En las presentaciones anteriores hemos hablado de la importancia de alcanzar un balance ocupacional ajustado a nuestras necesidades y deseos. Además, reconocimos la importancia de establecer rutinas para cumplir con ello. Podría ser irrelevante el hecho de contabilizar las horas que le dedicamos a cada ocupación. Sin embargo, es importante que podamos ver de forma gráfica como es nuestro desempeño ocupacional frente a determinadas ocupaciones como las ligadas al descanso y el tiempo libre, ya que estas actividades tienen comprobados efectos positivos frente al estrés que generan las actividades laborales e impactan positivamente en el bienestar.
Varios estudios confirman que al estar cubiertas las necesidades económicas por las cuales creeríamos que accedemos al bienestar, empezarían a pesar otras variables. A nivel laboral, el sentir que lo que hago contribuye a un propósito que me trasciende o, sentir que tengo autonomía en las decisiones laborales, por ejemplo. A nivel personal, podríamos citar la conectividad social, el tener un grupo de pertenencia y practicar actividades vinculadas con algún interés recreativo.
“La incorporación de las actividades de tiempo libre y disfrute a nuestra rutina, en ocasiones, puede ser una tarea difícil ya que suelen ser postergadas frente a otras consideradas como obligatorias, como el trabajo, el cuidado de los hijos, el mantenimiento de la casa, entre otras. Para lograrlo, es importante considerar como prioridad el hecho de tener hábitos saludables y, como todo hábito, una vez que se adquiere se vuelve automático”, dice a Infobae la licenciada Carolina Oyola, Jefa del Departamento de Terapia Ocupacional y Recreacional de INECO. Miembro de Ineco Organizaciones.
Una buena estrategia, es la de poder asociar el hábito que quiero aprender a otro que ya tengo adquirido y asignarle un espacio de tiempo posible en mi semana. Por ejemplo, si ya tengo adquirido el hábito de llevar a mis hijos a la escuela a las 8 AM y mi siguiente actividad programada comienza a las 10am, puedo elegir una actividad física que me interese y pueda desarrollarse en ese espacio de tiempo.
“Entonces, hablar de rutina, planificación y equilibrio ocupacional, nos lleva a pensar en la forma en que desarrollamos nuestros objetivos. Como mencionamos anteriormente, la planificación debe ser ajustada a nuestros deseos, responsabilidades y necesidades ocupacionales y entre ellas también se encuentran las actividades de disfrute o tiempo libre que sirven de combustible para sostener el resto de las actividades”, dice Oyola.
En exclusiva para Infobae, Ineco ideó estos 6 consejos para que solo quede por delante planificar y disfrutar.
Es frecuente suponer que no tenemos tiempo para las actividades de esparcimiento pero, se ha puesto a pensar ¿cuánto tiempo le dedica al uso del celular o a mirar televisión? Una buena práctica es registrar esos espacios de tiempo para visualizarlos claramente y pensar en cómo capitalizarlos para desarrollar una actividad de disfrute.
Rutina semanal
Evalúe, a partir de esta pequeña encuesta, que tan a gusto se encuentra con la organización de su rutina:
Mantengo el equilibrio entre las diferentes actividades de mi vida cotidiana (trabajo, estudio, tareas del hogar, actividades de tiempo libre, descanso y sueño)
Muy disconforme/ Algo disconforme/ Conforme/ Muy conforme.
Tengo suficiente tiempo para cumplir con mis obligaciones
Muy disconforme/ Algo disconforme/ Conforme/ Muy conforme.
Estoy a gusto con el tiempo que le dedico al descanso y sueño
Muy disconforme/ Algo disconforme/ Conforme/ Muy conforme.
Si pienso en una semana normal, estoy de acuerdo con las horas que le dedico al trabajo
Muy disconforme/ Algo disconforme/ Conforme/ Muy conforme.
En una semana promedio, logro alcanzar un equilibrio entre las actividades que debo y aquellas que quiero realizar
Muy disconforme/ Algo disconforme/ Conforme/ Muy conforme
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