Todos los días surgen ideas nuevas. La globalización y la tecnología han permitido, entre otras cosas, la difusión de iniciativas relevantes de manera rápida y eficaz. Esto es un enorme beneficio para la humanidad, que puede asirse de toda clase de creaciones para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, hay inventos de vieja data que trascienden más allá de esta vorágine. ¿Por qué? Porque cambian todo para siempre. Uno de ellos, de hecho, tiene una fecha asignada para su reivindicación. Este sábado 19 de noviembre es el Día Mundial del Inodoro.
Esta jornada fue promovida en 2013 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con el objetivo de concientizar sobre las más de 3600 millones de personas que no tienen acceso a un saneamiento seguro y a un retrete, que es un artefacto básico no sólo para la salud sino también para el progreso de la humanidad. Veamos por qué.
Infobae conversó con el arqueólogo y arquitecto Daniel Schávelzon, quien realizó diversos trabajos de investigación sobre la ciudad de Buenos Aires. En algunos de ellos, hizo un repaso sobre cómo fue cambiando el diseño de los inodoros de acuerdo a las necesidades de los seres humanos. Según él, “la transformación de las costumbres higiénicas durante la mitad del siglo XX trajo la imposición de nuevos artefactos sanitarios”.
¿De qué se trata este planteo? “El inodoro es un gran invento que fue cambiando nuestra relación con las necesidades fisiológicas. Hasta principios de siglo XX la gente hacía sus necesidades y las heces se utilizaban como abono para las plantas comestibles. Hoy eso nos parece inconcebible”, relató Schávelzon. Y agregó que, en rigor, esa práctica “se prohibió por las infecciones y por la transmisión de la fiebre tifoidea”.
La prohibición que menciona el especialista se enmarca en un concepto que afloró originalmente durante el siglo XIX: el higienismo. “Esta corriente empezó a entender la insalubridad de lo que era el pozo ciego y de los olores. Por eso surge la necesidad de tener artefactos que aíslen: el inodoro, justamente, aísla lo que largás; el agua genera un efecto tapón y todo se va por la cloaca. Este cambio es producto de la manera de relacionarnos con nuestros desechos orgánicos”.
En segundo término, Schávelzon profundizó: “El inodoro permitió traer el baño adentro de la casa y que tenga agua corriente y cloaca. Antes estaba en el jardín para que no lleguen los olores. Este avance permitió, también, la construcción de edificios de altura y de departamentos. Toda la industria de la construcción está conectada con el desarrollo del baño. No podés hacer ocho pisos y que todos bajen a la letrina del patio”. En estos términos, el especialista valoró: “El crecimiento de la ciudad misma en altura y en densificación se hace en cierta medida posible gracias al invento del inodoro, que fue algo fantástico”.
El funcionamiento de este artefacto doméstico explica, en parte, su importancia. “El sifón del inodoro genera un tapón hidráulico por el cual no puede salir ni el aire ni nada. Entonces va más allá de la comodidad de sentarse y de estar cómodos. Antes los seres humanos hacían atrás de un árbol y con suerte había un pozo, que era la famosa letrina del fondo”, aseguró Schávelzon.
El pozo del fondo de los patios absorbía las heces que, paulatinamente, eran absorbidas por la napa de agua. “Después el que sacaba agua del aljibe para tomar mate se tomaba eso y se contagiaba de cualquier cosa. Por eso acá en el país se dieron dos pestes: la de cólera y la de fiebre amarilla. Esto llevó a la necesidad de un pozo cloacal. En Buenos Aires primero estuvo el sistema cloacal y recién después vino el agua potable. La evacuación era lo fundamental”, concluyó el arqueólogo.
Curiosamente, en Buenos Aires existe un lugar que expone y recorre todos los modelos de inodoro que pasaron por la historia urbana de las casas porteñas. El Museo del Agua y de la Historia Sanitaria está ubicado en el Palacio de Aguas Corrientes, en la calle Riobamba al 750, barrio de Balvanera.
Una cuestión de salud
El médico clínico Ramiro Heredia (MN 117882) explicó a Infobae la relevancia que tiene el inodoro para la salud de los seres humanos: “Este día mundial es para concientizar a los formadores de políticas de salud y a la población sobre la importancia del saneamiento, que es el manejo de la materia fecal humana y de las aguas contaminadas por ésta. Junto con el acceso al agua potable, son dos objetivos fundamentales de la salud pública global”. ¿Por qué? “Porque un adecuado manejo de las aguas residuales y de las heces humanas podría prevenir muchas de las 500 mil muertes anuales de niños en el mundo por enfermedades diarreicas”.
Según precisó Heredia, “el no tener acceso a los servicios sanitarios adecuados expone a la población a un sinnúmero de agentes infecciosos asociados al agua contaminada y a una insuficiente higiene. Esto podría ser diferente con un mayor acceso al agua potable: las enfermedades diarreicas, los virus intestinales como el Rotavirus, el cólera, la fiebre tifoidea causada por la bacteria Salmonella, la polio, la leptospitosis, muchos parásitos y el virus de la hepatitis A, son ejemplos de todo lo que se podría prevenir”.
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