Cualquier plan de vacaciones puede sonar genial; la idea de salir de la rutina, descansar y disfrutar suele ser suficiente para generar adrenalina de antemano. ¿Qué pasa cuando todas las propuestas van más allá de lo esperado?
Esto suele pasar cuando el destino elegido es Jujuy, la pequeña “Tacita de Plata” en el noroeste argentino. Una intensa excursión de tres días podría armarse así:
Día 1:
La jornada puede comenzar a sólo 32 km de la capital provincial, en Angosto de Jaire. Es un pequeño cañón entre dos paredes de piedra con mucha vegetación que invitan a hacer trekking y avistaje de aves entre sus senderos laberínticos.
Luego se puede continuar hacia el Camino de las lagunas en el Parque Provincial Potrero de Yala, ubicado en el municipio ecoturístico de Yala. Constituye un sistema de seis espejos de agua -Los Noques, Alizar, El Comedero, Desaguadero, Rodeo y Larga- rodeados de cerros en cuyos senderos se pueden hacer desde cabalgatas, mountain bike y safaris fotográficos, entre otras aventuras.
Ahora sí, toca ir hasta las Termas de Reyes para descansar un rato en sus aguas termales, recuperar energía y continuar el disfrute. Cuentan los lugareños que los caciques incas venían hasta aquí para aprovechar estas piscinas naturales y saludables, lo que dio origen a su nombre.
Apenas repuestos, hay que retomar por la ruta provincial 4, entre Villa Jardín de Reyes y Yala con una canasta con tortilla rellena que seguro habrá ofrecido alguna lugareña experta. La comida típica es otra de las joyas de la Tacita de Plata, con sus recetas antiguas y los preparados artesanales.
Día 2:
En el segundo día de esta escapada perfecta a Jujuy, la propuesta es comenzar visitando la Quebrada de las Señoritas, en la localidad de Uquía. Es un recorrido de muchos colores entre cerros de millones de años de antigüedad, cavernas y grietas tectónicas. Tras una hora y media de recorrerla a pie, se ven al fondo unas formaciones blancas que sugieren formas femeninas.
Cuenta la leyenda que las montañas se formaron luego de que “mujeres que no conocieron hombre alguno” del imperio Inca, fueron asediadas por los españoles que querían arrebatarles sus cargamentos de oro. Lograron esconderse y resguardar los tesoros, pero entregaron su vida en la epopeya.
La extensa jornada pide su tiempo para disfrutar de Hornocal, una sierra ubicada en la Quebrada de Humahuaca, a 25 kilómetros de la ciudad homónima, aunque subirla requiere al menos de tres horas. Su curioso nombre refiere a la conjunción de horno y cal, ya que en la época colonial su gente se dedicaba a la producción calera.
Famosas por su “Cerro de los 14 colores”, las serranías del Hornocal fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). La mejor hora para visitarlas es por la tarde, ya que el sol les da a pleno y su increíble belleza se puede apreciar mejor.
Tal vez se puede acompañar la travesía con la suave música generada con el fruto de un churqui llamado cholonga; su sonido de arena rítmica es parte de la cultura del noroeste argentino. Esta especie puede alcanzar los 500 años de vida y es pura generosidad: produce una miel típica, se puede usar como leña y es la materia prima de artesanías regionales que todo turista debe llevarse como souvenir.
Día 3:
El último día de estas mini vacaciones hay que pasarlo en las Termas del Jordán, sumergidos en sus aguas mineralizadas con propiedades medicinales a 30 grados en promedio. Caminando o a caballo, están a solo ocho kilómetros de San Francisco de Asís, un pintoresco pueblito ubicado junto al Parque Nacional Calilegua, a 165 kilómetros de la capital de la provincia, San Salvador de Jujuy.
Estas vasijas naturales de aguas curativas de un increíble color turquesa en medio de las yungas jujeñas contrastan con las sierras y las salinas de la región para completar un programa casi idílico. Regalan, además, silencio absoluto ya que están tan escondidas que solo se llega con la ayuda de un guía experimentado.
Esta es la Jujuy secreta, maravillosa y sorprendente, con su energía única. Visitarla es solo una decisión, volver será lo más fácil porque siempre tendrá algo más para ofrecer.