un jardín de esculturas; y Margarita Concept, un bar de cócteles inspirado en un invernadero”, detallaron desde la publicación.
Viñales, en Cuba: con 27.129 habitantes, esta localidad se consolidó como un pueblo de “brillante arquitectura colonial”, que tiene como protagonistas a los tradicionales los autos antiguos de Cuba y que, además, “está rodeada por algunos de los paisajes más impresionantes del país”, resaltaron desde el medio de viajes Condé Nast Traveler.
Seguir leyendo