El capitán de la Selección argentina Lionel Messi revoluciona el ambiente en todo lugar a donde va, especialmente en su país. Anoche no fue la excepción cuando alrededor de las 23 llegó a la esquina de Guatemala y Gurruchaga, en el barrio de Palermo a cenar con su familia.
Rápidamente corrió la voz: Messi se encontraba en la parrilla Don Julio. Entonces, una multitud de fanáticos se agolpó en la puerta de Guatemala 4691 a la espera de la salida del 10. Finalmente, abandonó el lugar acompañado por una custodia de la Policía de la Ciudad y dejó contentos a quienes se acercaron y pudieron captar su imagen con sus celulares, de lo que quedó constancia en todas las redes sociales.
El jugador del Paris Saint-Germain había llegado por la mañana a la Argentina junto a su esposa Antonela Roccuzzo y sus hijos Thiago, Mateo y Ciro, para sumarse a la Selección de cara a los festejos por el título en el Mundial de Qatar. Fue por la noche que abandonó por unas horas el lugar de la concentración para compartir una cena con su familia y para eso eligió uno de los mejores restaurantes del mundo, según lo señalan las más prestigiosas nóminas del rubro.
Los diplomas de este local palermitano son numerosos e Infobae dio cuenta de su destacada labor en el mundo gourmet cuando su fama apenas se vislumbraba. En 2019 la influyente lista de “Los 50 mejores restaurantes del mundo” (The World’s 50 Best) lo posicionó en el puesto 34, mientras en la edición anterior lo había situado 55. Además el año anterior había quedado como el restaurante mejor rankeado en la lista de los 50 mejores de América Latina (Latin America’s 50 Best Restaurants), lista que además le otorgó el Premio Arte de la Hospitalidad 2018.
Este último galardón lo repitió en 2020 cuando fue consagrado por los Latin America’s 50 Best Restaurants como el Mejor Restaurante de América Latina, por su ejemplar hospitalidad, su carta de vinos y su enfoque singular frente a los ingredientes. En 2021 se había ubicado en el puesto 13 de The World’s 50 Best Restaurants. Por cuarto año consecutivo mantuvo un lugar en la nómina más reconocida el mundo.
Nuevamente The World’s 50 Best Restaurants, emitió su veredicto en 2022 en una gala realizada en Londres y posicionó a la parrilla Don Julio, que se ubicó en el puesto 14. Esa cita gastronómica desde 2002 plantea un posible “statu quo” del mercado gastronómico global y reúne los votos de los expertos internacionales de la Academia, institución formada por grandes conocedores de la hostelería. El certamen está avalado por la certificación de la consultora de servicios profesionales Deloitte.
Cuánto cuesta comer en Don Julio
La parrilla suele tener su espacio completo todos los días y para conseguir una reserva es necesario esperar unos dos meses. Esto no fue problema, por supuesto, para un comensal como Messi, que rápidamente fue recibido en el lugar.
La reserva puede hacerse a través de su página web, donde no se exhibe su carta, aunque sitios especializados dan cuenta de su excelente comida y sus precios. Estos son algunos.
Cortes de carne
Ojo de bife: $9230
Bife de chorizo angosto: $8080
Bife de chorizo ancho: $8675
Bife de chorizo mariposa: $9525
Cortes magros
Bife de cuadril: $7690
Vacío del fino: $12.010
Bife de lomo: $10.580
Cortes de hueso
Entrecot: $12.020
Bife de costilla con lomo: $11.515
Asado de tira: $12.850
1/2 asado de tira: $7185
Cortes de cerdo
Churrasquito de cerdo: $5895
Vegetales de temporada
Tomate al medio $1.300
Tomates a la criolla $1.650
Ensalada de tomates reliquia $1.800
Ensalada mixta $1.550
Papas fritas $1.320
Vinos
Los vinos arrancan en $3.300 un Alfil Tinto Bonarda de 375 ml y llega a los $46.000 un Noemia Malbec del mismo tamaño.
Su historia y su filosofía
El restaurante Don Julio fue inaugurado en 1999 por Pablo Rivero, con el apoyo de sus padres y de su abuela como una iniciativa de la familia, que es originaria de Rosario, igual que el ídolo del fútbol mundial que ayer se acercó a degustar su famosa parrilla. Por entonces, Pablo tenía poco más de 20 años. Los Rivero vivían en el primer piso de la esquina en la que ahora funciona el restaurante, cuyo nombre rinde tributo a un amigo que los inspiró al comenzar el negocio. Allí había otro local de comidas que no funcionaba. Los oriundos de Rosario tomaron las riendas del lugar y el 26 de noviembre de 1999 abrieron Don Julio.
Con los años Pablo Rivero se convirtió en un reconocido sommelier y uno de los personajes gastronómicos de más alto perfil de la ciudad de Buenos Aires, reconocido por su enfoque ejemplar de la hospitalidad. Este es el concepto de atención del famoso local que eligió ayer Messi: “La clave de la hospitalidad es atender a los clientes como si estuvieran en tu casa. No como si fueran de la realeza, sino como a alguien que te gustaría recibir en tu hogar para convertirte así en responsable de su felicidad”.
Aún tratándose de un local de alto nivel en calidad y precios, siempre está completo. El lugar trabaja con reservas y ofrece, además de una comida de la mejor factura un ambiente alejado del ruido de la ciudad, con las paredes cubiertas con botellas de vino con etiquetas firmadas que muestran la aprobación de los comensales.
Una mezcla de porteños y turistas conforman la concurrencia habitual de lo que ya es un lugar ejemplar de la mejor gastronómica argentina.
En 2019, cuando la fama de Don Julio no paraba de crecer, Infobae le preguntó a Pablo Rivero:
-¿A qué se le atribuye el modelo de los cuatro ejes: la calidad de las carnes; los vinos argentinos como columna vertebral de la gastronomía; la estacionalidad; y la sustentabilidad?
-Son los 4 factores esenciales que creo que forman parte de la gastronomía argentina. Pero, sobre todo y fundamentalmente, son los que forman parte de lo que debe ser. La carne es el producto más emblemático, que más disfrutamos y que mejor hacemos en este país. Llevamos muchos años haciéndolo y somos el productor de mejor calidad del mundo. Hacemos un producto natural de ganadería extensiva que no existe en otro lugar, con un agroclima perfecto. El vino es para mí un 30% de lo que es la gastronomía argentina en sí. Somos un país que consume vino, quizás un poco de cerveza pero no mucho más, y eso no se da en cualquier lado. Siendo un país joven, contamos con una historia muy grande, una industria pujante que tiene más de 100 años. Los argentinos somos dueños de una historia vitivinícola muy rica y muy interesante con una diversidad impresionante.
Estamos muy cerca de productos muy naturales con muy poco y a eso llamo una fortuna divina que no muchos países poseen. La sustentabilidad es quizás lo más importante hoy. Todo lo nombrado anteriormente te lo da la naturaleza, pero la sustentabilidad sobre trabajar con carne en una parrilla fundamental para los años que se vienen. Trabajamos con el sacrificio de un animal, con un producto que genera controversias en el planeta, por su producción y por la contaminación que genera. Como propietarios de una parrilla ese trabajo nos interpela y nos pone en una situación de acción: la de ser sustentable, aprovechando y respetando el sacrificio de ese animal al 100%.
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