Los Alpes son el paraíso de los esquiadores. La cadena de montañas ubicada en Europa central es uno de los lugares de esquí más turísticos del mundo. Siendo el área más grande del planeta destinada para este deporte, con más de 600 Km de pistas. Sin embargo, el cambio climático podría poner en jaque este lugar, que es seis veces más amplio que el Cerro Catedral en Bariloche.
El turismo despegó en los Alpes a fines del siglo XIX, cuando el esquí se instauró como la actividad principal de esta región. Lo que popularizó aún más a los Alpes fue la instauración de los Juegos Olímpicos de Invierno, en el siglo XX. Grandes cambios estructurales fueron desarrollados en la región para fomentar así el turismo y la aventura. Las condiciones climáticas son un elemento esencial para sobrellevar una buena temporada en los Alpes.
Desde hace algunas temporadas, se registra una ausencia muy inusual de nieve en los Alpes, una situación que nadie puede dejar de relacionar con el cambio climático y que impactará este año también a la región, según las predicciones meteorológicas.
La falta de nieve ya esta teniendo impactos muy severos. El profesor de Geopolítica de la Universidad Royal Holloway de Londres, Klaus Dods reveló que “el pequeño pueblo francés de Saint-Firmin retiró recientemente su telesilla (que data de 1964) simplemente porque ha faltado nieve durante más de una década”
“Este año, siete de los ocho eventos de esquí de la Copa del Mundo de principios de temporada se cancelaron debido a otro verano muy cálido en los Alpes, cuando las temperaturas récord nos recordaron que los entornos de gran altitud no son inmunes al calor excesivo” continuó el especialista.
Las temperaturas en los Alpes que datan de los últimos años no son buenas. En promedio, aumentaron 2 grados a lo largo de los siglos, una cifra extremadamente preocupante, ya que es el doble del promedio mundial.
La suba de temperaturas debido al cambio climático impactan directamente en la reserva de nieve de los Alpes. “Dado que el hielo y la nieve son más reflectantes que la roca y el suelo subyacentes, con menos cantidad en el suelo, se absorbe más calor y no se irradia desde la tierra. A su vez, un suelo más cálido dificulta que la nieve se acumule y permanezca congelada, y así sucesivamente”, explicó Dods.
El 2022 fue un año muy critico para los glaciares suizos. En ciudades como Basilea o Ginebra, el termómetro subió hasta los 17 o 18 grados centígrados el fin de semana de Año Nuevo. Y no solo terminó con altas temperaturas, si no que también arrancó de la misma manera. “La arena del Sahara fue arrastrada por el viento e incluso cubrió la nieve alpina a mediados de marzo, volviéndola de un espeluznante naranja como el de Marte y haciendo que absorba aún más calor”, afirmó el profesor.
Turismo e innovación
Ante este panorama, las actividades que involucren la nieve como el esquí corren peligro. Debido a esto las estaciones de esquí de baja y mediana altitud están sufriendo de falta de nieve y muchas de ellas han tenido que cerrar, provocando así un impacto económico negativo en uno de los periodos más frecuentados del año.
Además no solo el turismo se ve afectado si no el ecosistema entero, que se ve amenazado por las altas temperaturas que no parecen cesar. “Para evitar ese escenario, el mundo tendría que reducir notablemente las emisiones en el período intermedio”, afirmó Dods.
Con ánimos de reparar y promover aún el turismo en los Alpes, las autoridades han estado tomando medidas para conservar la nieve. El glaciar Ródano en Suiza fue cubierto por unas telas para evitar que se derrita rápidamente. Sin embargo, esto podría traer consecuencias negativas para el ambiente debido a la contaminación que esto genera.
De acuerdo a informes presentados por las autoridades suizas, el 50% de las pistas de esquí del país estaban cubiertas de nieve artificial para la temporada 2020-21, que se forma al lanzar pequeñas gotas de agua al aire. Las estaciones de esquí cuentan con equipamiento para la nieve artificial y que han podido seguir operando tampoco se ven beneficiadas.
Esto se debe a que esta opción requiere de condiciones meteorológicas específicas, como por ejemplo que no haya demasiado calor ni humedad. Además, el uso de nieve artificial requiere de importantes volúmenes de agua que las estaciones deben pagar.
“Salvar la economía de invierno en los centros turísticos alpinos resultará muy desafiante. El esquí no desaparecerá de la noche a la mañana, pero se encontrará operando en una Europa donde el invierno, tal como lo conocemos, parece estar desapareciendo”, concluyó Dods
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