Es natural asociar Brasil con hermosas playas y el verano, pero está claro que no es solo eso. Alejada de esa imagen, pero con numerosos atractivos diferentes, se ubica San Pablo, la ciudad más poblada del país y su principal centro financiero, pero también una urbe que ofrece gran variedad de escenarios culturales para aprovechar el tiempo de otra manera. Museos, teatros, galerías de arte, y también espacios verdes y espectáculos deportivos. Como contrapeso, al otro extremo del extenso territorio brasileño, se encuentra una de sus ciudades más emblemática, pero a la vez algo menos visitada que la extraordinaria Río de Janeiro: Salvador de Bahía, de resplandeciente arquitectura colonial portuguesa e impregnada de cultura afrobrasileña.
San Pablo, la cosmopolita
Como no se encuentra sobre la costa atlántica y, en consecuencia, no se puede esperar de ella hermosas playas, tiene fama de no ser un lugar digno de visitarse más que por negocios. Sin embargo, viajar a San Pablo es una experiencia inolvidable, porque supera a cualquier otra ciudad latinoamericana en cuanto a diversidad y cantidad de atractivos culturales y recreativos.
Las construcciones con estilos y arquitecturas de todas las épocas del centro histórico de la ciudad, son un remanente de su pasado, que se remonta a 1554, época en que una orden de jesuitas se instaló para evangelizar a los nativos de la región. En los años venideros, inmigrantes de todas partes del mundo se instalaron en la zona, convirtiéndola en una ciudad cosmopolita.
Las personas de las distintas nacionalidades aportar su cultura, religiones, tradiciones culinarias, moda y ecología. Concentra bares, cafés y restaurantes de primer nivel y para todos los gustos. Infinidad de museos, cines, teatros y clubes nocturnos, paseos de compras, parques temáticos, espectáculos. Cuenta con una oferta turística que incluye a quienes van por negocios, pero cuentan con tiempo para disfrutar de una salida, como para las familias.
Una recorrida
Entre sus atractivos, el Museo de Arte de San Pablo (MASP). Se trata del espacio de arte más importante del hemisferio sur, con más de 10 mil piezas provenientes de todos los continentes. Inaugurado en 1947, el edificio fue diseñado por la prestigiosa arquitecta italobrasileña Lina Bo Bardi (1914-1992), quien colocó el cuerpo principal sobre cuatro pilares, elevando la primera planta a 8 metros del suelo y dejando un espacio de 74 metros entre los soportes laterales.
A la vuelta, se encuentra el antiguo Mirante 9 de Julho, reabierto en 2015. El mirador reúne galería de arte, cine, bar y restaurante, además de una excelente vista.
A unos metros de allí se encuentra la Avenida Paulista, que con sus casi 3 kilómetros de extensión conquista a los viajeros gracias a sus opciones gastronómicas y culturales. Construida a finales del siglo XIX, fue un reducto residencial de la aristocracia de la ciudad, además de un importante centro financiero durante el siglo XX. A partir de 2016, los domingos es convertida en un gran parque, con feria de antigüedades, presentaciones musicales y diversas alternativas para comer. Desde las 10 hasta las 18, queda cerrada para automóviles, mientras peatones, skaters y ciclistas circulan libremente.
En la misma vía está ubicada la Japan House, inaugurada en 2017, un centro que conjuga tradiciones milenarias con la tecnología para dar a conocer una visión del Japón moderno en exposiciones, performances y la gastronomía de Aizomê, restaurante comandado por la chef Telma Shiraishi.
Cruzando se encuentra, por un lado, la Casa das Rosas, una mansión proyectada en 1930 que se transformó en un museo dedicado a la poesía y a la literatura. Siguiendo la senda, el Sesc, un espacio que promueve exposiciones y espectáculos, con su mirador como un punto de gran atracción.
Siempre en la misma avenida, aunque a unas 12 cuadras de estos últimos sitios, se ubica el Centro Cultural Fiesp, que cuenta espacios de exposición, librería, teatro y un jardín ideado por el paisajista brasileño Roberto Burle Marx. Los domingos hay espectáculos y performances en la vereda que da hacia la Paulista.
El Conjunto Nacional surgió en 1950 como un centro comercial, pero actualmente se ha perfilado como galería, con exposiciones de arte, librería y cine. Declarada patrimonio arquitectónico, su cúpula geodésica de aluminio revela una vista privilegiada. Mientras que el Instituto Moreira Salles exhibe muestras de películas y eventos musicales, además de exposiciones fotográficas y obras de su colección. Allí vale la pena conocer el restaurante Balaio, comida natural y saludable con opciones vegetarianas.
Pero si se busca descansar en un espacio natural, el Parque Trianon decora la Avenida Paulista con casi 50 mil m² de vegetación tropical, remaneciente de la Mata Atlántica. A su vez, el Parque do Ibirapuera ofrece tres lagos, dos museos y otros espacios culturales donde se presentan conciertos gratuitos, además de un espectáculo de luz y agua durante el mes de diciembre, con motivo de las fiestas navideñas. Allí hay dos monumentos importantes que visitar, el Obelisco y el Monumento a las Banderas.
Y porqué no darse una vuelta por la emblemática Rua Oscar Freire, en el barrio Cerqueira César, comparable con el icónico tramo de la Quinta Avenida de Nueva York. Se trata del punto comercial más elegante de la ciudad, en donde conviven algunas de las marcas de moda más famosas con muy buenas opciones de restaurantes y cafés.
Para alojarse
Uno de los aspectos más importantes para disfrutar de una buena estancia en cualquier lugar será, por supuesto, el alojamiento. Las opciones son numerosas en una megalópolis como San Pablo, pero estos son algunos de los mejores espacios.
-Tivoli Mofarrej São Paulo
Brinda la comodidad de una experiencia completa. Es un hotel habitualmente visitado por celebridades, jefes de estado y miembros de la realeza. Es un 5 estrellas con 217 habitaciones, entre las que se destaca la suite presidencial más grande de Latinoamérica. Cuenta con una propuesta exclusiva: el proyecto Tivoli Art, que desde 2016 abraza movimientos artísticos. Gregory Fink, el reconocido artista inglés tendrá una colección fija cuya inspiración radica en la literatura clásica mundial y también en la música, principalmente en óperas y sinfonías. Inspirado en pintores como Fra Angelico, Pablo Picasso, Modigliani, Gustav Klimt y Marc Chagall, Fink destaca por sus colores, sus formas, y una técnica única, utilizando tinta con hojas de oro y plata.
Además, el Tivoli Mofarrej tiene un skyline en el piso 23. SEEN São Paulo y sus grandes ventanales ofrecen una vista 360º, en un ambiente relajado que brinda un mix de cocina y coctelería artesanal. De la mano de la chef Gizely Rocha salen presentaciones impecables, en las que triunfan platos como el wagnu ancho, el arroz marinero y el carpaccio de pulpo. Ofrece en su menú deliciosas bombas de merengue, cheesecake de yuzu y una carta de tragos vinculados a cada signo del Zodíaco.
Para quienes busquen buena música en vivo, la opción es el Must Bar, junto al lobby, de jueves a sábado presenta artistas de la escena del jazz, blues, soul y R&B, y bebidas elaboradas por la premiada bartender Jessica Sanchez. Allí, los sábados, también se sirve la famosa feijoada al son de una samba.
-InterContinental São Paulo
Este alojamiento 4 estrellas está situado en la exclusiva zona de Jardim Paulista, a 15 minutos en auto del Parque do Ibirapuera y a 30 minutos del Aeropuerto de Congonhas y a 20 minutos del centro histórico.
Ofrece piscina al aire libre, habitaciones con minibar y TV LCD. Gimnasio e hidromasaje y servicio de masajes. El centro histórico se sitúa a 20 minutos en coche.
- L’Hotel Porto Bay São Paulo
De estilo Art Decó fue remodelado recientemente. Tiene categoría 4 estrellas superior con 77 habitaciones, piscina al aire libre, sauna, jacuzzi, gimnasio y un completo spa donde los huéspedes pueden disfrutar de sesiones de masajes y tratamientos de belleza. Las opciones gastronómicas son su bar y restaurante con room service.
Posee un centro de negocios y servicios de oficina para quienes viajan por razones laborales, además de salas de reuniones con dispositivos audiovisuales, conexión inalámbrica a Internet en las salas comunes, y una extensa área para eventos. También ubicado en el barrio Jardins de San Pablo, sobre la calle Alameda Campinas. Los principales atractivos de la zona son el Teatro Municipal, el Museo Paulista y el famoso Museo de Arte de San Pablo (MASP).
-Melia Jardim Europa
Situado en Itaim Bibi, en el distrito de Moema, una de las zonas más seguras de San Pablo, rodeado de bares, restaurantes y teatros, a 4 kilómetros de la avenida Paulista. Tiene habitaciones con muebles de diseño ecológico Green Floor, hechas con materiales reciclables diseñadas en colaboración con la organización ambientalista Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés). Cuenta con pileta exterior en la azotea y gimnasio equipado.
El restaurante Aromatique del Meliá Jardim Europa ofrece cocina tradicional e internacional de fusión. El bar del vestíbulo, que se extiende a una zona al aire libre, sirve bebidas en un ambiente tropical.
Salvador de Bahía
A 1.347 kilómetros de allí, Salvador de Bahía resplandece por su arquitectura colonial portuguesa, su cultura afrobrasileña y su costa tropical. Si la idea es permanecer en la ciudad, el abanico de opciones propone descubrir el Farol de la barra, el centro histórico conocido como Pelourinho, la casa del escritor Jorge Amado, la Catedral Basílica de Salvador, la Iglesia de San Francisco (Iglesia de Oro), el elevador Lacerda, la vista de la Bahía de Todos los Santos con la Iglesia de Bonfim, en la ciudad baja, y una visita al Mercado Modelo para apreciar las artesanías y la delicias típicas del lugar.
A la hora de elegir una playa, entre las más hermosas se encuentra Praia Do Forte, un largo trecho de playa en Salvador de Bahía. Un antiguo pueblo de pescadores, poco a poco supo posicionarse como uno de los destinos más exclusivos de Brasil, donde locales y extranjeros se encuentran en una región protegida, con costas tranquilas rodeadas de una vegetación exuberante y vibrante. De noche, la playa permanece a oscuras por respeto a las tortugas marinas, ya que las recién nacidas pueden llegar a distraerse con las luces y meterse en el pueblo o en los hoteles en vez de emprender su predestinado viaje al mar.
El pueblito de Praia do Forte es muy acogedor, y se encuentra impecable. Mantiene su estilo particular y rústico pero modernizado. En su pequeña pero atractiva zona comercial se encuentra de todo: boutiques, artesanías, negocios de productos masivos, bares, restaurantes, pousadas y supermercados. Es común ver a los habitantes llevar sus sillas a la calle y sentarse a hablar o tocar la guitarra.
Cerca, a 12 minutos en auto hacia el oeste, se encuentra un lugar para disfrutar de la naturaleza y las caminatas. La Reserva Sapiranga, un área secundaria de Mata Atlántica, en donde se puede transitar un sendero de fácil acceso que supone 3 kilómetros de ida y vuelta y el río Pojuca.
Y si la idea es sumergirse y hacer esnórquel, son ideales las piscinas naturales de Itacimirim con peces coloridos en el mar bahiano, en espacios que se forman con la marea baja y cuya profundidad oscila entre 1 y 5 metros. Allí también se puede visitar la Praia Da Espera, a donde llegó el navegante Amir Klynk después de haber cruzado el Océano Atlántico en un bote a remo en 1984.
Otra opción para visitar son las ruinas del Castillo García D´Ávila, del siglo XVI, a 4,5 kilómetros de Praia do Forte. También conocida como La Casa Torre, se trata de un patrimonio histórico construido en la época de la Brasil colonial, habitado en ese entonces por una familia portuguesa, que también cuenta con una capilla bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción, construida en 1561 y desde dónde se puede apreciar la hermosa vista de Praia do Forte (Colina Tatapuara).
Para alojarse
-Tivoli EcoResort
Está ubicado en el interior de 30 hectáreas de selva tropical y acompañado de una paradisíaca playa con un mar de aguas cálidas durante todo el año. Con 291 habitaciones, entre apartamentos y casas de 340 m², el lugar es ideal para familias, parejas y amigos, con o sin niños. Incluye una lista para elegir entre más de 80 actividades.
Cuenta con Anantara, un spa de origen tailandés; 7 piscinas, una exclusiva para adultos, un campo de fútbol y 4 courts de tenis iluminados, cancha de vóley playa, el Club Infantil Careta – Careta para niños de 4 a 12 años, salón de juegos, Fitness Center, y una base náutica con buceo, kayak y pesca, entre otras alternativas.
Un parate gastronómico se traduce en tres restaurantes y algunos bares. Goa, el espacio principal donde se sirve el desayuno y la cena, es famoso por su opción buffet con más de 100 platos de la cocina bahiana e internacional. Tiene una vista a la piscina que se funde con el mar. A Sombra do Coqueiral apuesta por un menú a la carta con una gastronomía contemporánea y mediterránea, mientras que Tabaréu ofrece lo mejor de las variantes locales y frutos del mar en un ambiente relajado y acogedor. Dendé, en la zona de las piscinas; el Ice Bar, en la playa, y Água de Coco Coffee Shop, en el lobby, son opciones perfectas para aquellos que quieren una comida sencilla y ligera.
El Proyecto Tamar, del cual el hotel es benefactor principal desde hace más de 20 años es sede nacional del proyecto de preservación de las tortugas marinas, que desde 1982 trabaja con el apoyo y el conocimiento de los habitantes de la zona. Tiene un centro de visitantes, donde también pueden observarse algunas especies de fauna marina como rayas y tiburones, recibe alrededor de 500 mil visitantes por año, lo que lo ubica como el más frecuentado del país y entre los 10 museos más visitados.
-Hotel Grand Palladium Imbassai
Se encuentra dentro de la reserva natural Imbassaí, junto al mar de Costa dos Coqueiros, en un entorno de extensas playas vírgenes y dunas, con un entorno protegido. Está situado a sólo 10 minutos a pie de Imbassaí, cerca del pueblo de Praia do Forte y a unos 45 minutos del aeropuerto de Salvador de Bahía.
Tiene un diseño que refleja la armonía perfecta entre las modernas y lujosas instalaciones de un resort de primera categoría y el hermoso entorno natural de arboleda de cocos y ríos que conforman la costa de la Línea Verde de la región.
-Villa Bahia Hotel
En pleno centro histórico de Salvador, ocupa 2 casas coloniales de estilo tradicional con terraza y vistas panorámicas al barrio de Pelourinho. Este hotel boutique cuenta con pileta, restaurante y patios. Además, el alojamiento alberga habitaciones de lujo reformadas y equipadas con comodidades modernas. El alojamiento está a pocos pasos de varias iglesias, tiendas, bares, restaurantes, galerías de arte, bancos, oficinas de cambio de divisa y centros de capoeira, samba y percusión.
-Hotel Fasano Salvador
Es un 5 estrellas con restaurante, pileta al aire libre, centro de fitness, sauna, terraza solarium y bar. Esta situado cerca de lugares de gran interés como la playa MAM, perteneciente al Museo de Arte Moderno de Salvador, la zona de Pelourinho y la iglesia de San Francisco.
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