Según la Oficina Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, el grooming es “la acción deliberada de un adulto de contactar a una persona menor de edad, a través de medios electrónicos o cualquier otra tecnología de transmisión de datos, con el objeto de ganar su confianza, atacar su integridad sexual o con fines de explotación sexual (incluyendo la obtención, almacenamiento o difusión de pornografía infantil)”.
En ese sentido, desde el organismo internacional indicaron que “puede hacerse a través de redes sociales, chats de mensajería instantánea o juegos en línea”. Asimismo, el informe denominado como “Análisis de situación de la niñez y la adolescencia en la Argentina”, realizado por UNICEF y difundido en 2021, detalló que “el entorno digital se ha vuelto uno de los mayores espacios de interacciones de NNyA, lo cual lleva a que algunos tipos de violencia sucedan allí cada vez con mayor frecuencia”.
“Según el relevamiento de los llamados del Programa Las Víctimas Contra las Violencias, entre octubre de 2018 y septiembre de 2019, el grooming es la tercera forma de violencia sexual más denunciada entre las NNyA víctimas (6,6%), y se incrementó 2,4 puntos porcentuales respecto del período anterior (2017-2018)”, afirmó dicho documento
Y agregó: “El 5,7% de los casos de distinto tipo de abuso sexual en NNyA se dio en las redes sociales”. Asimismo, el informe señaló que “en la Fiscalía en Cibercrimen de Buenos Aires, las denuncias de grooming y casos de pornografía infantil llegaron a 49.000 en 2018″.
Además de estos datos alarmantes, los especialistas alertaron que este tipo de acoso aumenta su prevalencia durante los meses de vacaciones. “Se estima que en el verano los casos de violencia digital aumentaron un 267%”, advirtió la médica psiquiatra infantojuvenil del Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas José de San Martín, Silvia Ongini.
La especialista explicó que “este tipo de acoso tiene como objetivo tomar contacto con una niña, niño o adolescente y así ganarse su confianza, apoyándose en las características propias de la infancia y adolescencia (necesidad de aprobación de pares, confianza por estar en ámbitos como su casa o jugando a su juego favorito en línea entre otras) para luego generar un encuentro personal en el mundo físico, o bien cómo en la mayoría de los casos, obtener el material de contenido sexual por parte de la víctima para su comercialización, distribución y/o para satisfacer sus prácticas sexuales”.
Y tras remarcar que “el grooming es una forma de abuso sexual y el abuso sexual se constituye siempre como un vínculo depredador que se apoya sobre uno previo de amor, confianza y dependencia, provocando que a las chicas y los chicos les cueste reconocerse como víctimas”, Ongini destacó: “El groomer establece ese vínculo y lo usará para su beneficio, es un vínculo que estafa la confianza, afecta la confianza en sí mismo en la víctima y también en los demás. Los groomers o depredadores en línea van estableciendo sus estrategias para captar a las víctimas”.
En cuanto al “modus operandi” de estos depredadores, la profesional señaló que es bien reconocible, ya que eligen a sus víctimas por edad, exposición y vulnerabilidad poniendo en jaque los vínculos con familiares y referentes de niños, niñas y adolescentes. “Es común que usen un lenguaje afectuoso y usen frases cargadas de menciones afectivas que van naturalizando progresivamente aspectos sexuales”, precisó.
A su vez, señaló que “por el impacto que tiene en la subjetividad y en la psiquis en desarrollo de las niñas, niños y adolescentes, podría equipararse a la tortura. Esa situación traumática sostenida en el tiempo y sin un tratamiento adecuado va a ocasionar daños neurobiológicos subjetivos y vinculares que se van a expresar en todos los aspectos de su vida”.
A qué cuestiones deben estar atentos los padres
Los siguientes números pueden ayudar a entender porqué es importante prestar atención a lo que ocurre en el mundo virtual, que también es real. “El ciberespacio es un ámbito que no siempre es seguro, es una vidriera donde no elegimos quien ve y tampoco que se hace con la información que se comparte”, sostuvo Ongini.
Un estudio realizado por la ONG Grooming Argentina realizado entre junio de 2019 y febrero de 2020, donde se encuestaron 4.276 niños, niñas y adolescentes, arrojó las siguientes cifras:
- El 48,9% de los niños, niñas y adolescentes fueron agregados a un grupo de WhatsApp por desconocidos sin su consentimiento.
- El 56,4% de los niños, niñas y adolescentes habla con personas desconocidas en Internet.
- El 26% de los niños, niñas y adolescentes se encontraron personalmente con alguien que conocieron por Internet.
- Un 10% de los niños y niñas menores de 13 años fueron al encuentro personal con un desconocido.
- Al 35,4% de los niños, niñas y adolescentes les han pedido que enviaran fotos desnudo/a o con poca ropa.
- El 33,49% de los niños, niñas y adolescentes recibieron imágenes o vídeos de contenido sexual de un desconocido.
Cómo actuar
“Dialogar es la palabra clave y la herramienta más importante. Que las niñas, niños y adolescentes tomen conciencia sobre los peligros a los que pueden verse expuestos y que entiendan que no todo lo que sucede en internet es bueno y verdadero”, aconsejó en este punto la especialista del Hospital de Clínicas, quien enfatizó que “el hecho de que los chicos estén encerrados en su cuarto con su celular o computadora no quiere decir que estén seguros”.
Y amplió: “Debemos ejercitarnos en preguntar y contar qué vimos o compartimos hoy en las redes sociales. Que se instale como un tema más de conversación en la mesa familiar y que así como les preguntamos cómo les fue en la escuela podamos decirles ‘¿qué viste hoy en las redes?’. Construir un vínculo de confianza y que sepan que siempre pueden contar con nosotros, pase lo que pase, es la principal herramienta de prevención”.
En este sentido, recomendó: “Tenemos que preguntarnos si realmente el menor necesita un celular. Si la respuesta es sí, ¿para qué necesita un celular? Por ejemplo, ¿Para comunicarse? Para luego plantearse, ¿tiene la habilidad para usarlo? Si la respuesta es sí, informarse e informarle acerca del grooming, cyberbullying, sexting, adicción a las pantallas y que la responsabilidad de configurar el teléfono es siempre de los adultos”.
Algunas medidas que conviene tomar
Para Ongini, “lo más importante es que los padres estén informados y acompañen en el uso adecuado a los niños, niñas y adolescentes de los dispositivos digitales”.
En ese sentido, aconsejó:
- Dialogar. No hace falta asustar, pero sí advertir acerca de los riesgos que suponen las redes y estos medios, hacer énfasis en la importancia de no revelar datos personales y de no enviar fotos ni vídeos a desconocidos.
- Informarse para saber manejar y usar las nuevas tecnologías que usan a diario los niños, niñas y adolescentes. Podrán los adultos saber menos que ellos de lo técnico, pero es su deber seguir siendo los adultos cuidadores.
- Ocuparse de instalar antivirus y programas de navegación segura en los aparatos electrónicos que usen los niños, niñas y adolescentes.
- Estar atentos y hablar sobre las páginas que visitan, con quién hablan y sobre qué temas, de manera natural y también a cambios que puedan llamar nuestra atención, como una serie de indicadores generales de que un niño o niña puede ser víctima de un abuso sexual.
“Por ejemplo, modificaciones inexplicables de la rutina, baja en el rendimiento escolar, cambios en el lenguaje corporal (cabeza gacha, evitan la mirada, etc), ansiedad, fluctuación de los estados de ánimo, llantos, entre otros -alertó la especialista-. Por otro lado, existen señales de alerta específicas del grooming, como el estar conectados hasta altas horas de la noche, ocultamiento de los dispositivos móviles, insistencia de conectarse sobre todo si en la casa hay un régimen de conectividad (algo que desde las organizaciones recomiendan), también ansiedad o temores a la hora de conectarse o jugar en línea”.
Durante la cuarentena, la circulación de material de explotación sexual de niñas, niños y adolescentes en Internet (la antes mal llamada “pornografía infantil”) creció de forma exponencial. Entre octubre de 2019 y septiembre de 2020, el aumento de estas fotos y videos fue de un 522% en comparación con el período anterior, de acuerdo a las denuncias realizadas a la Línea 137 del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
Además a partir del Informe 2022 sobre grooming en Argentina, desarrollado por la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, quedó acreditado que siete de cada diez niños y adolescentes sufrieron acoso sexual mientras navegan por Internet, en particular por alguna de las redes sociales Instagram, WhatsApp y Facebook. Argentina es el país con más grooming de Latinoamérica superado solamente por México.
La ONG Grooming Argentina cuenta con una app de denuncias llamada “GAPP”, que es gratuita, de alcance global y permite denunciar el delito con tan solo presionar un botón.
Seguir leyendo