La post pandemia será con “desenfreno sexual”. Aún resuenan las palabras del médico y científico social estadounidense Nicholas Christakis, profesor de la Universidad de Yale y codirector del Yale Institute for Network Science, quien a fines de agosto del año pasado, en tiempos donde parecía comenzar a superarse de a poco el impacto psicológico y social que causó el SARS-CoV-2, el catedrático auguraba este destino para ilustrar uno de los términos más usados dentro del glosario de crisis sanitaria que causó el COVID-19: la nueva normalidad.
“Se esperan años de más libertad sexual y mayor consumo”, machacaba Christakis, quizás decretando el fin de los “usos y costumbres” con los que millones de personas tuvieron que lidiar. Inmersos en el ecosistema tecnológico, muchas personas que no comulgaban hasta el momento con el “me gusta”, le dieron una oportunidad a las apps de citas para entablar relaciones amorosas, una cuestión que ya venía en auge, pero que con la crisis sanitaria tuvo un pico significativo.
Este contexto dio paso también al fenómeno del sexo virtual y el sextech, un universo de placer que conjugó la satisfacción pantalla mediante con el autoplacer a través de distintos dildos, robots y gafas de realidad virtual.
Helen Fisher, antropóloga biológica estadounidense reconocida mundialmente por estudiar el cerebro enamorado, decía a Infobae en febrero de 2021. “Antes de la pandemia las personas conocían a alguien por internet y después salían y se conocían. Pero ahora como la gente no puede salir hay una etapa nueva conocida como video chatting. Entonces, la gente se sigue conociendo en internet pero está bastante tiempo haciendo videollamadas antes de conocer al otro en persona”.
Ahora, después de aquella foto de encierro e incertidumbre, parece que la cosa vuelve a ser un poco como era antes. Si bien las apps de citas se mantienen como preferencia de varios, muchos vuelven al terreno del cara a cara para conocer gente.
Una investigación demostró que a partir del uso de las app de citas, cada vez son más los usuarios que quieren conocer personas en la vida real y ven a las fiestas de solteros como una manera divertida para matchear offline. Según un estudio de la app Inner Circle, el 61% de los usuarios argentinos aseguró que prefiere conocer gente de forma offline. Sin embargo, el 57% siente que, desde que existen las apps de encuentros y redes sociales, las personas son menos sociables en las típicas salidas nocturnas, y el 63% considera que los solteros ponen menos esfuerzo a la hora de iniciar una charla en un bar.
Es por eso que, en la actualidad, cada vez son más los argentinos que opinan que las fiestas de solteros son una excelente oportunidad para conocer a alguien sin una pantalla de por medio y con el mismo deseo: el 93% de los miembros en el país afirmó que iría a una fiesta de solteros para salir de noche, ya que consideran que es un plan divertido (32%) y lo que más se asemeja a coincidir en un lugar con quienes también estén buscando pareja (19%).
El estudio, que incluyó una encuesta realizadas a través de la aplicación de la aplicación a 1949 personas entre el 17.05.22 y el 30.05.22, indicó que los solteros priorizan cada vez más los ambientes descontracturados, la música y los tragos. “Las charlas casuales que pueden entablarse, permiten saber rápidamente si hay afinidad o intereses comunes con la otra persona para matchear offline y organizar una próxima salida”, indicaron.
Del Match a la conquista cara a cara
Pasó mucha agua bajo el puente desde el comienzo de la pandemia. Con los bares y lugares de encuentro abiertos, estos espacios vuelven a ser escenarios donde la gente permite conocerse. “Hay un efecto post pandemia que se presenta como muchas ganas de encuentros presenciales, de salir, de moverse. Casi como un efecto rebote después del encierro. Eso, en un nivel general, por supuesto cada caso luego es distinto”, dice a Infobae Agustina Fernández, Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)
“Los solteros le han encontrado un gusto a la soltería, a la vida puertas adentro en soledad y libertad de hábitos, no andan con tantas ganas de convivencia o de parejas estables. Y en esa misma dirección, prefieren las salidas, incluso las salidas de las pantallas, los encuentros en territorios neutros”, agrega la especialista
La doctora Mónica Cruppi, psicoanalista, miembro de APA, sostiene que se observa un gran agobio y cansancio, como así también cierta impotencia y frustración por parte de los jóvenes y no tan jóvenes, de estar inmersos y viviendo en la dimensión virtual. “Hay necesidad de recuperar el contacto físico con el otro con toda la riqueza afectiva que implica este encuentro, es por ello que hay una tendencia hacia lo presencial. Desde mi punto de vista esto ocurre por lo siguiente: en relación a lo amoroso, la pandemia con el aislamiento preventivo incremento el uso de las apps de citas. Estas forman parte del “mercado del afecto y del deseo”, se encuentran integradas a lo cotidiano, ejercen su influencia a través del uso de algoritmos, que de acuerdo a la búsqueda van ofreciendo distintos perfiles a sus usuarios”, esgrime Cruppi.
Para muchos el uso de estas apps intensificó el pasar de una cita fallida a otra y de una relación a otra. “Potencio el amor líquido. En la clínica analítica observamos: el hartazgo por las relaciones seriales, la alteración de la capacidad de espera y la erosión del deseo en usuarios frecuentes de las Love apps, que van de una a otra relación marcadas por la dicotomía ilusión-desilusión”, dice Cruppi.
Y amplía: “Esto ocurre porque en su dinámica comercial, el mercado amoroso forma un círculo de ilusión y desilusión constante relacionado con lo que ofrece. Algunas de estas aplicaciones presentan un diseño especial que busca disminuir la frustración y el rechazo del usuario, ocultándose detrás de una publicidad engañosa orientada al romanticismo y relaciones duraderas, cuando en realidad lo que esconden es el sexo casual disfrazado de encuentros amorosos, orientados a un gran target de nuestra sociedad donde el denominador común es la soledad”.
Fernández dice que no podría asegurar, en relación a la conquista, que haya algo diferente. “Cada época tuvo sus modos de conquista típicos, lugares de encuentro preferidos por los jóvenes o los solteros, protocolos más y menos formales de cortejo amoroso, etc”, suelta.
Y sigue: “Los usos y costumbres sociales van cambiando y el modo de cortejo es un lugar bien sensible a esos cambios, donde se pueden percibir con mayor nitidez. Si los bailes de antaño, la salida al cine, la discoteca, el parador de playa, el Facebook o el Instagram, son lugares donde se miran y se muestran, se buscan y se encuentran o des encuentran los hombres y mujeres de cada época”.
Cruppi, completa: “En relación a la conquista y como contracara de la impetuosidad de las apps de citas, que no nos ha dado tiempo a desarrollar los recursos yoicos necesarios para lidiar con ello, los efectos de la pandemia han contribuido a que las personas prefieran relaciones más duraderas y menos esporádicas; motivo por el cual se eligen como lugares de encuentro los bares o boliches u otras opciones”.
Es imposible arriesgar si un método u otro primará de acá adelante. La convivencia parece ser un equilibrio con un margen de posibilidades. Lo cierto es que el efecto encierro hizo aflorar y valorar la felicidad y alegría que traen los reencuentros y las reuniones con amigos. “No por zoom u otra plataforma, sino físicas, por la impronta de lo corporal, del contacto físico; de poder expresar los afectos, de poder tocar, abrazar y besar a otro. Lo mismo pasa con lo amoroso, el encuentro físico en un bar o boliche, da lugar a otro tipo de seducción, donde intervienen la mirada, las sensaciones, e impresiones, con momentos compartidos, que dejan una impronta diferente, porque el encuentro no está mediado por la tecnología, y la experiencia con la realidad es directa. En lo presencial el otro se presenta de un modo más real, sin estar catalogado por la información”, finaliza Cruppi.
SEGUIR LEYENDO: