Los transeúntes caminan despacio por la avenida Avellaneda y algunos de ellos se detienen a observar vidrieras. Una de las chicas ingresa a un local de ropa deportiva en busca de camperas para atravesar los entrenamientos. El invierno que se avecina.
Se trata de una acción que puede resultar habitual en cualquier lugar pero que aquí resalta por un gesto: la clienta saluda a la dueña del local como quien se conoce de toda la vida. “Hace mucho no venías a visitarme”, le recrimina, en tono de broma, la mujer que está detrás del mostrador.
Es que en el barrio de Flores algunas personas renuevan sus looks hace años. Sin embargo, el fenómeno tomó otro cariz en el último tiempo, con concurrencias masivas de jóvenes centennials que llegan en grupo desde todo el país para recorrer estas calles, sin dejar de lado, claro, los clásicos paseos por los shoppings porteños.
Parece ser una forma nueva y diferente de comprar ropa, haciéndolo de forma colaborativa con el asesoramiento y la compañía de las amistades, bajo una idiosincrasia juvenil que está a tono con las tendencias de la época.
En Cuenca, otra de las calles del barrio, hay al menos ocho colectivos que vienen de diversas localidades del interior como Córdoba, Santa Fe y Rosario, entre otras. De estos transportes descienden multitudes de chicos y chicas con valijas y grandes bolsos vacíos, con la idea de recargarlos de outfits y nuevos atuendos.
Una presencia habitual en este contexto es la de Luli Lopardo, una diseñadora multimedial que, desde principios de 2020, comparte en su cuenta de Instagram (@Info.avellaneda) los consejos relevantes y los puntos del mapa a los que hay que acudir para encontrar lo que buscan en Flores sus más de 380 mil seguidores.
La influencer resume lo que observa a diario. “Vienen muchísimos chicos jóvenes a comprar ropa por mayorista o también por minorista. Incluso, llegan desde el interior del país. Los lunes, martes y miércoles son los días fuertes en los que llegan colectivos desde todos lados. Se juntan grupos de amigos y dicen ‘¿qué hacemos el finde? vamos a Buenos Aires a comprar ropa’ y llegan acá. También vienen jóvenes desde Uruguay, Paraguay y Chile”, dice a Infobae.
Para Lopardo, “la moda es cambiante. ¿Por qué? Porque te comprás algo este año y el que viene capaz ya no lo usás. Entonces, hay grupos de amigos que se acercan muy seguido a esta zona. Vienen muchos chicos que juntan plata cuando cobran y quieren renovar sus looks en compañía de sus más cercanos, que también los asesoran de alguna manera”.
La mayoría de los negocios de la zona funciona de lunes a viernes entre las 7:30 y las 15 horas, mientras que los sábados la actividad termina a las 13. En estos lapsos se puede observar a decenas de chicos y chicas circulando con sus nuevas prendas, que son de lo más variadas. “Lo que más buscan los grupos que vienen actualmente son las camperas, los chalecos, los tapados, los sweaters y las botas. El engomado está muy latente también, junto a todo lo que es ecocuero”, repasa Lopardo.
Y suma: “El hombre es un diamante en bruto que parece no haber encontrado su lugar, veo pocos grupos de chicos aún en la zona. Algunos vienen porque se los sugiere una amiga o la novia. Para el caso de los varones, la calle Argerich es la indicada”.
En tanto, la joven no duda en su vaticinio de que “las chicas son las que más llegan a Flores: para ellas, la calle Helguera es la ideal, aunque en Cuenca y Campana también hay propuestas interesantes”.
“En el último tiempo mejoró la calidad de la ropa en la zona -dice la influencer-, porque los locales compiten entre sí y la gente ya no busca solo precios como antes, sino buenas prendas. Entonces, todos los negocios empezaron a enfocarse en tener el mejor sweater o la mejor campera. Hay una búsqueda constante para que el cliente los siga eligiendo, porque algunos no quieren recorrer tanto y van a un solo lugar. Además, se puso mucho foco en lo que es infraestructura y los comercios son muy lindos, ya no están escondidos o apartados. Es como un shopping a cielo abierto. Hay que buscar bien porque se encuentra de todo hoy en día”.
El recorrido por Flores consta de, aproximadamente, diez cuadras a la redonda. Parece poco, pero lo cierto es que caminar, detenerse y elegir ropa lleva tiempo.
“Flores no solo es la avenida Avellaneda. Antes era eso y dos cuadras más, pero ahora la zona de locales llega hasta Gaona, aproximadamente. Algunas marcas de ropa deportiva, por ejemplo, tienen hasta seis sucursales en la zona para captar a todo el publico que circula. Además, para el lado de la calle Bogotá está la parte de galerías, y también hay muchas opciones en las calles Aranguren, Morón y Felipe Vallese”, considera Lopardo.
Y menciona a algunas marcas como On Fleek, que ofrece jeans pintados por artistas grafiteros; Dual Power y sus diseños exclusivos de materia prima importada; Kanaria, Filippa y Le France, entre otras.
¿El mejor día para venir? “Un viernes a la mañana, bien temprano, a eso de las 8, porque no hay mucha gente. O un sábado la misma hora también puede estar muy tranquilo”, sugiere la joven, que hace más de un año se dedica con exclusividad a recorrer el barrio y aconsejar a sus seguidores sobre las mejores opciones.
Una pausa entre delicias dulces y cafés de autor
Una jornada de compras en Flores puede llevar cerca de tres horas. Así las cosas, descansar es un imperativo fundamental de estas recorridas. Para estos casos, las propuestas sobran: los cafés de autor, la coctelería y las delicias dulces proliferan para ofrecer una pausa distintiva.
El sector de la gastronomía está en boga con restaurantes que ofrecen desayunos, almuerzos e, incluso, platos autóctonos y alternativas internacionales de Japón como el sushi y el ramen. En ese tono, Lopardo recomienda uno de sus puntos predilectos en el cada vez más amplio mapa culinario: el restó Korean street food. Se trata de un buen lugar para disfrutar de la exótica comida coreana. Además, por la tardecita, hay tragos para amenizar el fin del recorrido.
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