El video acumula más de cuatro millones de visualizaciones y miles de comentarios de usuarios que aplauden el acto o se muestran sorprendidos ante una celebración de este tipo. Hace poco más de un mes, se viralizó en TikTok las imágenes de una mujer a la que su familia le había organizado una fiesta sorpresa para celebrar su reciente divorcio.
La “agasajada” se sorprendió al ver forrada una de las paredes del recinto con un cartel que decía: “Mi primer divorcio”. Cabre preguntarse: si el nacimiento, el matrimonio o incluso, la muerte, vienen acompañadas de algún tipo de ceremonia o ritual, ¿por qué no hacer lo propio con el divorcio?
Un divorcio suele ser un proceso que se recibe entre sentimientos de pena o pérdida. Sin embargo, celebrar una fiesta de divorcio está siendo una práctica cada vez más común. La agencia madrileña Kubalu Events se dedica a realizar este tipo de eventos. “Habíamos oído hablar de este tipo de eventos antes, pero hasta el último año nunca nos había llegado ninguna solicitud. Últimamente hay más movimiento, se está poniendo de moda”, contó recientemente a El País de España, Marta Odériz, fundadora del espacio.
Los tiempos cambian y aquello que se supone que es un momento que nada tiene para festejar, se reconfigura para dar lugar también a la celebración. De hecho este fenómeno se da aún cuando la gente se sigue casando. Según datos del Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires en los primeros tres meses de este 2022, que históricamente son los menos populares para casarse, casi hubo la misma cantidad de casamientos que en los últimos tres de 2021, los más elegidos por las parejas.
Este tipo de fiestas empezaron a ser populares en Estados Unidos hace más de una década. Fue Christine Gallagher, autora del libro The Divorce Party Handbook quien comenzó a promoverlo en Los Ángeles desde 2008.
“Antes la gente que se divorciaba estaba sola, como avergonzada de un fracaso, lo que aumentaba el estrés. La fiesta es una manera de sacarlo todo a la luz, al mismo tiempo que los amigos ayudan a pasar por esa difícil etapa de la vida. Los rituales pueden ser muy poderosos y efectivos por eso se llevan haciendo a lo largo de la historia de la humanidad”, expresó la autora.
“Las personas pueden sentirse solas y estigmatizadas, y puede haber un largo proceso legal. Una fiesta compensa eso permitiéndote lidiar con el lado emocional. Una noche no soluciona tus problemas, pero es un gran paso adelante”, agregó Gallagher.
Este fenómeno atrapó a varias celebrities que han sido parte de la tendencia. Una de las pioneras fue Madonna, quien en 2009 realizó una recepción en el Ritz Carlton Hotel, tras su primer concierto en Boston por su gira internacional Sticky & Sweet, para conmemorar el fin de su relación con el cineasta británico Guy Ritchie.
Katy Perry, quien se divorció del cómico británico Russell Brand en 2011 tras 14 de meses de matrimonio es orto ejemplo. Según reveló en la edición estadounidense de la revista Vogue, su entonces marido le pidió el divorcio por mensaje de texto en la víspera de Año Nuevo.
Meses después de formalizar la separación, la intérprete organizó un fiesta en su casa, reuniendo a sus amigos para celebrar su soltería, coincidiendo con la fecha del que iba a ser su segundo aniversario de boda. Según dijo, aquella cita, la ideó para animarse y afrontar ese día con optimismo.
Algo similar hicieron el músico Jack White y su ex pareja, la modelo y cantante, Karen Elson. Sorprendieron a sus amigos y familiares con una invitación en la que les daban la bienvenida a su fiesta de “Sexto aniversario y divorcio”. La invitación no tiene desperdicio: “En honor de todo el tiempo compartido celebramos una fiesta. Una velada en Nashville para reafirmar nuestra amistad y celebrar nuestro pasado y futuro con nuestros amigos cercanos y nuestra familia.
Fiestas de divorcio: antes que la muerte nos separe
La organización de este tipo de eventos apenas difiere de una fiesta convencional. Sin embargo hay algunos ritos especiales, como “la rotura del lazo”, donde se pone un lazo de un lado al otro de la sala y la persona que se divorcia lo corta como símbolo de que el matrimonio se ha acabado. En cuanto al catering también suele contener detalles propios.
Jorge Catelli, psicoanalista, miembro titular en Función Didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), y profesor e Investigador de la UBA, dice que son varias las lecturas que hay en relación con celebrar el divorcio. “Por un lado hay una lectura en relación a un modelo que queda cuestionado, un modelo patriarcal, monogámico, de amor para toda la vida, sin faltas, sin resquebraduras, que deja de tener la validez de imposición que ha tenido a lo largo de siglos”, dice Catelli a Infobae.
“Celebrar la ruptura en este sentido, -continúa el especialista-, es probablemente un modo de manifestación que legitima celebrar el inicio de una nueva etapa, no necesariamente por una ruptura, sino en tal caso, la posibilidad de celebrar un nuevo inicio en un momento en que esa ruptura no es vivida como en otras épocas que era únicamente e inequívocamente algo negativo”.
Rosalía Álvarez, psicoanalista de pareja y familia, especializada en pareja y familia de la Asociación Psicoanalítica Argentina y de la Asociación Psicoanalítica de internacional, sostiene ante todo que se debe descubrir que tal vez la persona con la que nos casamos y con la cual pensamos que era para siempre, deja de serlo por diversos motivos. “Desde allí puede ser un motivo de festejo, digamos, por haber podido atreverse en esta cosa epocal que vivimos, a realmente poder terminar lo que alguna vez comenzó sin pensar que la vida allí se termina. O tener que soportar una unión para siempre a pesar del sin amor, sin buen sexo o sin proyecto común, o sin momentos de felicidad”, explica a Infobae Álvarez.
“Los festejos se enarbolan en la alegría de concluir con un matrimonio que tal vez haya transcurrido en la plenitud de la pareja y que por múltiples causas han devorado el placer inicial”, dice a Infobae Ana Esther Krieger, psicoanalista miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)
“La celebración puede ser leída como un ritual. Ritual que tiene la intención de un pasaje de una ruptura, un final. Un cambio que no solo sucede en la variante de lo civil. Se trata de un movimiento que refunda al sujeto en su condición deseante. También puede ofertar al divorciado al mundo de la nueva soltería que nunca sera la misma que en los tiempos pasados”, agrega Krieger.
Celebrar la soltería: las mujeres son las que más se animan
Este, dicen, es un fenómeno que atañe más a las mujeres que a los hombres. “El hombre se siente atrapado en una posición de abroquelamiento y prudencia. Creo que toma conciencia despues del distanciamiento, del propio divorcio o la ruptura”, define Krieger.
“Son cada vez más las mujeres que se animan a decir que no son felices, a decir basta de los maltratos que viven. Supongo que esta “basta” y este festejo es más extenso en las mujeres porque en un punto simboliza muchas más cosas que estar con otro proyecto u otra apertura. Sobre todo comparando con nuestras madres u abuelas que no se hubiesen animado ni si quiera a festejar, sino a permitir decir hasta acá llegue”, agrega Álvarez.
¿Podrían llegar a popularizarse este tipo de celebraciones? Es probable que en unos años se haya puesto de moda y se convierta en un evento más como puede ser una despedida de soltera. La gente por lo pronto ya está hablando de esto: ya existe un hashtag, #DivorceParty, que acumula más de 60.000 publicaciones en Instagram. Allí se pueden ver numerosas imágenes de pasteles y dulces que incluyen mensajes como “Feliz divorcio”.
Felicidad, de eso se trata, dice Catelli, de lograr entenderla sobre todas las cosas. “Es partir de una suposición falsa. Que se termine una relación es algo no necesariamente triste. A veces es la liberación de una situación triste, por eso hay motivos de festejar”, dice el especialista.
Y agrega: “Separarse no representa inequívocamente una situacion triste, sino supone un cambio en la vida de una situación a otra, en una época en que perdió legitimidad creer en el amor romántico, pero también opresivo del amor, entre comillas, para toda la vida o más tremendo aún, con el acento de la muerte, como aquella frase de al formula matrimonio, ´hasta que la muertge los separe´”.
Ser legitimo. Quizás este sea el punta pié inicial en una época donde muchas verdades salieron a la luz luego de una crisis sanitaria que nos hizo reflexionar sobre cuestiones simples que tal vez no veíamos.
En esa postal disruptiva, en donde los vínculos se revisan, aparecen la tolerancia según cierra Catelli: ”Salir de un posible sometimiento. Poder legitimar la posibilidad de tolerar los cambios. De darle lugar a nuevas etapas, a nuevas parejas, nuevos estados, donde no es solo cambiar de pareja, sino poder estar solo o sola, vivir ese momento, dar por concluida esa relación y, en ese sentido, un cambio de estado en el sujeto, como modo de aparición de subjetividad totalmente legitimada”.
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