Si hablamos de rutas turísticas en Argentina nos vendrá a la mente la ruta 40, mítica carretera nacional que recorre el país de norte a sur por la región oeste. Pero los tiempos cambian, mejoran las conexiones y se abren nuevas posibilidades de turismo en zonas diferentes. El inmenso sur Argentino, al menos en su región occidental se limitaba en años anteriores el circuito de esa reconocida carretera, pero hoy se suma una propuesta diferente: la ruta 41 a través de un tramo de la Patagonia Austral, en Santa Cruz, que es un nuevo trayecto en medio de la naturaleza virgen.
Hasta el siglo XIX e incluso iniciado el XX, la zona donde hoy se encuentra la ruta provincial 41 era un paso usado por los pueblos originarios y los pioneros. Actualmente se encuentra casi intacta y permite disfrutar de una naturaleza con sorprendentes formaciones geológicas, ya que se trata de un sector volcánico.
Cerros, mesetas, lagos y cascadas con una biodiversidad impactante. Es fácil divisar manadas de guanacos, tímidos zorros grises y colorados que se escabullen ante la mirada de los visitantes, los majestuosos cóndores andinos, golondrinas patagónicas, águilas moras, aguiluchos, carpinteros. En la zona de las lagunas hay otras aves como los cauquenes, bandurrias, patos maiceros y macás plateados.
Se trata de un recorrido que es una postal en movimiento en la cual se puede apreciar la transición entre la montaña y la estepa, con los arbustos calafate y las matas típicas de la región patagónica conocidas como coirones. También es zona de bosques de lengas y ñires.
La región está salpicada de ríos y arroyos de deshielo que se aprecian a lo largo del recorrido. El paso de los siglos dio formas caprichosas a las formaciones geológicas de arenas y sedimentos consolidados, junto con rocas volcánicas, que también le dan un color singular al paisaje. Toscas bayas, paredones macizos de color castaños sobre los que la erosión dio lugar a laberintos que dejan pasillos como los de una ciudad, son parte del escenario.
Los rojizos y los naranjas se observan en las grandes formaciones rocosas por su alto contenido de hierro en acción con el agua y el aire. También rocas volcánicas verdosas, que durante el camino van presentando diferentes formas de erosión. Cerros como el Boleadora, donde el viento formó unas paredes de lava endurecida distribuida en grandes paredones conocidos como “diques volcánicos”.
En el pasado, los viajeros que recorrían el noroeste de Santa Cruz no solían desviarse demasiado de la ruta 40. Hoy existe este nuevo circuito, con ecosistemas intactos y una belleza inigualable, especiales para los amantes de la naturaleza, la aventura y también para quienes deseen unas vacaciones tranquilas, alejados del ruido y las aglomeraciones de las zonas urbanas.
La zona es la base ideal para una variedad de paseos por la cordillera y precordillera de los Andes a través de las praderas y bosques bordeando la frontera con Chile. Un paraíso para los fans del senderismo, el trekking o el running. Otras actividades que se pueden realizar son mountain-bike, avistaje de fauna autóctona, pesca con mosca tanto desde la costa como embarcados, paseos en lancha, y deportes náuticos a vela o remo.
A continuación, un detalle de los lugares turísticos de este nuevo recorrido de unos 170 kilómetros entre las localidades de Los Antiguos y Lago Posadas.
1- La carretera parte desde la localidad santacruceña de Los Antiguos, ubicado a 50 kilómetros de la ciudad de Perito Moreno y Capital Nacional de la Cereza, ya que es la ciudad más austral en el mundo en producir esta fruta.
2- Desde allí se desciende por la ruta 41 Norte con una panorámica espectacular que corre paralela a la frontera con Chile y rodea los montes Zeballos, Colorado y el Paso Roballos.
En El Portezuelo se ubica el punto más alto del recorrido, ya que se encuentra a 1.500 msnm. Desde allí son las más impactantes vistas al Colorado y el Zeballos.
A partir de ahí, el camino desciende hasta Paso Roballos. Si el clima es bueno y permite una buena visibilidad se podrá ir viendo el monte San Lorenzo, el coloso solitario de 3.706 metros que se destaca con sus glaciares al sur del Parque Patagonia. También en este sector se encuentran el Cerro Lápiz con una cumbre en punta, como su nombre indica, el cónico Colmillo y el perfil de la Meseta Lago Buenos Aires.
3- Una cortada llega hasta el asombroso itsmo de los lagos Posadas y Pueyrredón, una franja de tierra de 4 kilómetros de largo y apenas 100 metros de ancho, en la que se pueden apreciar las diferencias de colores de los dos cuerpos de agua: uno azul profundo y otro celeste glaciar.
En el itsmo se encuentra Lagos del Furioso, una hostería boutique que fue noticia en 2020 por la intrépida idea de dos amigos de reabrir en plena pandemia. La hostería sirve de base para descansar, disfrutar de su cocina y conocer las atracciones cercanas, como los cañones del Río Oro y del Río Furioso, y el cerro San Lorenzo, el más alto de la provincia. Allí también se puede recorrer las playas secretas de la península.
4- En ese punto se pueden elegir estas opciones: tomar la ruta 39 hacia el este, para ir a Bajo Caracoles y salir a la 40, o seguir bajando por la recientemente inaugurada la ruta 41 Sur. Este camino conduce al Parque Nacional Perito Moreno para lo cual se recomienda, no sólo una dosis de espíritu aventurero, sino también una doble rueda de auxilio y/o dos vehículos. En el Parque hay senderos únicos y refugios para pasar la noche rodeados de altas cumbres y ventisqueros. Dentro del Parque también se encuentra la Estancia La Oriental.
5- Luego de visitar el Parque Perito Moreno (no confundir con el Parque Los Glaciares, donde se encuentra el glaciar Perito Moreno), se puede seguir por la ruta 37 hasta Las Horquetas, donde se retomará la ruta 40 y se cierra el loop para continuar el viaje por rutas más tradicionales.
6- En el trayecto de regreso en dirección norte por la ruta 40, es ineludible visitar los senderos recientes y muy cuidados de Parque Patagonia, proyecto de conservación de la Fundación Rewilding y la Cueva de las Manos, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Los expertos recomiendan realizar este circuito en al menos seis días.
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