“Vamos hacia una apertura que ya está instalada, pero que aún le falta. De lo anterior, no se vuelve más”. El que habla firme, con 35 años de consultorio a cuestas, es el sexólogo Walter Ghedin. ¿Cuántas consultas habrá recibido este hombre sobre sexo en toda su carrera? Seguramente miles. Y de las más variadas. Sin embargo -dirá-, en el último tiempo, el abanico de posibilidades se abrió como nunca y hay una palabra que, según el especialista, resume el todo del fenómeno: visibilidad.
“Visibilidad es la palabra que engloba tanto al colectivo de la diversidad como a la heterosexualidad”, suelta a Infobae Ghedin para abrir el juego. El sexo como lo conocíamos, el que muchas generaciones vieron con el porno, que basa su narrativa en un hombre dominante, ya es parte de la historia. “Asistimos a nuevas dinámicas en los géneros que influyen no solo en la educación sexual, sino también en lo nuevos vínculos”, explica el sexólogo.
El sexo siempre da de qué hablar. Por exceso, inhibición, “normalidad” o “patología”, exposición pública o intimidad; verborrea para algunos, mutismo para otros, el sexo estará siempre presente en la boca de todos los humanos. “De todas las manifestaciones humanas, la sexualidad ha sido y seguirá siendo objeto de influencia y de constante cambio. Y no solo por la visibilidad social de los colectivos de la diversidad, sino, y fundamentalmente porque la consabida y reinante heterosexualidad está “saliendo del closet” mostrando lo que estaba oculto tras su aparente formalidad y aceptación social”, dice Ghedin.
Pero, ¿por dónde pasa hoy la novedad de este tema tan estudiado como comentado? “Hoy lo novedoso pasa por que la heterosexualidad que se anima a visibilizar prácticas que posiblemente antes estaban ocultas o reservadas para otras orientaciones, y que hoy se visibilizan, como por ejemplo, las relaciones abiertas, las relaciones poliamorosas, los swingers, los tríos, la heteroflexibilidad o la homoflexibilidad”, explica Ghedin.
Para Ghedin, la clave está en que todas estas dinámicas tienen otra entidad a partir de que se rompe con lo binario, en relación a cómo la gente decide autopercibirse en cuanto al género. El sexólogo entonces se pregunta y responde a la vez: “¿Qué pasa cuando se rompen con lo binario? Aparece una diversidad muy amplia de género y también de orientaciones, más allá de la homosexualidad y la heterosexualidad, aparece la bisexualidad que ahora cobra una dimensión muy importante ya como orientación. Y que tiene un cuerpo propio. Ya no es un heterosexual, conservador supongamos, que se encierra en su closet y cada tanto tienen una escapada para ver algo distinto”.
-¿Y cómo es ahora?
-Ese hombre no solo puede tener sexo con otro hombre, o esa mujer con otra mujer; sino que ambos pueden enamorarse de una persona de sexo o género contrario, o del mismo sexo o género. Va más allá de la conducta sexual. Existe hoy una flexibilidad en la orientación heterosexual u homosexual para tener este tipo de relaciones pero luego vuelven a su orientación y destino amoroso, o bien con una persona del sexo contrario, o bien con una persona del mismo sexo.
-Entre tanto nuevo nombre y definición, los márgenes, pareciera, se borran. ¿Cómo influye esta imagen tal vez no del todo clara en el desarrollo de este cambio de paradigma sexual?
-Sí, es cierto, se están borrando. Aún no están totalmente borrados los márgenes. Vamos hacia eso. Vamos hacia borrar los límites de género porque el binarismo ya está roto con la diversidad de géneros. Se trata de una diversidad de géneros que es necesaria por su apertura, su visibilidad y presencia. Hoy hay un abanico de posibilidades cuando se plantea hablar de géneros fluidos, que si se nombra tanto en este momento, es para que la sociedad conozca de qué se trata.
-Tal vez ahí resida la confusión, en la cuestión semántica. Mucha gente, sobre todo personas de generaciones anteriores, no entienden cuando alguien dice: “Soy no binarie”.
-Sí (risas), es así. Pero quizás en un futuro no sea necesario nombrarlos porque ya va a estar instalado el tema. Hoy la persona no binaria o género fluido, lo aclara. Tal vez más adelante no sea necesario. Quizás la gente se confunde ante tantas posibilidades de género y orientación sexual. La realidad es que en la medida que las nombras, visibilizas. En un futuro seremos personas que definimos qué hacer con nuestra vida sexual de acuerdo a nuestros deseos.
En tu nuevo libro hablás de que la heterosexualidad salió del closet, en alusión a la frase que suele otorgarse para cuando una persona homosexual sale a contar qué es lo que le gusta y nos se sabía. ¿Cómo es esta salida?
Sí, elegí ese este título porque sabemos que cuando hablamos de salir del closet nos referimos a la homosexualidad. Y luego a las personas transgénero. Pero la visibilidad de todas estas prácticas en la heterosexualidad hace que salgan también del closet y digan por qué no podemos tener un poliamor, o por qué una pareja, para encontrar variantes y nuevos estímulos, puede incorporar a un tercero. ¿Por qué no? Antes éstas eran cosas ocultas que existían en algunas parejas y hoy es una posibilidad de muchas parejas que se plantean. Lo veo en la consulta, por lo menos evalúan esa fantasía.
-¿Cuál son esas fantasías?
-Tríos por ejemplo. Siempre con acuerdos previos. Lo hacemos pero seguimos siendo pareja, dicen. No es algo espontáneo esto. Las parejas hablan, lo evalúan, llegan a un consenso. Y lo hacen.
-¿Qué otra nueva dinámica o conducta ve?
-La tolerancia a las infidelidades. Más allá de la pareja abierta, hay más tolerancia a la conducta infiel. Antes la infidelidad era juzgada, criticada y generaba un conflicto muchas veces irreversible en los vínculos. Hoy existe más tolerancia. Pasó, ok, igual nos queremos. Seguimos adelante. No se olvida el hecho, pero se comprende mejor dentro de este marco de apertura. Otra cuestión nueva tiene que ver con los cuerpos. El cuerpo está atravesado por ideales socioculturales de cuerpos hegemónicos. Hoy existe, con respecto a los sexual, menos críticas sobre el propio cuerpo. Esto me parece interesante. Los encuentros están menos entrecruzados por el pudor o la inhibiciones corporales.
-¿De qué forma la visibilización de la igualdad de género influye en las nuevas conductas sexuales?
-Influye mucho. Después todos los cambios que viene provocando la movida feminista, más allá de ser un movimiento sociopolítico, influye y atraviesa la subjetividad de hombres y mujeres. La mujer se planta hoy de otra manera. Hablando de los sexual específicamente, una mujer puede pedir lo que le gusta, puede guiar al hombre sin problemas. Pone límites claros en la relación. Todo esto antes lo veíamos con cierto pudor o vergüenza de la mujer, porque se suponía que podía generar un conflicto que podía herir la susceptibilidad de su pareja heterosexual.
- ¿Quien avanza más sobre las nuevas modalidades, el hombre o la mujer?
Las mujeres. La movida es de las mujeres y ahí los hombres no tenemos que poner a la altura. Y acercarnos a esos cambios porque sino nos quedamos atrás. ¿Por qué los hombres no podemos decir qué lindo ese tipo?
-¿Qué pasa con la conquista amorosa?
-¡Ahí hay otro gran cambio! Hoy las personas jóvenes han incorporado nuevas formas de conquista influidas por lo tecnológico. Toda esa movida hace que se conozcan a través de las redes y están menos limitadas por las formalidades clásicas de la conquista. El tema son aquellas parejas de otras generaciones, vamos a decir personas de 40, 50 años o más, que salen al mercado de la conquista y se encuentran con nuevas reglas. No sabe qué hacer ni entienden qué está sucediendo (risas)
-¿Qué lugar ocupan las fobias sexuales hoy?
-Si, así como te hablo de una apertura favorable, también existe la resistencia a los cambios, porque mucha gente no entiende con tanta cosa nueva o hay una moral que cuestiona lo nuevo. Hay que decir que han aumentado las fobias sexuales. Por eso, las relaciones tienen nuevos códigos e interacción y aquella persona que cree o tiene incorporado cierto modelo de relación, no sabe cómo avanzar. Y evita entonces tener contactos amoroso o contactos sexuales porque no sabe cómo hacer para tener un encuentro sexual que sea pleno, porque hubo situaciones de eyaculación precoz, pérdida de la erección o anorgasmia en el caso de las mujeres. Esos determinantes de tener, entre comillas, algún problema en la relación sexual, ya los retraen. Y no se avanza. Entonces dice “lo evito”.
-Aparece la cultura de la soledad en este contexto
-Claro y está marcada por esta cosa de decir “hoy puedo quedarme en mi casa, viendo Netflix, pido delivery, tengo mi teléfono”, etc. Hay una cultura que favorece la evitación.
Ahora, ¿qué pasa con la frecuencia sexual? Pareciera una paradoja porque si bien esta apertura existe hay quienes dicen que la gente tiene menos sexo. ¿Es así?
-Sí, es así. Es una paradoja como decís. Frente a tanta exposición de lo sexual, en lo real, baja el deseo sexual y las personas también se cuestionan cómo las demás pueden y yo no puedo. En las redes lo ves. Los cuerpos se muestran y todo parece felicidad. Pero en la vida real, en la cama, todo eso va en detrimento del deseo. Por eso estamos trabajando mucho en lo que se refiere al deseo por sobre otras cosas que eran más comunes antes. Antes el consultorio estaba plagado de consultas por disfunciones sexuales. Hoy hay mucha consulta que no tienen en sí una disfunción sexual desde lo clínico, sino que viene para mejorar una situación, porque los cuerpos se han distanciado. Sienten que quieren estar juntos pero han perdido esa posibilidad de conectarse y disfrutar el momento de intimidad.
-Qué me dice de la frase, “el sexo está sobrevalorado”?
-Es real, está sobrevalorado. En vez de generar un estímulo para decir todo esto qué bueno que está, vamos a sumarnos a este tren, nos genera mas inhibición.
-¿Y qué hacemos los padres con nuestros hijos? Ellos ya vendrán con otro chip que entiende los cambios de forma totalmente más natural
Si es así. Hay una apertura de los chicos y una apertura necesaria de los padres para poder comunicar qué es eso que está pasando. Porque esa inquietud, esa nueva palabra que traen los chicos a casa, es algo que los padres tienen que ver. Ellos tienen que tener información y argumentos para poder acompañar el cambio.
-Le propongo doctor, un viaje en el tiempo: ¿cómo se imagina la sexualidad de acá a 15, 20 años?
-Vamos hacia una apertura que ya está instalada, pero que aún le falta. De lo anterior no se vuelve más”. Y también la tendencia futura es a relacionarnos con personas más allá de las categorías. Vos te podés enamorar de aspectos de esa persona que resultan atractivos, y no solo lo físico, sino todas las dimensiones. Puede ser una cosa amorosa, romántica o intelectual. Y hasta podes no tener atracción por lo sexual, sino por otros aspectos de la persona, como sucede con la asexualidad que pisa fuerte. Esta es otra de las nuevas orientaciones que dicen “no me siento atraído por otra persona cuando la conozco sino por otras cosa”, que puede ser por cómo nos comunicamos, por cómo es, por lo que sabe en relación a su inteligencia. Hoy el combo viene con otra cosa, ya no es solo el atractivo físico y erótico. Se borran los limites y sí, las categorías son muchas, no binario, genero fluido, asexual hay tantas banderas. ¿Por qué tanto? Yo diría ¿por qué no? Es necesario. Se necesita salir a la calle hacer militancia, visibilizar. Porque para que en el futuro no se no exista tanto nombre, y lo tengas incorporado, primero te tenés que das a conocer.
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