Planifico, luego existo: cómo la neurociencia ayuda a tener un desempeño exitoso en el trabajo

En exclusiva para Infobae, Ineco ideó una serie de ejercicios para agilizar las habilidades cognitivas. En el capítulo de hoy, 3 consejos organizativos que nos pueden cambiar el desempeño en el día a día

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Los malos hábitos, el estrés o la falta de planificación, pueden llevar a establecer prioridades de manera poco adecuada
Los malos hábitos, el estrés o la falta de planificación, pueden llevar a establecer prioridades de manera poco adecuada

El hecho de planificar nuestras actividades alcanza una relevancia tal como la tarea en sí misma. La forma en la que nos organizamos y resolvemos los desafíos que se nos presentan en la jornada laboral impacta directamente en nuestro desempeño y, por consecuencia, nos volverá más exitosos.

Los malos hábitos, el estrés o la falta de planificación pueden llevar a establecer prioridades de manera poco adecuada. Para evitarlas no podemos hacer más que emplear el tiempo que sea necesario en hacer una buena planificación de la jornada (sean cuantos sean los minutos invertidos, ahorrarán tiempo)

Independientemente de la estrategia que elija para organizar su rutina, le sugerimos respetar estas tres normas básicas de organización del tiempo:

Normalmente, empleamos más tiempo en hacer las cosas que más nos gustan y nos motivan. En cambio, cuando tenemos que hacer algo que no nos atrae, intentamos hacerlo en el menor tiempo posible o lo vamos postergando una y otra vez… y eso siempre da un mal resultado.

“Debemos saber que existen varios factores que influyen en nuestro desempeño”, dice a Infobae, la licenciada Carolina Oyola, Jefa del Departamento de Terapia Ocupacional y Recreacional de INECO y miembro de Ineco Organizaciones.

“El primero de ellos es el de las condiciones intralaborales que, básicamente, son las características del trabajo y de la organización que van a influir de forma directa en el bienestar de las personas”, sigue la especialista. “El segundo, corresponde a las demandas del trabajo, que hace referencia a las exigencias de cada una de las actividades laborales que realizamos, por ejemplo el nivel de responsabilidad, la duración de la jornada de trabajo, el hecho de tener personas a cargo, entre otras variables”, agrega.

El último factor es el de la posibilidad de control que ofrece el trabajo a la persona; “entendiéndolo como la capacidad de manejar mi tiempo y planificar mis actividades de acuerdo a mis intereses, si tengo la libertad para trabajar en equipo y compartir o delegar tareas, si tengo la libertad para incorporar personas a mi equipo, entre otras cosas”, según detalla Oyola.

Pero pareciera que sobre ninguno de estos tres factores podríamos actuar directamente para mejorar nuestro rendimiento laboral, ya que están impuestos por el ambiente. “Entonces deberíamos pensar qué podemos hacer, además de considerar estas situaciones, para que el desempeño sea efectivo”, cierra la experta.

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