Amistad y bienestar: por qué tener amigos es un “anticuerpo” necesario para la post pandemia

Expertos en el campo de la psicología y la neurociencia explicaron a Infobae por qué es tan importante la amistad en momentos de incertidumbre e hiperexigencia. Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity, analiza la relación entre el tiempo dedicado a los vínculos y el bienestar

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“La amistad es la virtud más sobresaliente porque es desinteresada”, decía Enrique Febbraro, el creador del Día del Amigo
(Getty Images)
“La amistad es la virtud más sobresaliente porque es desinteresada”, decía Enrique Febbraro, el creador del Día del Amigo (Getty Images)

Un viejo proverbio budista dice que la amistad es un alma que habita en dos cuerpos y un corazón que habita en dos almas. Seguramente haya cientos de frases que retraten tan bien -o mejor- a este preciado vínculo que atraviesa a los humanos. Lo que no caben dudas es que luego de la pandemia de coronavirus la amistad se presenta como un especie de anticuerpo -en el sentido metafórico, claro- que nos permite afrontar todas las vicisitudes de la vida, como si fuera un especie de gran escudo protector para frenar la avalancha de incertidumbres que irrumpieron con la reciente crisis sanitaria.

Cada vez aparecen aquí, allá y en todas partes experiencias y nuevos modos saludables de vida, que retratan una palabra muy en boga en estos tiempos: bienestar. La salud mental, otra de las áreas muy golpeadas recientemente, se presenta como un campo de dimensiones grandilocuentes que la ciencia se encuentra estudiando. Las relaciones de amistad, que siempre fueron beneficiosas, son parte de este nuevo universo que se reconfigura de forma presencial y suma a nuestra salud un poroto muy preciado que es esta sensación general de sentirnos bien. Queremos -y deseamos- sentirnos así después del encierro. Y lo queremos compartir con el otro.

“La necesidad de encontrar un resguardo ante las incertezas barajadas en este nuevo mundo intensifica la importancia de los vínculos como un espacio de seguridad. Los grupos de amistad funcionan como una especie de “trinchera” frente al caos de lo impredecible, como refugios de contención y permanencia, sin embargo, dedicar tiempo de calidad a la amistad a veces parece misión imposible”, reza un informe de Trendsity al que accedió Infobae.

 Los grupos de amistad funcionan como una especie de “trinchera” frente al caos de lo impredecible, como refugios de contención y permanencia, sin embargo, dedicar tiempo de calidad a la amistad a veces parece misión imposible”, reza un informe de Trendsity
Los grupos de amistad funcionan como una especie de “trinchera” frente al caos de lo impredecible, como refugios de contención y permanencia, sin embargo, dedicar tiempo de calidad a la amistad a veces parece misión imposible”, reza un informe de Trendsity

“Casi sin margen de tiempo, con vidas aceleradas y múltiples demandas familiares, laborales y sociales, encontrar el hueco para la amistad es muchas veces una tarea difícil. Por otro lado, cuando logramos encontrarnos con amigos, salimos de vacaciones con ellos o compartimos tiempo y salidas nos sentimos mejor, plenos, felices”, explica Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity.

Para Mociulsky como para los psicólogos y neurólogos consultados en esta nota, no es lo mismo el cara a cara que a través de la pantalla. Y este campo de acción tiene en cuenta no solo a las relaciones de amistad. Un estudio afirma que hombres y mujeres prefieren nuevamente conocer gente por fuera de las apps de citas.

“La amistad es la virtud más sobresaliente porque es desinteresada”, decía Enrique Febbraro, un porteño que hizo de todo, y que pasó a la historia como el responsable de que todos los 20 de julio los festejamos con nuestros amigos. Febbraro, odontólogo, psicólogo, escritor, profesor y músico, entre otras tantas ocupaciones, el 20 de julio de 1969 estaba pegado a la pantalla de los viejos televisores que, en blanco y negro, mostraban las primeras imágenes del Apolo XI y el increíble fenómeno de los astronautas caminando sobre suelo lunar. Ahí mismo, según relató en diversas oportunidades, tuvo la idea de promover el 20 de julio como el Día del Amigo.

Partía del concepto que la amistad era la máxima virtud por el desinterés que llevaba implícito. Y así fue como decidió mandar un millar de cartas a destinatarios de todo el mundo donde explicaba que había vivido el alunizaje como un gesto de amistad de la humanidad hacia el universo y que estaba convencido que un pueblo de amigos se transformaría en una nación imbatible.

Decía que todo el planeta estaba pendiente de los tres astronautas. “Fuimos sus amigos y ellos, amigos del universo”. Cerca de setecientas personas respondieron a su iniciativa. Su sueño estaba en marcha.

Relación entre tiempo dedicado a los vínculos y el bienestar

"El 64% de las personas reconoció que luego de la pandemia harían un uso más eficiente del tiempo y el 82% admitió que se enfocaría en disfrutar más de los seres queridos y la amistad", dice Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity
(Getty Images)
"El 64% de las personas reconoció que luego de la pandemia harían un uso más eficiente del tiempo y el 82% admitió que se enfocaría en disfrutar más de los seres queridos y la amistad", dice Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity (Getty Images)

Desde el surgimiento de la pandemia, los grupos de amistad fueron tomando una relevancia nueva, tal vez porque tomamos conciencia de la finitud de la vida en una época donde las incertidumbres afloraron de forma disruptiva.

De hecho, la relación entre tiempo dedicado a los vínculos y el bienestar adquiere aún más importancia en la post pandemia, luego de largos meses privados de la interacción social fluida. Según una reciente una investigación de Trendsity, el 64% de las personas reconoció que luego de la pandemia harían un uso más eficiente del tiempo y el 82% admitió que se enfocaría en disfrutar más de los seres queridos y la amistad.

Con la vuelta a una normalidad, también han retornado los encuentros cara cara, el entusiasmo por retomar actividades sociales de todo tipo y también rutinas como facultad, trabajo presencial y otras obligaciones y actividades. Las múltiples exigencias del estilo de vida actual hacen difícil el encuentro.

La amistad es una red de soporte que nos permite incluso hasta sobrevivir
(Getty Images)
La amistad es una red de soporte que nos permite incluso hasta sobrevivir (Getty Images)

Al respecto, Mociulsky señala que los más recientes estudios realizados indican que creció la preocupación y la ansiedad entre los más jóvenes con respecto al futuro. Justamente esa ansiedad tiene que ver con cuestiones relacionadas al manejo del tiempo. Cómo ser productivos, estar actualizados, el FOMO (no querer perderse de nada, de FEAR OF MISSING OUT en inglés) pero a la vez poder disfrutar de esas pequeñas cosas de la vida como pasar tiempo de calidad con amigos con plena atención de lo que les pasa. Saben que ese vínculo es motor de bienestar pero es muy difícil de lograr con tantas exigencias, hay una tensión”, explica Mociulsky y señala que van inventándose nuevas rutinas para no perder ese gran valor de encontrarse.

“Con una nueva normalidad en marcha, hay muchas tareas híbridas, por lo que algunos amigos optan por acompañarse en días de home office con un mate, o buscan la manera de conservar ese espacio de contención”, agrega.

A propósito del motor del bienestar, el neurólogo Alejandro Andersson analiza a Infobae: “Es una red de soporte que nos permite incluso hasta sobrevivir. Muchas veces también nos permite ser exitosos. El concepto exclusión social, que sería el opuesto, nos genera una emoción negativa como estar frente a algo complicado”.

Nada reemplaza el cara a cara

Mociulsky subraya cuán grande es el impacto que tiene para el bienestar el hecho de pasar tiempo con los seres queridos. “Hemos medido que fue una de las pérdidas que más lamentaron las personas, especialmente las generaciones Millennial y Centennial”, dice la especialista quien agrega que gracias a la conectividad y a las tecnologías mediando casi todas nuestras actividades, los más jóvenes conviven con sus amigos todo el tiempo que quieran desde la virtualidad, pero existe una omnipresencia de la amistad y una necesidad de verse de manera presencial, cara a cara, que es irrenunciable.

Gracias a la conectividad y a las tecnologías mediando casi todas nuestras actividades, los más jóvenes conviven con sus amigos todo el tiempo que quieran desde la virtualidad, pero existe una omnipresencia de la amistad y una necesidad de verse de manera presencial, cara a cara, que es irrenunciable
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Gracias a la conectividad y a las tecnologías mediando casi todas nuestras actividades, los más jóvenes conviven con sus amigos todo el tiempo que quieran desde la virtualidad, pero existe una omnipresencia de la amistad y una necesidad de verse de manera presencial, cara a cara, que es irrenunciable (Getty Images)

Desde Trendsity apuntan que cuando indagaron sobre las diferentes concepciones de amistad entre Millennials y Centennials versus generaciones precedentes, encontraron que para los últimos, los más adultos, la amistad está más relacionada con empatizar, con la escucha para resolución de problemas o con poder contar con los amigos cuando uno está en un mal momento o desmotivado mientras que para los primeros se relaciona con el acompañamiento, demostrar interés, con la cercanía afectiva.

Esa cercanía puede ser tanto online como presencial pero justamente en la hiperconexión de la pandemia se valoraron aún más el poder dedicar tiempo y presencia física a estos encuentros.Lo virtual no reemplaza a la presencialidad, de hecho, apenas fue posible, los más jóvenes -al no ser población de riesgo-, trataron de juntarse, incluso llegando al límite de fiestas clandestinas corriendo el riesgo de contagiarse, renunciar a ver a los amigos no fue negociable”, dice Mociulsky.

La amistad, una recompensa emocional

Seguramente muchos recuerden cómo fue alguno de esos primeros encuentros con amigos -tal vez en un bar o una plaza- cuando las medidas del confinamiento por el coronavirus comenzaron a mermar. Es que el encierro nos dejó con una sensación de vacío lógica agravada tal vez por el propio peso de la emergencia sanitaria e inédita.

Sergio Balardini es psicólogo y docente. A propósito de la relación entre bienestar y amistad, y de cómo nos cambia poder encontrarnos con amigos, analiza: “Los seres humanos somos seres sociales, adquirimos sentido en el encuentro, en el compartir. Y ese compartir, cuando tiene lugar a través de relaciones próximas sostenidas en el tiempo, construyendo confianza, con afecto, lealtad y respeto, se convierte en una amistad mutuamente benefactora y curadora”.

"La amistad es como un soporte emocional en tiempos de crisis. Saberse escuchado, comprendido por amistades empáticas, ayuda a transitar momentos turbulentos", apuntan los expertos
(Getty Images)
"La amistad es como un soporte emocional en tiempos de crisis. Saberse escuchado, comprendido por amistades empáticas, ayuda a transitar momentos turbulentos", apuntan los expertos (Getty Images)

La amistad, sigue Balardini, provee de recompensa emocional. “Es como un soporte emocional en tiempos de crisis. Saberse escuchado, comprendido por amistades empáticas, ayuda a transitar momentos turbulentos. Calma el dolor e incluye comentarios y críticas fraternas que ayudan a dar las mejores respuestas que uno pueda dar”, dice Balardini a Infobae.

“Es cierto que, en toda amistad, puede existir una dosis de celos e incluso de competencia, pero si se trata de una amistad amorosa, fortalecerá la autoestima y la motivación. En una escala mayor esta la amistad que supera el paso del tiempo, que se convierte también en nuestra memoria, y los recuerdos, ideas, intereses y miradas forjan una historia en común. Por eso, puede existir un amor no correspondido pero no una amistad no correspondida”, agrega el psicólogo.

La neurociencia tiene algo para decir sobre la amistad

Para explicar la amistad, la psicología tiene sin dudas un montón de conceptos para aportar. Sin embargo, existe un cúmulo de cosas que suceden en el cerebro cuando disfrutamos de los amigos. Sí, la neurociencia y la biología son importantes, y tienen para dar una visión integral de todos varios fenómenos. “En las investigaciones se pueden encontrar, y es bastante intercambiable, la palabra amistad y lo que sería el vínculo social. Son relaciones entre individuos que incluyen interacciones afiliativas, que tiene una determinada frecuencia, que ocurre en la zona determinada cantidad de tiempo”, dice el neurólogo Andersson.

“O sea, tener un amigo o amiga significa estar involucrado afectiva y recíprocamente por un periodo de tiempo prolongado. A veces uno está asociado porque tiene cuestiones comunes, puede ser conversar un determinado tema, pero también se puede formar alianzas contra otros y esto a veces lo encontramos en el resto del reino animal”, agregó.

Tener un amigo o amiga significa estar involucrado afectiva y recíprocamente por un periodo de tiempo prolongado.
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Tener un amigo o amiga significa estar involucrado afectiva y recíprocamente por un periodo de tiempo prolongado. (Getty Images)

Pero ¿qué ocurre en el cerebro cuando nosotros entablamos un tipo de de amistad?. Primero el cerebro tiene que identificar y diferenciar a cada tipo de individuo. Por otro, en segundo lugar, tiene que seleccionar qué hacen particulares e individuo, es decir, tiene que seleccionar la información social sobre los demás para tomar decisiones.

“Hay algunos datos sociales que nos dan más recompensa que otros. Si un posible amigo tiene intereses comunes con nosotros es algo favorable y ese tipo de información activa las áreas de recompensa, como la corteza singular anterior, la corteza árbitro frontal, el núcleo accumbens y el núcleo el caudado. Y como tercera tarea el cerebro controla la producción de hormonas y neurotransmisores que modulan las interacciones de amistad filiativas, como son la oxitocina, la vasopresina la dopamina, la serotonina y las endorfinas. A esta tarea la podemos titular como regulación neuroquímica de la amistad”, dice Andersson.

El neurólogo explica qué se logra con cada una: “La oxitocina que la conocemos como hormona porque tiene que ver con la lactancia en el cerebro y como neurotransmisor, es la principal responsable de que tomemos decisiones prosociales, que nos ocupemos de nuestros amigos y amigas, que sintamos confianza por los demás y que seamos generosos. También las endorfinas incrementan su concentraciones en situaciones de amistad. La dopamina nos ayuda en la formación de memorias sociales, esa preferencia social está en el área tegmental ventral ,y nos brinda una sensación placentera que sentimos cuando conversamos con algún amigo o amiga y nos impulsa a buscar a repetir ese vínculo. La serotonina nos hace sentir el bienestar cuando interactuamos con amigos y la vasopresina es la causante del sentido de pertenencia que tenemos frente a nuestro grupo social”, cierra el especialista.

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