A juzgar por las reacciones de muchos pasajeros de líneas aéreas, uno supondría que sí; la turbulencia es, con diferencia, la principal preocupación de los viajeros ansiosos. Intuitivamente, esto tiene sentido.
Todos los que se suben a un avión se sienten incómodos en algún nivel, y no hay un recordatorio más conmovedor de la precariedad innata de volar que un buen golpe a 37,000 pies. Es fácil imaginarse el avión como un bote indefenso en un mar tormentoso. Ocasionalmente, los barcos se inundan, vuelcan o se estrellan contra los arrecifes debido al oleaje, por lo que lo mismo debe ocurrir con los aviones... tanto en él parece peligroso.
Excepto que, en todas las circunstancias excepto en las más raras, no lo es. A todos los efectos, un avión no puede volcarse, lanzarse en picada o arrojarse del cielo de otra manera, ni siquiera por la ráfaga más poderosa o la bolsa de aire.
Las condiciones pueden ser molestas e incómodas, pero el avión no se va a estrellar. La turbulencia es una molestia agravante para todos, incluida la tripulación, pero también, a falta de un término mejor, normal. Desde la perspectiva de un piloto, normalmente se lo ve como un problema de conveniencia, no como un problema de seguridad.
Lo cierto es que, aunque le parezcan el fin del mundo a muchas personas, las turbulencias no entrañan por lo general peligro alguno para el avión y sus pasajeros. Los aviones están diseñados para enfrentarse a los movimientos más severos. Aquí una lista de consejos para sobrellevar las turbulencias de la mejor manera.
1 - Elegir el asiento correcto
Si bien no hace mucha diferencia, el lugar más cómodo para sentarse es sobre las alas, lo más cercano a los centros de sustentación y gravedad del avión. El punto más álgido suele ser el extremo de popa (la parte trasera del avión). En las filas más traseras, más cercanas a la cola, el golpeteo y el balanceo son más pronunciados.
Lo ideal para no sentir las turbulencias es evitar sentarse en los últimos asientos del avión. Las ubicaciones que están en el centro de gravedad del avión y en las alas perciben menos estas alteraciones, en cambio las posiciones que se encuentran en la cola del avión son los que más las notan. Hay que tener en cuenta también, que cuanto más grande sea el avión y el asiento, menos notaremos las turbulencias.
2 - Ponerse el cinturón cuando lo indiquen las azafatas
En el momento que empiezan los movimientos bruscos, la tripulación va a informar a los pasajeros qué tipo de turbulencia es y se procederá a encender las luces que indican que hay que abrocharse los cinturones.
Como muchos viajeros ya saben, las tripulaciones de vuelo en los Estados Unidos tienden a ser más nerviosas con la señal del cinturón de seguridad que las de otros países. Mantenemos la señal encendida más tiempo después del despegue, incluso cuando el aire es suave, y la encenderemos de nuevo con la más mínima sacudida o burbujeo.
En algunos aspectos, este es otro ejemplo de la sobreprotección estadounidense, pero existen preocupaciones de responsabilidad legítima. Lo último que quiere un capitán es que la FAA le pise la nuca por no tener el letrero puesto cuando alguien se rompe un tobillo y demanda. Desafortunadamente, hay un aspecto de grito de lobo en esto; las personas se acostumbran tanto a que el letrero suene y se apague, aparentemente sin razón, que lo ignoran por completo.
3- Informarse sobre las turbulencias
Es importante tener conocimiento certero sobre las turbulencias, para evitar los miedos y ansiedades poco fundados. Estos fenómenos se clasifican en tres categorías fundamentales. Turbulencia leve: los objetos sin asegurar a bordo se desplazan levemente. Los servicios de comida pueden ser servidos con cierta dificultad, pero sin problemas. Turbulencia moderada: los objetos sin asegurar son desplazados de su lugar. Caminar por el pasillo central y llegar al baño puede ser complicado. Cambios importantes en la altitud y actitud de vuelo. Turbulencia severa: causa tensiones fuertes en los cinturones de seguridad y los movimientos bruscos pueden provocar náuseas. Los objetos sin asegurar pueden caerse con mucha velocidad y causar lesiones.
En mi libro Confesiones desde la cabina del piloto, expliqué que el calentamiento global está haciendo que este fenómeno climático sea cada vez más frecuente. En cuanto a los heridos por turbulencias, resultan lesionados de forma leve unos 50 a 100 pasajeros de los más o menos 2.000 millones que vuelan cada año. Y, entre esos casos, se debe a que la mayoría son personas que se caen o son arrojadas porque no estaban abrochadas.
4- Elegir la ubicación cerca de la ventana
Además de optar por los asientos que se encuentran sobre las alas, otra opción puede ser elegir por aquellos que se encuentran en la ventana. Es que, en muchos casos, poder ver qué pase afuera y comprobar que no se trata de un fenómeno meteorológico severo puede hacer sentir más seguros a los pasajeros.
Recuerde, que si se sentirá más seguro en esta posición, es importante elegir bien el asiento en el que va a sentarte. Otro punto importante puede ser si tiene miedo a volar, en ese caso le recomiendo que evite las salidas de emergencia, ya que frente a una situación difícil y extrema, la ansiedad puede impulsarlo a termine interrumpiendo una posible evacuación.
5- Mantener los objetos pequeños guardados
Ante la turbulencia y los movimientos bruscos del avión que pueden devenir de ellas, los objetos que no estén asegurados pueden volar por los aires. Asimismo, cuando esta situación tiene lugar, las personas pueden sufrir mareos, es por eso que al entrar en un tramo de turbulencias es obligatorio ponerse el cinturón y así evitar golpes, caídas y mareos.
Además, recuerde que es importante guardar los objetos personales para que no salgan disparados si los movimientos del avión son muy intempestivos.
* Patrick Smith es un piloto comercial que actualmente vuela aviones Boeing 757 y 767. Smith también dirige el blog AskThePilot.com y es el autor del libro Confesiones desde la cabina del piloto.
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