En tiempos en los que parece anacrónico ofrecer el pésame a los deudos – ya estas palabras suenan anticuadas- o utilizar frases del estilo “lo siento mucho” o “lamento mucho tu pérdida”, los que se hallan en situación de acompañar a una persona en duelo por un ser querido se ven desprovistos de aquellas convenciones sociales que, a fuerza de repetirse y constituirse como “protocolo de luto”, de alguna manera parecían ser una fórmula aceptable para ambas partes.
“No existe un manual que indique cuál es la forma óptima de apoyar a una persona que ha sufrido una pérdida reciente. Además, no existe un duelo que sea igual que otro: muchas variables se combinan para dar lugar a manifestaciones singulares de este difícil proceso; entre otras, la relación previa con la persona fallecida, su edad al momento del deceso, la personalidad y estilo de afrontamiento del duelante, si éste último ha pasado por experiencias de pérdida similares, etcétera”, explicó la licenciada Mariana Herrero (MN 38112), miembro del Departamento de Psicoterapia de INECO.
Además, la profesional plantea que también se deben tener en cuenta las características de quien busca acompañar; por ejemplo, cuán cómodo se siente asistiendo a un funeral, entre otras cuestiones.
Desde la psicología y las neurociencias, la licenciada Herrero ofrece algunas recomendaciones generales para las personas que buscan optimizar su apoyo a quienes han sufrido la pérdida de alguien querido.
Infinidad de estudios se han dedicado a esta función cerebral que nos permite ponernos en el lugar del otro, comprendiéndolo de forma racional (“está pasando por un duelo, debe sentirse triste”) y emocional (sentir la tristeza del duelante como si la pérdida me hubiera ocurrido a mí).
La frase “si necesitás algo, me avisás”, resulta por lo general, aunque dicha con buenas intenciones, una expresión de apoyo vacía y poco práctica.
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