El auto fantástico: 7 insólitos y futuristas tableros de los 80 que jamás llegaron a los usuarios

Así como en los años 70 se diseñaron autos con forma de naves espaciales, en los 80 todo pasó por la tecnología de sus habitáculos. Decenas de proyectos no vieron la luz, pero las ideas eran verdaderamente de avanzada

En los años 80 también aparecieron los relojes pulsera digitales. La similitud con los tableros de los autos era notable

Así como hoy los autos tienen tendencia a generar más espacio interior, resignando aerodinámica y diseños algo más audaces, hubo tiempos en la historia de la industria automotriz en la que los proyectistas tuvieron más libertad para crear y generar impacto en los consumidores. Así fue como entre finales de la década del 60 y comienzos de la del 70, nacieron modelos disruptivos para la época, como el Lancia Stratos, el Lamborghini Countach o el De Tomaso Pantera, solo por citar modelos sobresalientes por su forma.

Pero en los años 80, con la llegada de la electrónica al mundo del automóvil, el diseño exterior pasó a un segundo plano para los dibujantes, que en cambio se concentraron crear tableros de instrumentos donde las líneas rectas, luces de colores, display de información en lugar de relojes circulares y botones en lugar de las clásicas perillas, permitieran mostrar futurismo en sus propuestas. Fue la era de los relojes pulsera digitales al extremo de incorporar una calculadora en su cuadrante, toda una innovación que pareció arrasar con los de aguja, al menos por un tiempo.

Citroën Karin, probablemente el protitipo perfecto entre el concepto de auto de los 70, anclado en el exterior, y de los 80 donde todo era tecnología

También en esa década, los fabricantes descubrieron que podían hacer maquetas y mostrarlas como ideas conceptuales para el futuro sin tener que elaborar todo un auto, con lo que aparecieron masivamente los concept car donde se podía dar vuelo a la imaginación. El único problema que tenían estos autos únicos, era que no se sabía si algún día existirían realmente o quedarían archivados. Muchos se convirtieron en autos de serie con el tiempo, pero muchos otros quedaron como un ensayo de diseño y nada más.

Combinación de formas triangulares y circulares. Pero sobretodo, modernismo en los controles del conductor

Citroën Karin 1980

Fue creado por Trevor Fiore para la marca francesa, que debía presentarlo en el Salón del Automóvil de París de 1980. Se trató de un concepto basado en la triangularidad de los elementos, ya que desde su forma piramidal hasta su interior, todo pareció tener tres lados o tres puntas con laterales imaginarios.

La carrocería era una pirámide que nacía de los cuatro extremos hacia un techo que no se aplanaba nunca. Esto hizo que los ocupantes del interior tampoco pudieran estar sentados en el lugar convencional, ya que el auto era muy pequeño y bajo. Así fue como el diseñador decidió que en el habitáculo solo habría lugar para tres personas, quiénes a su vez debían sentarse en triángulo también, con la posición del conductor levemente adelantada y en el centro. El tablero, por el contrario, era disfuncional respecto de la idea total del auto, porque más allá de un volante tan circular como las ruedas, el cuadro de instumentos también era redondo, lleno de botones en los bordes. Para poner un triángulo en esa forma circular, apelaron a una cuña que entraba desde la base hacia el centro. El auto nunca se produjo en serie y está hoy en el Museo de la marca en el norte de París.

Algunos diseños no tenian superficies completas de botones sino planas y lisas. Eran dos estilos luchando para conquistar al público de los años 80

Opel Corsa Spider Concept 1982

Era un pequeño auto para conducción deportiva que anticipaba la nueva generación del modelo de producción convencional, pero que presentaba una disposición de solo dos asientos y una cubierta posterior de la que sobresalía una especie de “joroba” detrás de la cabeza del conductor, para representar el “estilo spider”. Y si el conductor quería convertirlo en un monoposto, la misma cobertura trasera permitía extender una superficie plana que cubría el asiento derecho.

En el interior, muy futurista por cierto, dos paneles laterales en la posición habitual de las palancas de luz de giro y accionamiento de limpiaparabrisas de los autos convencionales, tenían un aspecto diferente por su tamaño y por ser completamente planas. En el cuadro de instrumentos, la digitalización era total, y en el volante no había más que un rayo sin botón alguno.

Luces, display y botones. La norma de los años 80 expresada en los tableros de los automóviles conceptuales

Italdesign Lancia Orca 1982

La firma italiana de diseño contribuyó a grandes ideas para muchos fabricantes durante los años 80. Para Lancia produjo varios modelos conceptuales que se destacaron y que permitieron que la marca fuera considerada como una vanguardista para la época.

El Lancia Orca no decía mucho por su aspecto exterior, que se parecía a los Citroën DS o el Renault 30, pero en su interior el conjunto de comandos y luces que ofrecía al conductor era descomunal y llamativo. El volante de marca Personal, al igual que los McLaren de Fórmula 1, le daba un toque de deportividad especial, pero no solo por el logo de esa marca que también lucían los autos de carrera, sino porque tenía tantos botones en su cuadrante interior como los que un auto normal tendría en todo el tablero. En el fondo, sin agujas, todas las señalizaciones eran con líneas y barras de movimiento iluminadas con colores fluorescentes que lograban una combinación casi psicodélica.

El volante sin rayos fue otra de las tendencias de los autos de esa época

Buick Wildcat Concept 1985

Nació en 1985 y causó sensación por su forma exterior, donde se destacaba una gran cúpula para acceder al interior, que se debía levantar hacia la trompa del auto. Toda la carrocería estaba construida en fibra de vidrio y fibra de carbono, toda una revolución para los años 80. Tenía un poderoso motor V6 de 3.8 litros con 24 válvulas y doble árbol de levas en cabeza que generaban 360 CV con tracción en las cuatro ruedas y caja automática de 4 velocidades.

Pero en su interior, la creatividad había desarrollado más libertad que en muchos modelos de ese tiempo, con un volante sin rayos que recorría un canal con un par de vínculos físicos, y un gran reloj central en el que se compartía toda la información como si se tratara de un radar. Arriba las RPM en una barra luminosa, alrededor del círculo central la velocidad, y en el centro, un cuadrante con las luces testigo de presión de aceite, temperatura de agua, estado de la batería y marcador de combustible. En el centro de la consola, una pantalla con información digital adicional.

Sobriedad y elegancia combinada con colores fluorescentes típicos de la década del 80 en reemplazo de las agujas tradicionales de los relojes

Nissan CUE-X Concept 1985

Exteriormente casi era más parecido a un Aston Martin Lagonda que a cualquier auto japonés de mitad de los años 80. Esta gran berlina de Nissan nació en 1985 como un vehículo en el que la tecnología tuviera el mayor despliegue de la época. Así se podía encontrar en su equipamiento, un techo electrocromático que podía oscurecerse de forma automática cuando los rayos de sol incidían sobre su superficie y tenía incluso luces con tecnología LED en los intermitentes.

Pero en su interior, los ingenieros japoneses dieron rienda suelta a su capacidad y permitieron que el tablero y volante tuvieran una abrumadora cantidad de pantallas, displays y botones. En la pantalla de la consola se podían ajustar la climatización, el modo de conducción, el equipo de sonido y ajustar las suspensiones del auto. En el volante, además de los comandos habituales de las palancas que suelen estar detrás del volante, agregaba el Control de Crucero, innovador para ese tiempo. En el cuadro de instrumentos todo era digital y con luz incandescente que daba precisión de barras a algunos valores que normalmente se mostraban con agujas.

Volante representando a los mandos de una consola de videojuegos, algo que era incipiente en los años 80

Italdesign Oldsmobile Incas Concept 1986

La firma italiana diseñó este modelo futurista para Oldsmobile con la premisa de mostrar una cara moderna y aerodinámica de un auto que igualmente tuviera capacidad para cinco pasajeros. Más allá de su forma verdaderamente atractiva, una de sus novedades era el ingreso al interior a través de dos puertas que se elevaban como ala de gaviota, pero con la diferencia de hacerlo con las puertas posteriores en un sistema habitualmente aplicado para autos deportivos de dos plazas. Las delanteras se elevaban adelantándose, lo que hacía que la cabina quedara abierta completamente, sin techo ni parabrisas.

En el interior, lo más llamativo era el volante, que no era un círculo, y ni siquiera era un diseño de Yoke como los que tienen actualmente algunos Tesla. En este caso se trataba de mandos similares a los de los aviones de combate, con dos manillares separados a simple vista, pero unidos en su base a la columna de dirección. La explicación a este diseño era la de ser pensado para una generación de usuarios que crecieron jugando en consolas de videojuegos. Además, en cada manillar, había una gran cantidad de botones para hacer funcionar todo tipo de elementos del automóvil, lo que hacía verdaderamente complejo entender cómo se debía accionar cada uno.

Dos compartimentos separados con un diseño tan similar entre sí, que el acompañante también tenía una especia de volante simulado

Italdesign Aztec Barchetta 1988

Este concepto rompió todos los moldes en 1988, porque separó la cabina en dos, con el piloto y el acompañante en distintos compartimentos, a punto tal que debían utilizar intercomunicadores para poder dialogar entre sí. Tenía un motor de cinco cilindros Audi de 200 CV de potencia, lo que no generaba grandes prestaciones por su peso de 1.500 kg. Pero tenía tracción integral, que lo transformaban en un auto divertido para manejar.

En la doble cabina, el piloto tenía un volante convencional con un arco sobre el cuadro de instrumentos que estaba completamente ocupado con botones con diversas funciones básicas de la conducción del automóvil, y una serie de botones más pequeños en el propio centro del volante. Entre el puesto del piloto y el de su copiloto, una pantalla de televisión muy pequeña separaba ambas butacas, y el acompañante tenía otro volante que sin embargo no giraba, sino que era estéticamente compatible con el del lado izquierdo. Detrás de ese extraño elemento una botonera y un display permitían que se accionen sistemas de entretenimiento y confort.

En 1986, Peugeot desarrollo el Próxima Concept con un diseño deportivo y el color rojo como predominante absoluto. Otro camino que luego se continuó en varios modelos de la marca

Hubo muchos diseños más, y en la mayorías de los casos, perfectamente aplicables a las décadas siguientes. Evidentemente no era solo un ensayo de diseño, sino un camino que se empezaba a recorrer hasta nuestros días, cuando los botones y paneles fueron completamente desplazados por las pantallas táctiles.

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