El Mindfulness es una valiosa herramienta para hacer frente al estrés o síndrome de burnout que pueden padecer quienes llevan a cabo la tarea de cuidar de personas que requieren de asistencia. Es uno de los trabajos con mayor exigencia; requiere compromiso corporal y afectivo, generando en algunos momentos sensación de ineficacia e impotencia ante la falta de resultado de los tratamientos médicos, irritabilidad, hipervigilancia, cuestionamientos del sentido de la vida y retraimiento social. Es esencial encontrar técnicas que puedan impactar positivamente en su salud y bienestar.
En relación a ello, la licenciada María Cristina Díaz, especialista en Mindfulness del departamento de Psicoterapia de INECO y coordinadora del Taller de iniciación al Mindfulness que brinda el instituto, expresa: “Diversas evidencias empíricas demuestran que el Mindfulness, la práctica de la atención plena, puede beneficiar a cuidadores favoreciendo el desarrollo de actitudes que generan cambios en la forma de percibir e interpretar el contexto laboral, teniendo resultados positivos también, de ese modo, en las personas que reciben su cuidado”.
La atención plena es un estado de conciencia que implica prestar atención a la experiencia del presente; y se cultiva y desarrolla mediante la práctica de la meditación. Se trata de un entrenamiento que tiene la finalidad de estabilizar la mente para poder ver con claridad la vida momento a momento, potenciando el cuidado de uno mismo y asumiendo un rol activo en el autocuidado de la salud, especialmente relegada por las tareas de cuidados hacia otros.
Las prácticas de mindfulness permiten desarrollar en cuidadores actitudes que se encuentran íntimamente relacionadas con la empatía. Desde lo cognitivo, la curiosidad, la flexibilidad y la apertura a las experiencias vividas con la persona cuidada, permiten el acercamiento para entender y sentir su mundo, aunque sea diferente al del cuidador.
Este acercamiento se sostiene desde la aceptación y ausencia de juicios sobre la imagen del otro. Desde lo emocional, el amor incondicional y la compasión con uno mismo y con la otra persona, favorece una disposición afectiva de ayuda, pero sin identificarse con el sufrimiento del otro.
En ese sentido Díaz, propone algunos ejercicios para que los cuidadores puedan practicar el Mindfulness:
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