10 pueblos y ciudades encantadas para viajar en Navidad

Desde el hemisferio sur las ganas de nieve es uno de los clásicos a la hora de pensar la Navidad. Viajar a destinos donde guarecerse al calor de una chimenea mientras por la ventana caen copos blancos y se escuchan villancicos es casi un sueño de postal.

Sin embargo, no todo puede ser interesante en el frío. Aquí una ruta de algunos de los sitios ideales para disfrutar esta época, en el que cada uno ofrece una experiencia diferente y particular para Navidad.

El entorno encantador de Roma es aún más impresionante cuando está decorado para las fiestas. Son abrumadores los árboles de Navidad en Piazza Venezia, junto al Coliseo y en la Plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano, que, por otra parte, otorga un marco religioso que no se consigue en ningún otro lado.

Es un clásico visitar el belén permanente más antiguo del mundo en la Basílica Patriarcal de Santa María Maggiore, una de las iglesias más bellas de Roma. Una recomendación: una vez que estés sobre las escalinatas, justo en la puerta, darse vuelta y tomar una fotografía de esa vista de Roma para tu Instagram.

Ningún viaje estaría completo en esta ciudad sin asistir al mensaje navideño y la bendición del Papa fuera de la Basílica de San Pedro. Es un evento muy concurrido. Se extienden tickets gratis que se pueden solicitar en el mismo Vaticano.

Durante diciembre, Praga, la capital de la República Checa se convierte en un paraíso invernal que es difícil contar, hay que experimentarlo. Las luces parpadeantes cubren la arquitectura medieval de la ciudad, que brinda una escenografía única.

Sus mercados navideños son algunos de los mejores del mundo. Además, muchas de las principales atracciones de Praga, incluida la Plaza de la Ciudad Vieja y el Puente de Carlos, son gratuitas, por lo que no habrá que gastar una fortuna para hacer turismo.

Tanto para los viajeros más activos como para aquellos que buscan descanso, un viaje a Aspen puede ser una gran oportunidad de sentirse como una celebrity.

La Navidad en Aspen tiene el encanto del deporte invernal y la confraternidad nocturna. Esta ciudad montañosa de Colorado es un paraíso para los esquiadores gracias a sus 76 pistas y su escena après-ski de gran prestigio.

En el centro se celebra cada año Los 12 días de Aspen, un evento algo menos de dos semanas que incluye encuentros y saludos gratuitos con Santa, villancicos, decoración de galletas y actividades tradicionales.

Si la idea es seguir al pie de la letra el paso a paso el libreto de la Navidad más clásica, la elección es Salzburgo, en Austria. Además del paisaje de aldea que conserva, y que Mozart, nacido en la ciudad, se encuentra en cada melodía a la vuelta de la esquina, las costumbres locales llenan de encanto la temporada.

Cada diciembre, los lugareños se ponen máscaras con cuernos, se abrigan con pieles y portan campanas mientras persiguen a los espectadores por todo el casco antiguo. Reflejan la leyenda de la criatura popular Krampus que, según las historias que se cuenta a los niños en esta época, se dedicaba a asustar a los traviesos.

Si te gusta escuchar villancicos navideños, es recomendable una excursión de un día a la cercana Oberndorf, donde se representó por primera vez la célebre “Noche de paz”.

Tromsø, en Noruega, es un pueblo mágico. La gente se reúne largas horas en los bares y las charlas se extienden. En cada ventana se enciende, ni bien anochece, una vela que alumbra en todos los hogares. No debe haber imagen más cálida que esa que refleja la invitación a pasar: hay alguien en casa esperándote con algo caliente para compartir.

La Navidad es una buena época para ver las auroras boreales. Las excursiones parten en vehículos desde allí mismo para adentrarse en la oscuridad nevada de la noche.

Las centelleantes luces navideñas y los vívidos paisajes celestes, reflejo de las noches cerradas sobre la nieve, crean el ambiente perfecto para unas mágicas vacaciones navideñas.

El árbol de Navidad de Stortorget es una experiencia a visitar. También es oportunidad para aprender todo sobre la cultura sami en un recorrido en trineo tirado por renos.

Para unas vacaciones verdaderamente inolvidables, Jerusalén es una experiencia única para Navidad. Un importante destino de peregrinación en Tierra Santa, especialmente ocupada durante esta temporada, de modo que es indispensable planearlo con tiempo.

Es memorable acercarse al famoso Muro Occidental en la Ciudad Vieja de Jerusalén o dirigirse a la cercana Belén para la misa de medianoche en la Plaza del Pesebre. Para eso es esencial contar con ropa que cubra las rodillas y los codos.

Jackson Hole en Wyoming, Estados Unidos, es un destino que los locales mantienen en secreto. Además de una experiencia perfecta de esquí, los eventos festivos durante el Holiday Roundup del 23 al 31 de diciembre son impagables. No alcanza la agenda del viajero para cubrirlos todos.

Los visitantes disfrutan de eventos familiares como los fuegos artificiales de Nochevieja. Hay varios alojamientos impresionantes junto a la ladera para elegir, incluido el lujoso Teton Mountain Lodge & Spa y el Four Seasons Resort and Residences Jackson Hole con acceso directo a las pistas de esquí.

Para una aventura única que abarque el calor y el frío, se podría planear un viaje a la piscina Granite Hot Springs, al que solo se puede acceder en moto de nieve, fat bike, trineo tirado por perros o en esquí. Inolvidable.

Con ese aire de otro tiempo y la vanguardia a flor de piel, Nueva York siempre es destino para Navidad. El ahínco de los locales, en todos los negocios y vidrieras, para dar vida a esta época del año no tiene parangón. La idea en la ciudad es perderse, tomar chocolate al paso o sentarse a mirar la vida de la frenética vida de lo que algunos consideran la capital del mundo.

Una de las tradiciones navideñas más concurridas es el Christmas Spectacular protagonizada por Radio City Rockettes y los mercados navideños, esos por los que Carry Bradshow moriría.

Para el que aún se queda el 26, atento a las rebajas. Todo cae en picada a partir de ese día.

Algunos tienen ganas de escaparle a las tradiciones más acérrimas, y el Caribe siempre ofrece opciones para hacer un crucero en Navidad. En esta elección no estamos refiriéndonos a una ciudad sino a una isla independiente, pero su espíritu acogedor y su paraíso compacto remiten a los pueblos encantados caribeños.

Aquí, todo se trata de nadar en mares azules, caminar por la playa en playas de arena, beber una copa del ron suave de Brugal XV, mientras que a bordo hay un montón de mimos en el spa con otra isla en el horizonte. Barbados, el favorito del Caribe para celebrar las fiestas de fin de año.

Aunque es casi temporada baja porque existe cierto riesgo de lluvia (que no suele durar mucho) y las temperaturas promedio rondan los 27°C, de modo que muchos prefieren otros destinos de mayor calor, esta es una oportunidad perfecta para hacerse de una experiencia navideña a bordo.

El lado atlántico de la isla es un torbellino emocionante de costas espectaculares (particularmente alrededor de la pequeña ciudad de Bathsheba), olas onduladas, palmeras de coco y colinas que parecen estar a un mundo de distancia de los complejos turísticos de playa congestionados que bordean las costas oeste y sur.

Bay Tavern en Martin’s Bay es un lugar tranquilo donde los habitantes de Baja California toman un descanso los jueves por la tarde sintiendo la brisa mansa y se juntan en un “lime”. Hacer una escapada para disfrutar de la paz y el aire fresco es una buena opción.

Aunque Edimburgo es un clásico en la lista de cualquier viajero, en diciembre cobra un sentido personal. No son solo los mercados con aroma a pan de jengibre y las fiestas desenfrenadas de Hogmanay lo que hace que el invierno invernal de Edimburgo sea tan atractivo.

Incluso bajo cielos grises, tiene cálidos museos y restaurantes de prestigio internacional y los vientos helados del Mar del Norte son su excusa para sumergirse en un reconfortante whisky escocés.

El Castillo de Edimburgo, los jardines de Princes Street y Calton Hill son clásicos, lo mismo que la Catedral de St. Giles o el Museo de Edimburgo, que es más tranquilo. La Royal Mile es un grupo muy unido de callejones con el ancho de los hombros y rincones empedrados. Es en parte un museo al aire libre y en parte un espectáculo de circo.

Una buena alternativa es dar una vuelta en la gran rueda panorámica sobre Princes Street, recorrer los bares bajo las luces de hadas de George Street y acercarse a la Galería Nacional Escocesa para contemplar las escenas invernales. Cuando oscurezca, la opción perfecta es el Royal Botanic Garden para tomar sidra especiada y maravillarse con las luces navideñas.

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