Nuestra mente tiene la tendencia condicionada de vivir en el pasado o en el futuro, intentando resolver, anticipándose a lo que vendrá y añorando momentos pasados. A lo largo del día tenemos aproximadamente 70.000 pensamientos y de estos, el 95 % surgen automáticamente y se repiten.
Los budistas llaman a esta mente inquieta y desatenta, mente de mono, porque va saltando de un lugar a otro. Una mente que no puede parar, genera preocupaciones y mucho ruido mental o rumiación.
“Como consecuencia de esto, nuestro cuerpo se verá arrastrado por esta mente, alejándose del cuidado de la salud, ocasionando burnout, ansiedad, depresión, incapacidad para disfrutar, sufrimiento y otras afecciones que deterioran la calidad de vida”, explica a infobae María Cristina Diaz, especialista en Mindfulness del departamento de Psicoterapia de INECO.
Pero gracias a la neuroplasticidad de nuestro cerebro, “podemos mejorar la capacidad funcional y realizar cambios estructurales en este, a través de acciones que nos permitan volver a conectarnos con el presente”, agrega la especialista.
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