—¿Qué vamos a ver en su show de Buenos Aires?
—¡Sorpresa!
Hasbulla Magomédov juega al misterio a través de mensajes de Whatsapp que incluyen emojis y stickers. Para cuando esta nota esté publicada, el influencer ruso del que habla todo el mundo, quien sufre una enfermedad llamada acondroplasia, habrá pisado suelo argentino.
Pero ahora, a la hora de conversar con Infobae desde el Aeropuerto de Dubai, mientras se prepara para subir a su avión, este hombre de 20 años con cuerpo de niño que es un boom en las redes, ensaya un pisca de su marketing resiliente, una cuestión que no abandona nunca y lo ha traído a esta latitud. “Hasbulla es felicidad”, suelta como un mantra cuando se le pide que se defina a sí mismo. “Disfruto mucho haciendo reír a la gente. Podés ver a través de mi Instagram cómo la gente ama mi personalidad y mi estilo de vida”, agrega.
Con su aspecto infantil, Magomédov maneja autos deportivos, levanta pesas, fuma y toma alcohol, provocando sonrisas propias y ajenas. De hecho, así lo refleja en sus redes sociales donde se lo podrá ver en vivo y en directo en el escenario del teatro Gran Rex, el próximo 7 de noviembre.
Luego de su paso por Australia, donde brindó conferencias a las que asistieron miles de fans, “mini Khabib” desembarca en Buenos Aires sin decir que es exactamente lo que hará. Según quienes los acompañan estarán de invitados Duki y Bizarrap.
Detrás de la arista de entretenimiento que Hasbulla tiene, hay una enfermedad llamada acondroplasia, de la que preferirá no hacer ningún comentario. Con una incidencia estimada de 1 en 25.000 nacidos vivos, la acondroplasia es la forma más común de baja estatura o enanismo. Se trata de una condición genética que afecta huesos y cartílagos debido a una mutación en el gen FGFR3, que reduce la tasa de crecimiento óseo. El resultado son huesos de tamaño desproporcionado.
Sin embargo el influencer se las arregla para hacer explotar TikTok, Youtube y Twicht. Allí, los videos se viralizan como pan caliente y sus memes están a la orden del día en Twitter. En Instagram supera los más de 4 millones de seguidores. En el universo virtual comparte sus travesuras y algunos de sus gustos: las artes marciales mixtas, los autos, los viajes y los lugares turísticos.
—¿Qué sabe de Argentina?
—Sé que Argentina es la favorita para este mundial de Qatar. Ojalá pueda conocer a Messi y Di María.
—¿De dónde viene su pasión por los coches? ¿Puede contarnos más sobre tu vida? ¿Tiene pareja?
—¡Quién no ama los autos! Estoy soltero. Imaginá que para mí no es fácil. Pero tengo otros placeres.
—¿Qué es lo que más le gusta de ser influencer?
—Me divierto. Hago amigos en todo el mundo. Nunca me imaginé esto.
Hasbulla nació en Majachkala, la capital de la república rusa del Daguestán, y su enfermedad hizo que tanto su tamaño, como su voz y su rostro, se quedasen en la infancia. De allí se explica su apariencia permanente de niño, y manifiesta un caso diferente al de otros con acondroplasia o enanismo.
En sus redes muestra sus travesuras y su gran pasión son las artes marciales mixtas. Y es que su fama ha trascendido a tal punto de conocer a grandes personalidades, como es el caso de Khabib Numagomedov, uno de los mejores luchadores de todos los tiempos. Oriundo de su misma ciudad, compartieron una comida y se hicieron grandes amigos.
Las fotos y videos entrenando y compitiendo recorrieron el mundo. De allí nació el apodo que le pusieron sus fanáticos -El pequeño Khabib-, y hasta firmó un contrato con la Ultimate Fighting Championship (UFC) para realizar una pelea en la asociación emblemática de la disciplina.
Semanas atrás, protagonizó un cruce en redes con el ex luchador de MMA Conor McGregor cuando en un video lo tildó de “gallina”. El peleador irlandés respondió con una virulenta serie de tuits, de los que se arrepintió, aunque ya era tarde. “Me encantaría patear a ese pequeño idiota Hasbulla”, escribió McGregor, y también lo llamó “maloliente”. Lejos de preocuparse, el ruso le siguió el juego mientras veía como engrosaba la cantidad de seguidores.
Pero Hasbulla tiene otro norte en su camino: quiere aprender el Corán y convertirse en teólogo islámico en Daguestán. “El Corán es la clave de la felicidad”, dice a Infobae.
—¿Por qué?
—Porque cuando aprendés correctamente el Corán, te conviertes en una mejor persona. Sos más consciente, más generoso. Y más feliz.
—¿Qué piensa hacer en Buenos Aires?
—Me quedaré en el Alvear Palace Hotel, haremos un show en el teatro e iré a ver el Abierto de Polo en Palermo. Iremos a la Patagonia, y por supuesto participaremos en algunos programas de televisión y radio.
Hasbulla se despide. Tiene que tomar su avión. ¿Qué actividad no ha hecho todavía que le gustaría hacer? El influencer vuelve a sorprender junto a un emoji de diablo: “Me gustaría jugar al polo y aprender breakdance”.
—Si hay algo que su vida no es, pareciera, para nada rutinaria
—Cada día es diferente. Estamos viajando mucho. Hago de todo. Me gusta ir al gimnasio, comer sano y tomar helado. Me gusta trabajar, pero solo 3 días a la semana.
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